jueves, septiembre 22, 2011

ORACIÓN POR LOS SACERDOTES



ORACIÓN POR LOS SACERDOTES

Omnipotente y eterno Dios, dígnate mirar el rostro de tu Cristo, el
Eterno y sumo Sacerdote y por el amor a Él, ten piedad de tus
Sacerdotes.
Recuerda, oh Dios misericordioso, que son débiles y frágiles
criaturas. Mantén vivo en ellos el fuego de tu amor. Guárdalos
junto a ti para que el enemigo no prevalezca contra ellos y para que
ningún momento sean indignos de su sublime vocación.

¡Oh Jesús! Te ruego por tus fieles y fervorosos sacerdotes; por tus
sacerdotes que trabajan cerca o en lejanas misiones; por tus
sacerdotes que sufren soledad y desolación; por tus jóvenes
sacerdotes; por tus ancianos sacerdotes; por tus sacerdotes
enfermos; por tus sacerdotes agonizantes; por las almas de tus
sacerdotes que padecen en el Purgatorio.

Pero, sobre todo, te encomiendo a los sacerdotes que me son
queridos; al sacerdote que me bautizó, al que me absolvió de mis
pecados; a los sacerdotes a cuyas misas he asistido y que me dieron
tu Cuerpo y Sangre en la Sagrada Comunión; a los Sacerdotes que me
enseñaron e instruyeron, me alentaron y aconsejaron; a todos los
sacerdotes a quienes me ligan una deuda de gratitud.

¡Oh Jesús! Guárdalos a todos juntos en tu Corazón y concédeles
abundantes bendiciones en el tiempo y la eternidad.
Amen.
 
 



Rosario de Intercesión por los sacerdotes y por las vocaciones a la vida sacerdotal y Consagrada



Rosario de Intercesión por los sacerdotes
y por las vocaciones a la vida sacerdotal y Consagrada


Dedicatoria

Dedico este Rosario y ofrezco mi oración, por todas aquellas personas que, con rectitud de intención y pureza de corazón, a semejanza de la familia de Betania: Marta, María y Lázaro, son auténticos amigos, orantes y benefactores de los sacerdotes de Jesús.

Que Dios los bendiga concediéndoles el ciento por uno a ellos y a sus familias.

Padre Gustavo E. Jamut, OMV
23 de Septiembre, 2009
Fiesta de San Pío de Pietrelcina

¡Piensa siempre que Dios lo ve todo.
 Salva las almas orando siempre!
San Pío de Pietrelcina

Introducción

Este Rosario surgió en un viaje de evangelización que realizamos junto a  un querido amigo, en el cual íbamos a compartir el amor de Dios, con nuestros hermanos de la ciudad de Mar del Plata.

En un momento del viaje, cuando comenzamos a rezar los misterios luminosos del Santo Rosario, este amigo oró pidiéndole a Dios que bendijese a los sacerdotes y a los consagrados; y luego, en cada “Dios te Salve”, fuimos intercalando jaculatorias, en las cuales pedíamos que Dios llegase con sus manos colmadas de gracias hasta los sacerdotes y consagrados que nosotros conocemos; así como también le pedíamos que llegase a aquellos que sin conocerlos, él estaba viendo que tenían mayor necesidad de intercesión. 

De este modo, por más de una hora fuimos orando por quienes están viviendo su vocación con gozo, entusiasmo, fervor, fidelidad y alegría; pero también por aquellos que están necesitados de una especial intervención de Dios en sus vidas para recuperar el primer amor y el suave perfume de la unción que recibieron cuando Cristo Sacerdote les confirió por medio de la imposición de manos del Obispo el increíble privilegio de ser sus sacerdotes; así como también por quienes en la vida religiosa, entregaron su corazón al Esposo y su vida al Maestro, por medio de la profesión perpetua de los Consejos Evangélicos.

Finalmente, oramos por los sacerdotes calumniados y perseguidos, por quienes se encuentran sirviendo en lugares de riesgo, por quienes carecen de muchos medios necesarios para llevar adelante la obra evangelizadora, por quienes se sienten solos, abandonados, traicionados, enfermos y por quienes atraviesan toda clase de luchas y dificultades que solo Dios conoce en profundidad.

De este modo, a medida que el automóvil iba devorando kilómetros, nuestra oración se iba extendiendo y experimentábamos en la atmósfera que nos rodeaba en el interior del auto, la alegría del Señor y de su Madre al orar por sus hijos predilectos.

Tal como solía repetir el Santo Cura de Ars, San Juan María Vianney, y que recuerda el Santo Padre Benedicto XVI en la Carta a los presbíteros del mundo, por el Año Sacerdotal: “El sacerdocio es el amor del Corazón de Jesús”. 

Las luchas

“Porque nuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en el espacio.”
Efesios 6, 12

Quizás este amor preferencial de Jesús hacia los sacerdotes y consagrados, y la importancia que se sigue de su fidelidad y felicidad en Dios y en su ministerio, sea uno de los motivos por lo cual desde que Jesús llamó a los primeros discípulos, satanás no ha cesado de querer destruir a su Iglesia, atacando de manera particular a los sacerdotes de Jesús. 

Satanás, no pudiendo destruir a Dios, ataca a quienes Nuestro Señor más ama, a sus sacerdotes y consagrados. 

Ellos son el bocado preferido del maligno, por lo cual los ataca por todos los flancos posibles; y por lo que ellos necesitan de la oración de protección hecha, no solo por ellos mismos, sino también por todos los laicos de sus comunidades y por todos los católicos.[1]

El maligno intuye cuales son los dolores del sacerdote que aun no han sido totalmente entregados a Dios.  El “mandinga” olfatea las heridas abiertas y que aún no han sido sanadas del todo.  El príncipe de la mentira da vueltas, buscando los puntos débiles por los cuales él puede entrar con sus tentaciones. 

Y el maligno también sabe como tocar y manejar las cuerdas de los enemigos de Dios y de la Iglesia: los Pilatos, los fariseos, los Herodes, los Judas de ayer y de hoy.  Por lo cual Dios nos advierte por los labios de Pedro: Sean sobrios y estén siempre alerta, porque su enemigo, el demonio, ronda como un león rugiente, buscando a quién devorar.” (1º Pedro 5, 8)

Satanás seguramente también conoce la frase de las Escrituras que ilustra una realidad de vida, que lamentablemente pudimos haber visto o experimentado: Herirán al pastor, y se dispersarán las ovejas del rebaño.” (cf. Mateo 26, 31).

Es por esto, que tanto ayer como hoy, Jesús nos sigue repitiendo a todos: sacerdotes, Obispos, religiosos y laicos: Estén prevenidos y oren para no caer en la tentación, porque el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil." (Mateo 26, 41).

Cierto que no podemos pedir no ser tentados.  Las tentaciones forman parte del crecimiento de nuestra vida espiritual y del combate que todos los bautizados tenemos a diario.  Cuando tenemos el propósito de rechazarlas, con la fuerza de Dios y el deseo de ser fieles, ello también es una muestra del amor que sentimos por Jesús, quien nos dice: “Te basta mi gracia, porque mi poder triunfa en tu debilidad”. (2º Corintios 2, 9)

Si Jesús hubiera querido liberarnos de las tentaciones, no nos hubiera enseñado a orar en el Padre Nuestro, con las palabras: “No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal (del maligno)” (Mateo 6, 13).

Pero si él está con nosotros, ya somos vencedores, como nos enseñó el apóstol Pablo: ¿Qué diremos después de todo esto? Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?” (Romanos 8, 31).

Pero aun así no debemos bajar la guardia, ya que Jesús sigue advirtiéndonos a los “Simones Pedros” de hoy:Simón, Simón, mira que Satanás ha pedido poder para zarandearlos como el trigo, pero yo he rogado por ti, para que no te falte la fe. Y tú, después que hayas vuelto, confirma a tus hermanos".” (Lucas 22, 31-32).

Al igual que hace más de dos mil años, ante la confirmación del amor de Pedro que se reencontró con el amor de Jesús (Juan 21, 15-17), el apóstol volvió a recuperar el gozo y las fuerzas de seguir y servir al Maestro, también en la actualidad hay sacerdotes que vuelven a recuperar el fervor y la motivación del llamado de Dios.  Y este regresar suele darse con mayor madurez, unción, gozo y entrega.

Algunas de las mayores alegrías en mi vida sacerdotal, han sido cuando en consonancia con el carisma del Venerable padre Bruno Lanteri, fundador de mi Congregación, Oblatos de la Virgen María, he podido colaborar de diversas maneras, en que algunos sacerdotes del Señor recuperarán la alegría que surge de la fuerza motivadora de haber puesto la propia vida en las manos del Señor.

Yo creo sinceramente que ya está pasando para la gran mayoría de los sacerdotes la crisis llamada “postconciliar”, y otras crisis que han sido catalogadas con diferentes nombres.  Y que todo lo sufrido en los últimos decenios puede aportarnos una nueva luz, madurez y fervor. 

Así como quienes “huelen” la lluvia que se aproxima, yo “huelo” que está llegando a nuestra amada Iglesia una renovación sacerdotal y una nueva primavera de vocaciones, más concientes que en el pasado, de lo que significa entregar la vida a Cristo.  

Esta conciencia surge de la comprensión de que entregar en la vida religiosa o en el sacerdocio la vida a Cristo, no es un viaje de primavera por florecidas campiñas, sino parte de un combate espiritual que exige el seguir  muriendo cada día a nosotros mismos y abrazar con alegría la cruz del Señor, en el servicio a nuestros hermanos.

Oración Intercesora
 “Dime cuanto oras por tu sacerdote y te diré que clase de sacerdote tienes”

Este Rosario quiere ser una simple guía para hacer una oración de intercesión, ya que los católicos creemos en el poder de orar los unos por los otros, tal como afirma Santiago cuando dice: “oren los unos por los otros, para ser curados. La oración perseverante del justo es poderosa.” (Santiago 5, 16).

El arzobispo de la Arcuidiócesis de Buenos Aires, el Cardenal Jorge Mario Bergoglio, cuando uno se despide de él suele decir: “oren por mi”, o “reza por mi”, reafirmando la necesidad que también tienen los obispos, al igual que tenemos los religiosos y los sacerdotes, de que oren por nosotros.

Con frecuencia, después de que he predicado un retiro espiritual en el cual ha habido mucho combate espiritual, o a continuación de haber celebrado una misa para orar por los enfermos y afligidos, en donde se han dado liberaciones y el Señor ha realizado sanaciones, yo suelo pedirle a algunos servidores que oren por mí.  Y les aseguro que enseguida puedo comenzar a experimentar el efecto restaurador de tal oración.

Un autor anónimo, al escribir sobre la oración de Intercesión, dijo:

Hay un lugar dónde usted puede tocar los ojos de hombres ciegos y cambiarlos instantáneamente en visión perfecta;
¡Hay un lugar dónde usted puede decir “Levántese!”, a los cautivos agonizantes, atados en cadenas de noche.
Hay un lugar dónde usted puede alcanzar el depósito de oro acumulado y librarlo para el Señor;
Hay un lugar en alguna tierra distante, donde usted puede enviar el obrero y la Palabra;
Hay un lugar dónde el poder resistente del cielo sensiblemente se mueve a causa de su súplica insistente;
Hay un lugar - una hora secreta silenciosa - donde el propio Dios desciende y lucha por usted.
¿Dónde está ese lugar secreto?
¿Usted pregunta dónde?
¡Oh alma, es el lugar secreto de la oración!

Ten presente la promesa que Jesús nos ha hecho, cuando dijo: Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá.” (Mateo 7, 7-8).

Confía en el poder que Dios ha querido darle a tu oración.  Con ella permites que sucedan cosas positivas por la intervención directa de Dios.

Si hay algo que no te gusta de tu párroco, religiosos o laicos conocidos, no lo solucionarás con la crítica, el chisme o la queja, o alejándote de la Iglesia.  Así solo le estarás dando gusto a satanás.  Comienza a orar con la confianza puesta en Dios y en María; pide para ti el don de la misericordia y  el verdadero amor meditando 1º Corintios 13; si Dios muestra una ocasión favorable dialoga con esa persona; ten gestos efectivos de amor concreto; y recuerda que todos nosotros necesitamos que el Señor nos quite la viga del propio ojo, antes de censurar la paja del ojo ajeno (cf. Mateo 7, 3).

Yo creo que el Señor sabe recompensar a quienes dan de beber por medio de la intercesión a sus hijos dilectos, ya que el mismo Jesús lo prometió cuando dijo: “Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé de beber un vaso con agua por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo.” (Marcos 9, 41)

Y también, según la versión de san Mateo:

“Les aseguro que cualquiera que dé de beber, aunque sólo sea un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños por ser mi discípulo, no quedará sin recompensa". (Mateo 10, 42).

Recién en la eternidad, junto a Dios, sabrás cuantas veces diste de beber por medio de la oración de intercesión y de los gestos concretos de amor y de desinteresada colaboración hacia tus sacerdotes, consagrados y Obispos.  Entonces Jesús te mirará a los ojos y de sus labios seguramente escucharás decir: “'Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber” (Mateo 25, 34-35)

Los Sacerdotes somos esos hombres[2]

ESOS HOMBRES que subimos solos a los altares y bajamos con todos a la calle y a las plazas.
ESOS HOMBRES que, para algunos, somos los que siempre tenemos razón. Y que, para otros, somos los que tenemos la culpa de todo.
ESOS HOMBRES Y, en realidad, no somos más que … ESOS HOMBRES.
SOMOS ESOS HOMBRES que nos metemos en un lío descomunal de querer continuar nada menos que la obra de Cristo y …claro, tantas veces lo hacemos mal..
Porque no somos más que ESOS HOMBRES.
SOMOS ESOS HOMBRES que queremos pedirles perdón a los cristianos, a todos los hombres, por lo mal que manejamos las enormes y estupendas cosas de Dios…
Que les pedimos que tengan un poco de paciencia con nosotros, y que recen mucho hoy y siempre, pero especialmente hoy, por nosotros.
PORQUE NO SOMOS MAS QUE…ESOS HOMBRES.

“Si existen buenas ovejas habrá también buenos pastores, pues de entre las buenas ovejas salen buenos pastores.”
San Agustín
Sermón 46

1º Misterio
En este Misterio oramos por todos los Obispos de nuestra Iglesia Católica

"Estos son tus padres y verdaderos pastores, que te fundaron para que te insertaras en el reino celestial"
San León Magno (Sermo I in Nat. App Petri et Pauli, c I: PL 54, 422).

Del Documento  sobre los Obispos
“Pastores Gregis” de Juan Pablo II

“Los Pastores de la grey son conscientes de que, en el cumplimiento de su ministerio de Obispos, cuentan con una gracia divina especial. En el Pontifical Romano, durante la solemne oración de ordenación, el Obispo ordenante principal, después de invocar la efusión del Espíritu que gobierna y guía, repite las palabras del antiguo texto de la Tradición Apostólica: «Padre Santo, tú que conoces los corazones, concede a este servidor tuyo, a quien elegiste para el episcopado, que sea un buen pastor de tu santa grey».  Sigue cumpliéndose así la voluntad del Señor Jesús, el Pastor eterno, que envió a los Apóstoles como Él fue enviado por el Padre (cf. Jn 20, 21), y ha querido que sus sucesores, es decir los Obispos, fueran los pastores de su Iglesia hasta el fin de los siglos.”

Hay en España necesidad pastoral al postaborto desde la Iglesia y frutos de sanación que el Señor nos está regalando


Responsable del Proyecto Raquel habla del posaborto

VICENTE LUIS GARCÍA | Dar vida y salvar vidas, material y espiritualmente. Así se resume el leitmotiv de María José Mansilla, madre de dos hijos y promotora de la implantación en España del Proyecto Raquel, que lucha contra el aborto desde una estructura eclesial.

Durante el tiempo en que atendía mujeres embarazadas con problemas en su quehacer diario, profundizó en la «dimensión social y espiritual» del aborto, lo que le llevó a contactar con el Movimiento Pro Vida. De entre los casos que conoció, hubo uno que marcó su futuro: «Era una chica a la que iban a realizar un aborto y lo justificaban por la enfermedad que padecía y que los médicos argumentaban que era incompartible con el embarazo».

Esa enfermedad era la PTI (púrpura trombocitopénica idiopática), la misma que padece María José, madre de dos criaturas. Su inmediata reacción fue: «Yo tengo que hablar con esa chica y decirle que la están engañando, que aquí están mis hijos para demostrarlo».

Tiempo más tarde y de la mano de Esperanza Puente, de Red Madre, María José se implicó más en Pro Vida y comenzó su labor como ‘rescatadora’: “Tomé conciencia de que toda esta labor, sin Dios, se quedaba muy coja. Si Dios no sana sus heridas y ella no se encuentra con la misericordia y el perdón de Dios, la labor psicológica no es suficiente”.

Atención pastoral

«Ahora –afirma– soy cada vez más consciente de la necesidad que hay en España de la atención pastoral al postaborto desde la Iglesia y también de los maravillosos frutos de sanación que el Señor nos está regalando. Realmente, estas mujeres vuelven a la vida.»

Un dato significativo: «Ninguna mujer me ha dicho: ‘No quiero tener al niño’. Siempre dicen: ‘No puedo’. Por otro lado, tampoco he conocido a nadie que se haya arrepentido de dar a luz a una nueva criatura y, sin embargo, a diario recibo a personas destrozadas por no haberlo tenido».



Proyecto Raquel ayuda en el post aborto

Abra para leeer el artículo completo



domingo, septiembre 04, 2011

Ven ¡quedas limpio! Get clean

Más que limpios, hijos muy amados. Lo encontré en En todos los medios que a su vez lo tomó de Análisis y actualidad. Gracias a ellos