Tolerancia y derechos de los otros
María Pilar Lázaro Torres
Hace unos días leí en este diario un escrito de Pilar Salarrullana, apoyando el 'hijo medicamento'. Comprendo que la pérdida de un hijo es algo muy doloroso y, quizás por ello se ha posicionado y desea convencer de su postura. Pero en estos momentos que están justificándose muchas cosas basándose en los sentimientos, creo prudente recordar que por encima de éstos está la razón. No entro en sus apreciaciones sobre suplantar a Dios, los testigos de Jehová, los nuevos Mengeles, lo que es la vida y la postura ante ella, etc.
Afirma que ese nuevo hijo, que salvaría la vida de su hermano, iba a ser el más deseado y querido. No estoy de acuerdo. Precisamente es en la familia donde se ama a las personas por lo que son. Ese niño enfermo es querido, y mas aún, por el hecho de estar enfermo. El hermanito que se engendraría, tendría una finalidad práctica, no sería querido por sí mismo, sino porque iba a ser «la medicina para su hermano». Y esto es muy triste. Cuando él conozca el motivo por el que vino a la vida, comprenderá que no era querido "por" sí mismo sino "para" la vida de su hermano. Dudo que disfrute cuando lo sepa, porque su vida ha sido tratada como una costosa mercancía, se le ha utilizado y se le someterá a una operación que no necesitaba. ¿Dónde está la dignidad y el respeto por cada ser humano? La tolerancia que atropella los derechos de los otros, no es tolerancia.
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