sábado, febrero 26, 2005

COMPADECERSE DEL PAPA

CUANDO se reclama la renuncia del Papa suelen invocarse razones de compasión. Su deterioro físico promueve lástima; y esa lástima impulsa a algunos a solicitar que se ahorren padecimientos a un viejo que, a cada día que pasa, incorpora nuevos achaques a su profuso historial clínico. Al menos, retirado de su ministerio -se afirma-, podrá consumir sus postrimerías más apaciblemente. Esta argumentación adolece, sin embargo, de incongruencia: pues compadecer el sufrimiento de alguien no consiste en lamentarlo, sino, sobre todo -como la propia etimología de la palabra indica-, en comprenderlo, en hacerse partícipe de ese sufrimiento. Para llegar a sentir verdadera compasión hemos de meternos en el pellejo del que sufre; compadecer desde la lejanía quizá sea una coartada que nos sirva para posar de solidarios ante la galería, pero es una actitud en sí misma falsorra, una contradictio in terminis. Visto desde fuera, el sufrimiento del Papa puede antojársenos inútil, estéril, absolutamente ininteligible; y entonces, para descifrarlo, hemos de recurrir a explicaciones que no penetran su verdadera naturaleza; explicaciones que suelen quedarse en la cáscara -la ostentosa decrepitud de un anciano aferrado patéticamente al cargo- y que, por lo tanto, se aderezan con una munición de mentecateces de diverso pelaje: que si el Papa es rehén de sus validos, temerosos de ser relegados si su valedor los abandona; que si el Papa está dispuesto a alargar con su agonía la agonía de la Iglesia; que si oscuros pero poderosísimos grupúsculos integristas lo obligan a seguir en la brecha para afianzar y extender su influencia, etcétera, etcétera.

En todas estas explicaciones subyace un fondo de incomprensión (de falta de compasión) hacia el significado último de tanto sufrimiento. La banalidad contemporánea no puede -o no quiere- admitir que el Papa desempeña una misión espiritual en la cual el dolor forma parte de una encomienda divina. Sólo así resulta inteligible su resistencia. El Papa, como hombre mortal que es, estaría encantado de recoger el petate y retirarse a una villa campestre, atendido por una legión de chambelanes solícitos; pero antepone su misión sobre los achaques de la carne, porque esa misión la inspira una fuerza más poderosa que el declinar de su naturaleza. No creo que ni siquiera sea necesario creer en Dios para comprender esa perseverancia en el sacrificio; basta con entender que existen vocaciones que enaltecen el barro con el que estamos fabricados. A la postre, la resistencia agónica del Papa al dolor es un caso notorio de supremacía del espíritu; pero quizá una época empeñada en acallar o negar el espíritu no pueda compadecer ese gesto.

El Papa titulaba uno de sus libros más recientes con las palabras que Jesús dirigía a sus discípulos dormilones en el huerto de Getsemaní: «¡Levantaos! ¡Vamos!». La comprensión cabal del Papado de Juan Pablo II exige que nos detengamos en la lectura de este pasaje evangélico, donde nos enfrentamos a la naturaleza rabiosamente humana de Jesús, angustiado ante la proximidad de la cruz. Como Jesús, el Papa preferiría apartar de sí el cáliz de dolor que se le tiende; pero, aunque su alma está «triste hasta la muerte» -como reconocía Jesús, mientras sudaba sangre-, entiende que su voluntad no cuenta, que existe otra voluntad suprema a la que debe obedecer, aunque al acatar ese mandato sepa que está inmolándose. En esa inmolación generosa en la que el hombre entrega su hálito por mejor servir la misión que le ha sido encomendada reside el misterio de la fe; en esa comprensión del hombre como recipiente de misiones que exceden su mera envoltura carnal se cifra la epopeya interior de Juan Pablo II.

Compadezcámoslo desde dentro, respirando por su misma herida luminosa.
Por Juan Manuel DE PRADA

viernes, febrero 25, 2005

Amor, con mayúsculas



Acabamos de celebrar el Día de los Enamorados y querría hacer unas reflexiones sobre el 'Amor', con mayúscula. Es algo grande, aunque se ha trastocado esa palabra tanto, que parece cosa de nuestros abuelos o de siglos pasados, vivir un noviazgo limpio y alegre entre dos jóvenes que dicen quererse, para llegar después a un matrimonio y formar una familia, basada en la fidelidad y el respeto mutuo.

Claro que basta abrir los ojos para darse cuenta de que el amor entre un hombre y una mujer, atraviesa en estos momentos una terrible crisis. Decía un santo de nuestros días que el amor crece a medida que pasa el tiempo. Aunque haya penas y contrariedades, esas dificultades no tienen por qué enfriar y acabar con el amor, cuando es verdadero.

La fidelidad entre dos personas que se quieren de verdad, es una maravilla, que hay que hacer comprender a esta estupenda juventud que bulle a nuestro alrededor, porque siendo generosos, solidarios y comprensivos, no tienen la formación y la fortaleza suficiente, para evitar copiar lo que ven en el cine o la televisión.

El noviazgo es para conocerse: conocer el carácter, modo de ser y pensar de la otra persona y respetarse. Actualmente se ve como natural mantener relaciones sexuales durante el noviazgo y, eso es precisamente lo menos adecuado para llegar a un matrimonio donde prime el amor del uno por el otro. El compromiso del matrimonio es serio, y cito palabras de Juan Pablo II: «Un hogar no se puede alimentar del fuego del placer, que se consume rápidamente, como un puñado de hierba seca».

Hoy vivimos en una sociedad que siembra la duda respecto a la idea del comprometerse en el nombre del amor, con la fidelidad en la vida cotidiana. Los enamorados, cuando se quieren de verdad, saben comportarse y respetarse con todo el cariño del mundo y ser felices. También es verdad que para vivir así en estos tiempos, han de ir contra corriente, pero merece la pena para tener una vida matrimonial sin sobresaltos, dudas o temores. Mucha gente normal vive así y no llama la atención, ni acapara los periódicos, porque un matrimonio consolidado no vende, pero sí previene muchos problemas de índole social y educativa, que empiezan a proliferar.

Tendrían que esforzarse padres y educadores en inculcar valores, que eviten entre la gente joven esos fines de semana y esas movidas, que les deterioran y, desde luego, no les hace felices. Animo a todos a poner manos a la obra.

jueves, febrero 24, 2005

¿Sabías que...

Para que vea Jesús que yo también estoy en la onda...
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El Papa vuelve a ser hospitalizado en el Policlínico Gemelli por una recaída en su gripe


ROMA, 24 Feb. (EUROPA PRESS)

El Papa Juan Pablo II volvió hoy a ser hospitalizado en el Policlínico Gemelli, donde estuvo ingresado diez días por complicaciones respiratorias, debido a una recaída en su gripe, según anunció el Vaticano.

El portavoz del Vaticano, Joaquín Navarro Valls, declaró que debido a una "recaída" del síndrome gripal es necesaria "una oportuna asistencia de especialistas y posteriores análisis".

El Pontífice tenía que haber oficiado hoy el consistorio en el que se anunciarán las fechas de santificación de cinco nuevos santos pero no asistió a la ceremonia.

El Papa fue hospitalizado el pasado 1 de febrero por una laringotraqueitis aguda que le había provocado algunas crisis respiratorias y estuvo ingresado hasta el 10 de febrero.

Ayer, el Vaticano anunciaba que el Papa no participaría en la audiencia publica general ni se asomaría a la ventana para saludar a los fieles debido al frío. El Pontífice realizó una breve aparición a través de una videconferencia en la que apareció en buenas condiciones de salud.

miércoles, febrero 23, 2005

De Togo a Granada, guiado por la Providencia

“Con ocho años abandoné Togo, camino de Francia. A los doce años volví a mi país, aunque me trasladé a estudiar a Costa de Marfil. Yo pensaba que España era un país lleno de toros, ángeles y santos. Tras conocer el Opus Dei vi que el santo... podía ser yo”. Testimonio de Ramón Takely, togolés, supernumerario del Opus Dei.

Tengo 23 hermanos. Nací en Togo donde mis padres me transmitieron una educación cristiana en un país de mayoría católica. Los domingos no encuentras nunca un sitio libre en la Misa. Cuando era pequeño, pensaba que España era un país lleno de toros, ángeles y santos. Desde joven esa idea es la que tenía en mi cabeza. Y claro, tampoco España era realmente así. Pero cuando conocí el Opus Dei en Granada pensé que la santidad estaba cerca, y que no iba descaminado en que el santo... podía ser yo.

Ahora, con 43 años, una mujer y dos niños, intento vivir un cristianismo cercano, del día a día. La historia no es muy larga. Abandoné Togo con ocho años camino de Francia, ya que es el destino habitual de los togoleses.

Regresé de nuevo al continente africano a los doce años. Entonces viví en Costa de Marfil, donde terminé bachillerato. Como quería estudiar en la universidad, me enviaron de nuevo a Francia. Así que estuve en Marsella con una beca de la UNESCO. A los tres años decidí acabar los estudios más al sur... por lo que me trasladé hasta la Universidad de Granada para licenciarme en filología francesa y en pedagogía.

Al final, entre tanto mareo de viajes y países, “me he quedao aquí, en Graná”. Han pasado casi doce años desde que llegué al final de este viaje. Para mí fue una maravilla poder terminar mis estudios universitarios en esta ciudad andaluza, aunque los primeros meses fueron duros. Me costó el acento. Como la gente se come tantos finales de palabra, estaba a dos velas y al principio recuerdo, por ejemplo, que un señor me dijo “na de na” y estuve preguntándome seis meses por aquella expresión “na de na”, hasta que ya capté su significado.

Mientras tanto, proseguía mis estudios. En la Facultad de Pedagogía conocí a una religiosa (sor Milagros) quién me apoyó en mi formación católica y a través de ella contacté con otros españoles que tenían interés por recibir formación e impartir catequesis. Así es como conocí a Inmaculada, mi mujer con la que me casé tres años después.

No es casualidad, es providencia

Durante un tiempo me dediqué a trabajar impartiendo clases particulares de francés e inglés. Un alumno me habló del Opus Dei. Al cabo de otros tres años, no sé porqué (la casualidad no existe: en África lo llamamos providencia) comencé trabajar en el colegio Mulhacén, en el que el Opus Dei se hace cargo de la formación religiosa.

En el colegio me llamó la atención el afecto humano de la gente hacia los demás. No te dan una cara falsa, se abren de corazón. Y eso me impactó de las personas del Opus Dei. Un amigo me prestó un libro, charlamos... Así que pensé que, si esto no era casualidad, me pregunté: ¿qué puedo hacer yo por Dios, por los demás y por mi familia? Me di cuenta de que en Granada si había encontrado a mi mujer y mi carrera, también podría encontrar más fuerza en Dios.

Hoy soy del Opus Dei. Mi mujer no lo es, pero se da cuenta de que ser del Opus Dei es una entrega de servicio a la familia y a los demás gracias al de Arriba. No hago cosas raras. Rezo cuando debo y trabajo cuando me toca, y cansado por las noches cuando llego a casa les cuento cuentos a mis hijos.

Togo y el mensaje cristiano del Opus Dei

David y Sergio, con cinco y tres años y medio me miran con los ojos abiertos y así pienso que hace Dios. Nos educa en sus misterios mientras nos pasmamos. Nos cuenta la vida pero sin pedir explicaciones a cambio. A eso lo llaman fe ¿no?

Quizá hoy sea el único togolés del Opus Dei en el mundo, pero eso no importa, porque en el futuro rezo para que haya muchas más personas que se acerquen a Dios a través de esta institución de la Iglesia. A principios de este curso académico conocí en Torreciudad al Prelado del Opus Dei, Javier Echevarría, y estuve a punto de hacerle una pregunta sobre de la labor de la Obra en Togo, un país que acogería muy bien el espíritu cristiano del trabajo cotidiano.

De momento, como yo soy el único Opus Dei de Togo en todo el mundo, he puesto en marcha una pequeña fundación. Un proyecto personal para ayudar a que niños desfavorecidos puedan escolarizarse en la escuela y ser educados cristianamente: es la Fundación Takely. De esta forma, espero confío en que en Togo y desde Togo siempre haya más canteras de ángeles y santos.

«Alguien desvió esta bala»: Juan Pablo II recuerda el atentado

En su libro «Memoria e identidad», publicado este miércoles

MADRID/ROMA, miércoles, 23 febrero 2005 (ZENIT.org).- Este miércoles, la publicación simultánea en Italia, Alemania, Brasil y España del quinto libro de Juan Pablo II --«Memoria e Identidad. Conversaciones al filo de dos milenios»-- permitirá a cientos de miles de personas conocer de primera mano los sentimientos del Papa cuando sufrió el atentado en 1981, una experiencia que él mismo comparte en sus páginas junto a su secretario personal, monseñor Stanislaw Dziwisz.

El libro es fruto de conversaciones del Papa con los filósofos polacos Józef Tischner y Krzysztof Michalsk en los jardines de Castelgandolfo en el verano del 1993. A este material, el Santo Padre ha añadido o reelaborado algunos pasajes del volumen. Recoge en conjunto reflexiones sobre las grandes cuestiones de nuestro tiempo.

La editorial italiana «Rizzoli» tiene los derechos internacionales del volumen. De su lanzamiento este miércoles en español se ha encargado «La Esfera de los Libros» (www.esferalibros.com).

A continuación publicamos íntegras las páginas del relato del atentado contra el Santo Padre, qué significó para él y su reflexión sobre las «proporciones gigantescas» del mal en el siglo XX, las redes del terror que hoy amenazan a millones de inocentes y finalmente sobre el sentido del sufrimiento, que abre las puertas a la esperanza, pues «no existe mal del que Dios no pueda obtener un bien más grande».

* * *



EPÍLOGO



La última conversación tuvo lugar en el pequeño comedor del palacio pontificio de Castel Gandolfo. Participó también el secretario del Santo Padre, monseñor Stanislaw Dziwisz.

«Alguien desvió esta bala»



¿Cómo se desarrollaron verdaderamente los hechos de aquel 13 de mayo de 1981? El atentado y todo lo que comportó, ¿no revelaron alguna verdad sobre el papado, tal vez olvidada? ¿No se podría leer en ellos un mensaje peculiar de su misión personal, Santo Padre? Usted visitó en la cárcel al autor del atentado y se encontró con él cara a cara. ¿Cómo ve hoy aquellos sucesos, después de tantos años? ¿Qué significado han tenido en su vida el atentado y los demás acontecimientos relacionados con él?

Juan Pablo II: Todo esto ha sido una muestra de la gracia divina. Veo en ello una cierta analogía con la prueba a la que fue sometido el cardenal Wyszynski durante su prisión. Sólo que la experiencia del primado de Polonia duró más de tres años, mientras que la mía fue más bien breve, apenas unos meses. Agca sabía cómo disparar y disparó ciertamente a dar. Pero fue como si alguien hubiera guiado y desviado esa bala...

Stanislaw Dziwisz: Agca tiró a matar. Aquel disparo debería haber sido mortal. La bala atravesó el cuerpo del Santo Padre, hiriéndolo en el vientre, en el codo derecho y en el dedo índice izquierdo. El proyectil cayó después entre el Papa y yo. Oí dos disparos más, y dos personas que estaban a nuestro lado cayeron heridas.
Pregunté al Santo Padre: «¿Dónde?» Contestó: «En el vientre.» «¿Le duele?» «Duele.»
No había ningún médico cerca. No había tiempo para pensar. Trasladamos inmediatamente al Santo Padre a la ambulancia y a toda velocidad fuimos al Policlínico Gemelli. El Santo Padre iba rezando a media voz. Después, ya durante el trayecto, perdió el conocimiento.
Varios factores fueron decisivos para salvar su vida. Uno de ellos fue el tiempo, el tiempo empleado para llegar a la clínica: unos minutos más, un pequeño obstáculo en el camino, y hubiera llegado demasiado tarde. En todo esto se ve la mano de Dios. Todos los detalles lo indican.

Juan Pablo II: Sí, me acuerdo de aquel traslado al hospital. Estuve consciente poco tiempo. Tenía la sensación de que podría superar aquello. Estaba sufriendo, y esto me daba motivos para tener miedo, pero mantenía una extraña confianza.
Dije a don Stanislaw que perdonaba al agresor. Lo que pasó en el hospital, ya no lo recuerdo.

Stanislaw Dziwisz: Casi inmediatamente después de la llegada al policlínico llevaron al Santo Padre al quirófano. La situación era muy grave. Su organismo había perdido mucha sangre. La tensión arterial bajaba dramáticamente, el latido del corazón apenas era perceptible. Los médicos me sugirieron que administrara la Unción de los Enfermos al Santo Padre. Lo hice de inmediato.

Juan Pablo II: Prácticamente estaba ya del otro lado.

Stanislaw Dziwisz: Después hicieron al Santo Padre una transfusión de sangre.

Juan Pablo II: Las complicaciones posteriores y el retardo en todo el proceso de restablecimiento fueron, después de todo, consecuencias de aquella transfusión.

Stanislaw Dziwisz: El organismo rechazó la primera sangre. Pero se encontraron médicos del mismo hospital que donaron su propia sangre para el Santo Padre. Esta segunda transfusión tuvo éxito. Los médicos hicieron la operación sin muchas esperanzas de que el paciente sobreviviría. Como es comprensible, no se preocuparon para nada del dedo índice traspasado por la bala. Me dijeron: «Si sobrevive, ya se hará algo después para resolver este problema.» En realidad, la herida del dedo cicatrizó sola, sin ninguna intervención particular.
Después de la operación, llevaron al Santo Padre a la sala de reanimación. Los médicos temían una infección que, en aquella situación, podía ser fatal. Algunos órganos internos del Santo Padre estaban gravemente afectados. La operación fue muy difícil. Pero, finalmente, todo cicatrizó perfectamente y sin complicaciones, aunque todos saben que éstas son frecuentes tras una intervención tan compleja.

Juan Pablo II: En Roma el Papa moribundo, en Polonia el luto... En mi Cracovia, los estudiantes organizaron una manifestación: la «marcha blanca.» Cuando fui a Polonia, dije: He venido para agradeceros la «marcha blanca». Estuve también en Fátima para dar gracias a la Virgen.
¡Dios mío! Esto fue una dura experiencia. Me desperté sólo al día siguiente, hacia el mediodía. Y dije a don Stanislaw: «Anoche no recé Completas.»

Stanislaw Dziwisz: Para ser más exactos, usted, Santo Padre, me preguntó: «¿He rezado ya Completas?» Porque pensaba que todavía era el día anterior.

Juan Pablo II: No me daba cuenta alguna de todo lo que sabía don Stanislaw. No me decían que la situación era tan grave. Además, había estado inconsciente durante bastante tiempo.
Al despertar, me hallaba incluso de bastante buen ánimo. Por lo menos al principio.

Stanislaw Dziwisz: Los tres días siguientes fueron terribles. El Santo Padre sufría muchísimo. Porque tenía drenajes y cortes por todos los lados. No obstante, la convalecencia seguía un proceso muy rápido. A comienzos de junio, el Santo Padre volvió a casa. Ni siquiera tuvo que seguir una dieta especial.

Juan Pablo II: Como se ve, mi organismo es bastante fuerte.

Stanislaw Dziwisz: Algo más tarde, el organismo fue atacado por un virus peligroso, como consecuencia de la primera transfusión o tal vez del agotamiento general. Se había suministrado al Santo Padre una enorme cantidad de antibióticos para protegerlo de la infección. Pero eso redujo notablemente sus defensas inmunológicas. Comenzó a desarrollarse así otra enfermedad. El Santo Padre fue llevado de nuevo al hospital.
Gracias a una terapia intensiva, su estado de salud mejoró de tal manera que los médicos estimaron que se podía acometer una nueva operación para completar las intervenciones quirúrgicas realizadas el día del atentado. El Santo Padre escogió el 5 de agosto, el día de Nuestra Señora de las Nieves, que en el calendario litúrgico figura como el día de la Dedicación de la Basílica de Santa María la Mayor.
También aquella segunda fase fue superada. El 13 de agosto, tres meses después del atentado, los médicos emitieron un comunicado en el que informaban de la conclusión de los cuidados clínicos. El paciente pudo regresar definitivamente a casa.
Cinco meses después del atentado, el Papa volvió a asomarse a la plaza de San Pedro para recibir de nuevo a los fieles. No demostraba sombra alguna de temor ni de estrés, por más que los médicos hubieran advertido de esta posibilidad. Dijo entonces: «Y de nuevo me he hecho deudor de la Santísima Virgen y de todos los santos Patronos. ¿Podría olvidar que el evento en la plaza de San Pedro tuvo lugar el día y a la hora en que, hace más de sesenta años, se recuerda en Fátima, Portugal, la primera aparición de la Madre de Cristo a los pobres niños campesinos? Porque, en todo lo que me ha sucedido precisamente ese día, he notado la extraordinaria materna protección y solicitud, que se ha manifestado más fuerte que el proyectil mortífero.»

Juan Pablo II: Durante el tiempo de Navidad de 1983 visité al autor del atentado en la cárcel. Conversamos largamente. Alí Agca, como dicen todos, es un asesino profesional. Esto significa que el atentado no fue iniciativa suya, sino que algún otro lo proyectó, algún otro se lo encargó. Durante toda la conversación se vio claramente que Alí Agca continuaba preguntándose cómo era posible que no le saliera bien el atentado. Porque había hecho todo lo que tenía que hacer, cuidando hasta el último detalle. Y, sin embargo, la víctima designada escapó de la muerte. ¿Cómo podía ser?
Lo interesante es que esta inquietud lo había llevado al ámbito religioso. Se preguntaba qué ocurría con aquel misterio de Fátima y en qué consistía dicho secreto. Lo que más le interesaba era esto; lo que, por encima de todo, quería saber.
Mediante aquellas preguntas insistentes, tal vez manifestaba haber percibido lo que era verdaderamente importante. Alí Agca había intuido probablemente que, por encima de su poder, el poder de disparar y de matar, había una fuerza superior. Y, entonces, había comenzado a buscarla. Espero que la haya encontrado.

Stanislaw Dziwisz: Considero un don del cielo el milagroso retorno del Santo Padre a la vida y a la salud. El atentado, en su aspecto humano, sigue siendo un misterio. No lo ha aclarado ni el proceso, ni la larga reclusión en cárcel del agresor. Fui testigo de la visita del Santo Padre a Alí Agca en la cárcel. El Papa lo había perdonado públicamente ya en su primera alocución después del atentado. Por parte del prisionero nunca le he oído pronunciar las palabras: «Pido perdón.» Le interesaba únicamente el secreto de Fátima. El Santo Padre recibió varias veces a la madre y los familiares del ejecutor, y con frecuencia preguntaba por él a los capellanes del instituto penitenciario.
En el aspecto divino, el misterio consiste en todo el desarrollo de este acontecimiento dramático, que debilitó la salud y las fuerzas del Santo Padre, pero que en modo alguno aminoró la eficacia y fecundidad de su ministerio apostólico en la Iglesia y en el mundo.
Pienso que no es ninguna exageración aplicar en este caso el dicho: «Sanguis martyrum semen christianorum». Tal vez había necesidad de esta sangre en la plaza de San Pedro, en el lugar del martirio de muchos de los primeros cristianos.
El primer fruto de esta sangre fue sin duda la unión de toda la Iglesia en la gran oración por la salud del Papa. Durante toda la noche después del atentado, los peregrinos venidos para la audiencia general y una creciente multitud de romanos rezaban en la plaza de San Pedro. Los días sucesivos, en las catedrales, iglesias y capillas de todo el mundo, se celebraron misas y se elevaron plegarias por la recuperación del Papa. El mismo Santo Padre decía a este respecto: «Me resulta difícil pensar en esto sin emoción. Sin una profunda gratitud para todos. Hacia todos los que el día 13 de mayo se reunieron en oración. Y hacia todos los que han perseverado en ella durante este tiempo [...]. Estoy agradecido a Cristo Señor y al Espíritu Santo, el cual, mediante este evento, que tuvo lugar en la plaza de San Pedro el día 13 de mayo a las 17.17, ha inspirado a tantos corazones para la oración común. Y, al pensar en esta gran oración, no puedo olvidar las palabras de los Hechos de los Apóstoles que se refieren a Pedro: “La Iglesia oraba insistentemente a Dios por él” (Hch 12, 5)».3

Juan Pablo II: Vivo constantemente convencido de que en todo lo que digo y hago en cumplimiento de mi vocación y misión, de mi ministerio, hay algo que no sólo es iniciativa mía. Sé que no soy el único en lo que hago como Sucesor de Pedro.
Pensemos, por ejemplo, en el sistema comunista. Ya he dicho precedentemente que su caída se debió principalmente a los defectos de su doctrina económica. Pero quedarse únicamente en los factores económicos sería una simplificación más bien ingenua. Por otro lado, también sé que sería ridículo considerar al Papa como el que derribó con sus manos el comunismo.
Pienso que la explicación se halla en el Evangelio. Cuando los primeros discípulos enviados en misión vuelven a Cristo, dicen: «Hasta los demonios se nos someten en tu nombre» (Lc 10, 17). Cristo les contesta: «No estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo» (Lc 10, 20). Y en otra ocasión añade: «Decid: “Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer”» (Lc 17, 10).
Siervos inútiles... La conciencia del «siervo inútil» crece en mí en medio de todo lo que ocurre a mi alrededor, y pienso que me va bien así.
Volvamos al atentado: creo que haya sido una de las últimas convulsiones de las ideologías de las prepotencias surgidas en el siglo XX. El fascismo y el hitlerismo propugnaban la imposición por la fuerza, al igual que el comunismo. Una imposición similar se ha desarrollado en Italia con las Brigadas Rojas, asesinando a personas inocentes y honestas.

Al leer de nuevo hoy, después de algunos años, la transcripción de las conversaciones grabadas entonces, noto que las manifestaciones de los «años de plomo» se han atenuado notablemente. No obstante, en este último período se han extendido en el mundo las llamadas «redes del terror», que son una amenaza constante para millones de inocentes. Se ha tenido una impresionante confirmación en la destrucción de las Torres Gemelas de Nueva York (11 septiembre 2001), en el atentado en la Estación de Atocha en Madrid (11 marzo 2004) y en la masacre de Beslan en Osetia (1-3 septiembre 2004). ¿Dónde nos llevarán estas nuevas erupciones de violencia?
La caída del nazismo, primero, y después de la Unión Soviética, es la confirmación de una derrota. Ha mostrado toda la insensatez de la violencia a gran escala, que había sido teorizada y puesta en práctica por dichos sistemas. ¿Querrán los hombres tomar nota de las dramáticas lecciones que la historia les ha dado? O, por el contrario, ¿cederán ante las pasiones que anidan en el alma, dejándose llevar una vez más por las insidias nefastas de la violencia?
El creyente sabe que la presencia del mal está siempre acompañada por la presencia del bien, de la gracia. San Pablo escribió: «No hay proporción entre la culpa y el don: si por la culpa de uno murieron todos, mucho más, gracias a un solo hombre, Jesucristo, la benevolencia y el don de Dios desbordaron sobre todos» (Rm 5, 15). Estas palabras siguen siendo actuales en nuestros días. La Redención continúa. Donde crece el mal, crece también la esperanza del bien. En nuestros tiempos, el mal ha crecido desmesuradamente, sirviéndose de los sistemas perversos que han practicado a gran escala la violencia y la prepotencia. No me refiero ahora al mal cometido individualmente por los hombres movidos por objetivos o motivos personales. El del siglo XX no fue un mal en edición reducida, «artesanal», por llamarlo así. Fue el mal en proporciones gigantescas, un mal que ha usado las estructuras estatales mismas para llevar a cabo su funesto cometido, un mal erigido en sistema.
Pero, al mismo tiempo, la gracia de Dios se ha manifestado con riqueza sobreabundante. No existe mal del que Dios no pueda obtener un bien más grande. No hay sufrimiento que no sepa convertir en camino que conduce a Él. Al ofrecerse libremente a la pasión y a la muerte en la Cruz, el Hijo de Dios asumió todo el mal del pecado. El sufrimiento de Dios crucificado no es sólo una forma de dolor entre otros, un dolor más o menos grande, sino un sufrimiento incomparable. Cristo, padeciendo por todos nosotros, ha dado al sufrimiento un nuevo sentido, lo ha introducido en una nueva dimensión, en otro orden: en el orden del amor. Es verdad que el sufrimiento entra en la historia del hombre con el pecado original. El pecado es ese «aguijón» (cf. 1 Co 15, 55-56) que causa dolor e hiere a muerte la existencia humana. Pero la pasión de Cristo en la cruz ha dado un sentido totalmente nuevo al sufrimiento y lo ha transformado desde dentro. Ha introducido en la historia humana, que es una historia de pecado, el sufrimiento sin culpa, el sufrimiento afrontado exclusivamente por amor. Es el sufrimiento que abre la puerta a la esperanza de la liberación, de la eliminación definitiva del «aguijón» que desgarra la humanidad. Es el sufrimiento que destruye y consume el mal con el fuego del amor, y aprovecha incluso el pecado para múltiples brotes de bien.
Todo sufrimiento humano, todo dolor, toda enfermedad, encierra en sí una promesa de liberación, una promesa de la alegría: «Me alegro de sufrir por vosotros», escribe san Pablo (Col 1, 24). Esto se refiere a todo sufrimiento causado por el mal, y es válido también para el enorme mal social y político que estremece el mundo y lo divide: el mal de las guerras, de la opresión de las personas y los pueblos; el mal de la injusticia social, del desprecio de la dignidad humana, de la discriminación racial y religiosa; el mal de la violencia, del terrorismo y de la carrera de armamentos. Todo este sufrimiento existe en el mundo también para despertar en nosotros el amor, que es la entrega de sí mismo al servicio generoso y desinteresado de los que se ven afectados por el sufrimiento.
En el amor, que tiene su fuente en el Corazón de Jesús, está la esperanza del futuro del mundo. Cristo es el Redentor del mundo: «Nuestro castigo saludable vino sobre él, sus cicatrices nos curaron» (Is 53, 5).

La celda sellada de Sor Lucía



La celda sellada de Sor Lucía



Vittorio MESSORI escritor y periodista
Sor Lucía, añadiendo más enigma al enigma (o para el que lo prefiera, más casualidad a la casualidad), se ha ido un día 13, la misma fecha en la que tuvieron lugar las apariciones en la Cova da Iria, en la desolada estepa azotada por el viento del Atlántico; la misma fecha también en que Alí Agca apuntó su pistola contra Juan Pablo II.

Pero la desaparición de la última vidente no ha cerrado el caso. Es más: quizá lo ha reabierto hacia horizontes desconocidos. No sabemos qué encontrarán en su inaccesible celda de enclaustrada en la que, como ha confirmado el obispo de Coimbra, sor Lucía podría haber tenido otras apariciones; la celda en la que ha escrito un diario en el que ha redactado cartas para los papas, donde ha apuntado sus intuiciones místicas. La celda ya ha sido sellada y todo lo que hay dentro de ella será revisada por teólogos y monseñores de confianza enviados, se supone, por el mismo cardenal Ratzinger que, como custodio de la ortodoxia, debe cuidarse de tentaciones visionarias que siempre vuelven. Y tampoco puede negarse que esas cartas terminen, apartadas para siempre, en alguna sección no consultable del Archivo Secreto del Vaticano.

A diferencia de santa Bernardette que, en el convento de Nevers vivió como una monja más excepto en su continuo sufrimiento físico, la carmelita Irmá Maria Lucia de Jesus y do Coraçao Inmaculado (para el siglo Lucía de Jesus dos Santos) siguió su misterioso destino de mediadora con «otra» realidad. Dicen que en el propio monasterio era venerada, pero nunca temida, como testigo de una dimensión inquietante, como depositaria de una sabiduría que no le venía ciertamente de su origen de campesina pobre e ignorante, sino de un privilegio sobrenatural.

Pablo VI quiso dedicar uno de sus pocos viajes al lugar de Fátima: aquel Papa intelectual, formado en la cultura francesa, no parecía moverse a gusto en el mundo de la mística. Sin embargo, con esta carmelita tuvo un largo coloquio privado, un tête-à-tête del que, quizá, quede una trascripción en las cartas de la difunta y en el que el Papa Montini quiso sondear las capacidades proféticas que se le atribuían a Sor Lucía. Es bien sabido que el Papa Juan Pablo II no ha dejado nunca de pedirle oraciones especiales para necesidades especiales: de la Iglesia y personales. Y fue el mismo Papa Wojtyla el que, violando de algún modo la prudencia milenaria del Magisterio en cuestiones de «revelaciones privadas», quiso que el propio Secretario de Estado leyera en su presencia -con posterior comentario teológico por el Cardenal Prefecto de la Congregación para la doctrina de la Fe- las pocas líneas escritas a lápiz por la religiosa cuando todavía era joven.

El tercer secreto. Era el mítico «Tercer Secreto». Una lectura solemne, que, lejos de disipar el misterio, ha abierto otros muchos: sobre la interpretación, sobre los contenidos, sobre la totalidad del texto revelado. Sigue, y seguirá quizá por siempre, la madeja inquietante que Fátima representa. Embrollada también por las pasiones políticas, por un anticomunismo militante que ha utilizado a menudo como una maza las palabras de la Virgen sobre los «errores que Rusia esparcirá en el mundo» y que ha acusado al Papa Juan Pablo II y a sus sucesores de no haber querido revelar el Tercer Secreto y haber rechazado proceder a la consagración de Moscú al Corazón Inmaculado de María, como pedía la aparición. Pero los misterios se han concentrado también alrededor del nombre de la oscura aldea, que se ha convertido en una de las metas de peregrinación más frecuentadas del mundo. ¿Por qué la Virgen ha querido aparecerse en el único lugar de Occidente que se llama igual que la hija predilecta de Mahoma, aquella «Fátima» que en el mundo islámico toma de algún modo (sobre todo para los chiíes) el papel que desarrolla María en el catolicismo? Ésta es venerada por los musulmanes, dispuestos a lapidar a quien ponga en duda su virginidad perpetua; pero todavía por encima de María está Fátima, la bella, la santa, la misericordiosa esposa de Alí, primo del Profeta. Según algunos magistrados (y con los cuales comparto lectura), el ambiguo «killer» que disparó en la plaza de San Pedro un trece de mayo, día en que la liturgia de la Iglesia celebra Nuestra Señora de Fátima, no fue pagado por los servicios secretos del Este, sino por integristas islámicos, probablemente iraníes, que querían vengarse del «atraco» sufrido. María, en Fátima, se había aparecido para ellos, no para los infieles cristianos que se habían apropiado del suceso: esto era lo que, desde hacía años, se gritaba en las escuelas coránicas.

Preguntas, problemas, enigmas inextricables en torno a esta aparición singular, porque su verdad está entre las más evidentes en la historia de los carismas. Difícil, realmente, negar que «algo» grande y terrible sucedió en 1917 en aquel rincón de Portugal cuando tenemos tantas fotografías e incluso retazos cinematográficos que muestran una multitud de decenas de miles de personas, primero desconcertadas y después en fuga, aterrorizadas por el sol que «bailaba» y que después, rotando, parecía precipitarse sobre la tierra para incendiarla. Ni siquiera la masa de «espíritus fuertes», de «librepensadores» llegados de Lisboa y Oporto para burlarse de la «superstición» osó negar la realidad del evento aterrorizador. Es más, muchos se convirtieron al catolicismo más ferviente (como ocurrió con el corresponsal del periódico de las Logias, ásperamente anticlericales) y testificaron en el proceso de beatificación de los dos pastorcillos muertos pocos después, tal y como la Señora había predicho.

Resulta difícil pensar que Lucía, líder de aquel pobre grupito, no siga en los altares la suerte de sus primos. Aunque también aquí surge un enigma, o si se quiere, otra primicia en la Historia de la Iglesia: una especie de «santa anunciada», una persona predestinada aún estando viva a la gloria del Canon, la lista de los que son proclamados ejemplos e intercesores para el mundo.

María interviene en la Historia. Fátima, por tanto, no es más que un eslabón en la cadena de las intervenciones marianas reconocidas oficialmente por la Iglesia. Una serie de eventos que acompañan a la modernidad desde que surgieron en 1830, cuando tuvo lugar la aparición en París, en la rue du Bac, contemporánea a la caída definitiva de los Borbones, y por tanto, al final sin retorno del Antiguo Régimen. Lourdes, 1858, es contemporánea al triunfo del cientifismo, del positivismo ateo. Fátima, 1917, lo es de la revolución soviética. Banneux, en las Ardenas belgas, 1933 (la última aparición reconocida en Europa) coincide exactamente con la toma de poder por parte de Hitler. Existe, para los creyentes, una suerte de «historia paralela» que acompaña a la oficial, como si la Madre de Cristo quisiera intervenir en los momentos decisivos para confortar y advertir. De esta historia milagrosa, la carmelita muerta en Coimbra el primer domingo de cuaresma ha sido el último testigo. Al menos por ahora. (trad. M. Velasco)

martes, febrero 22, 2005

Una religión... Abel Della Costa

Y sin embargo una aprende hasta de los teólogos. Cosas veredes... Me encantó el post y lo dejo aquí para no perderlo y por si algún despistado entra en este blog ;)

(...) Una religión (cualquiera) creo que debería definirse por la entrega voluntaria del hombre a un Poder que lo trasciende (no necesariamente que trasciende al mundo, pero sí al propio hombre), sea cual sea ese poder (y por lo tanto la clase de religión de que se trate).

El teólogo Paul Tillich tenía una excelente caracterización de este tipo de estructuras que parecen religiosas pero que les falta precisamente ese punto central de que el Poder bajo el que el hombre voluntariamente se subyuga es trascendente al hombre; las llamaba "cuasi-religiones".

Una cuasi-religión vendría a ser una estructura (lenguaje, costumbres, ritos, etc) de entrega de la voluntad del hombre a un Poder (como la religión), pero que no está más allá del hombre mismo (es decir, no lo trasciende).

En ese clasificación podríamos incluir el nazismo (con su autoentrega en la Raza), el comunismo (con su autoentrega en el devenir dialéctico y necesario de la historia humana) -estos los incluye el propio Tillich-, y, creo yo, el liberalismo masónico, es decir, la autoentrega de la voluntad al poder subyugador de la Humanidad, con mayúsculas.

La clasificación puede parecerles una cuestión preciosista: qué más da que sea una religión o una cuasi-religión...

A mí me parece central, por este aspecto: las religiones, en tanto que reconocen como una de las cualidades principales del Poder al que se entrega el hombre su Oscuridad, su Inasibilidad (sea YHVH que no se puede nombrar, sea el Dios Trinitario, que se esconde en las Sagradas Formas, o sea el más ínfimo ídolo tribal que no puede ser evocado más que en mitos altamente simbólicos), se refieren en definitiva siempre al mismo Poder.

No estoy diciendo que todas las religiones son iguales y da lo mismo el cristianismo que el culto al Pino Sagrado de los Ñamburú-tacuá, sino que entre el Pino Sagrado y la Trinidad hay una identidad profunda: el Ñamburú-tacuá ya conoce a la Trinidad, evangelizarlo es purificar algo con lo él ya está de antemano en relación, sólo que no sabe cómo se llama, ni sabe el grado de intimidad personal, de comunión, a la que lo convoca.

Pero las cuasi-religiones, en tanto que focalizan la mirada hacia el Poder Subyugante hacia adentro del hombre, hacia algo que el propio hombre posee, necesariamente competirá con la religión, necesariamente será hostil a ella. No porque la religión le busque la pega, ni porque la cuasi-religión le busque la pega, sino porque cada una de ellas está diciendo simultáneamente a la otra: «eso que ella dice no debe ser adorado».

No hay duda que el hombre es algo bellísmo en la creación, lo más bello, casi igual a Dios, su más perfecta imagen, porque es imagen hecha por el propio Dios y no por la mano del hombre, y porqu en definitiva, Dios lo creó para poder encarnarse, y ser DiosHombre.

Pero por eso mismo, por los peligros que tiene lo bello, porque toda belleza subyuga y nos puede desviar, todo aquello que proponga la más mínima adoración del hombre lo rebaja, lo vuelve, no imagen del Dios, sino creación de sí mismo, y atenta contra la dignidad profunda del propio hombre. ¿Cómo no se van a revestir de "sociedades filantrópicas", si el amor al hombre es precisamnte el objeto de su pasión vital? ¿Pero cómo va a amar verdaderamente al hombre quien comienza por rebajarlo desde Imagen de Dios a pequeño dios autofundado?

Para finalizar este ya larguísimo discurso, quisiera decir mi opinión respecto de la importancia de la masonería: creo que estos fenómenos cuasi-religiosos no deberían abordarse por separado. No deberíamos habernos apoyado en el liberalismo para combatir al comunismo, o en el comunismo para combatir al nazismo, porque no son tres cosas distintas sino exactamente la misma. Esa cosa es la adoración del hombre por el hombre, la Inversión de la que habla San Pablo (Romanos 1).

Los medios que se nos han dado para luchar contra eso son extremadamente débiles. Dios no nos dio más que las débiles palabras de nuestra fe y la locura de la Cruz. Es en nuestra debilidad donde está el secreto de nuestra fuerza, en plantarnos de cara a todos los que quieren adorar al hombre y decir: «mientras haya uno como yo, el hombre no puede ser adorado, busquen más arriba».

lunes, febrero 21, 2005

DESVARÍOS ANTIRRELIGIOSOS

Por Juan Manuel DE PRADA


LA vida pública española empieza a registrar episodios de desvarío antirreligioso (o, más estrictamente, anticatólico) que computaríamos como manifestaciones de cierta vocación esperpéntica muy típicamente autóctona si no fuera porque la experiencia histórica nos enseña que tales intemperancias suelen acabar como el rosario de la aurora. El llamado Consejo Escolar de Estado acaba de evacuar un documento (que imaginamos salpicado de espumarajos) en el que se exhorta al Gobierno a «derogar» el Acuerdo entre el Estado español y la Santa Sede sobre Enseñanza y Asuntos Culturales, por considerarlo contrario a la Constitución. La razón que invoca este cónclave de lumbreras y cráneos privilegiados hace palidecer las astucias de Licurgo: en dicho Acuerdo, se especifica que, «en todo caso, la educación que se imparta en los centros docentes públicos será respetuosa con los valores de la ética cristiana», extremo que a estos andobas se les antoja de una inconstitucionalidad que te cagas. El cerrilismo de la petición lo delata su formulación misma, que desconoce la naturaleza jurídica de los tratados internacionales, al reclamar su «derogación», en lugar de su denuncia. Pero quizá reclamar precisiones terminológicas tan finas a estos andobas sea como pedir peras al olmo.

Suele ocurrir que quien se llena la boca con la Constitución sólo desea hacer gárgaras con ella, para luego escupirla, convertida en un gargajo irreconocible. A los andobas del Consejo Escolar se les antoja inconstitucional que la educación impartida en los centros docentes sea respetuosa con los valores de la ética cristiana. Pero el Acuerdo entre el Estado Español y la Santa Sede no afirma que dichos centros deban comulgar con estos valores, ni asumirlos como propios, sino tan sólo respetarlos. ¿Acaso la garantía de la libertad religiosa no exige el respeto de las creencias de cada individuo? La educación impartida en centros docentes públicos ha de ser igualmente respetuosa con los valores de cualquier ética, sea cristiana o budista, siempre que no atenten contra los derechos del hombre, la convivencia democrática o el orden público; eventualidades que, desde luego, los valores de la ética cristiana no promueven.

Llama poderosamente la atención (y desenmascara a los andobas del Consejo Escolar) que, en una época que predica la tolerancia a troche y moche, se puedan proferir impunemente estas bestialidades. Salvo que aceptemos que la tan cacareada tolerancia es en realidad la coartada con que se disfraza la persecución; pues lo que los andobas del Consejo Escolar preconizan no es sino la «derogación» de la libertad de conciencia, o, mejor dicho, de determinadas conciencias. En su obcecamiento, no vacilan en retozar por los andurriales de la ilegalidad; y así, en su documento solicitan que los profesores de religión sean excluidos del claustro y que su asignatura se imparta fuera del horario escolar, en flagrante discriminación de los alumnos que opten por cursarla. A nadie se le escapa -salvo que las anteojeras del dogmatismo cieguen su ecuanimidad- que dicho documento ha sido inspirado por un resentimiento que sólo admite una explicación patológica. Cada cual es muy libre de alimentar las pasiones más mezquinas; menos comprensible resulta que el Estado erija a quienes las instigan en consejeros de su política educativa.

Hubo en Grecia un andoba -cuyo nombre omitiremos, para humillar su afán de notoriedad- que quiso inmortalizar su nombre prendiendo fuego al templo de Artemisa. La ajetreada historia de España se ha significado siempre por desdeñar las enseñanzas de la Antigüedad: aquí, en lugar de ningunear a los andobas que disfrutan quemando templos, se les concede púlpito y predicamento.

viernes, febrero 18, 2005

La última entrevista de Sor Lucia

Los cardenales Padiyara (India) y Vidal (Filipinas) lograron hace seis años entrevistar, por primera vez, a sor Lucía (1907-2005), rompiendo así un mutismo de muchos años. El texto de aquella conversación con la última vidente de Fátima apareció publicado en la revista mensual portuguesa Christus. Reproducimos, por su indudable interés, algunas de las preguntas de los cardenales y de las respuestas de la religiosa. La pastorcita de Fátima habla de la Virgen, a la que llamaba "Blanca señora", que se les apareció a sus primos, Francisco y Jacinta, en seis ocasiones entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1917. En aquellos encuentros, la Virgen les hizo una serie de revelaciones y les recomendó que rezaran el Rosario. También les habló de las amenazas que acechan al hombre contemporáneo -desde el comunismo al materialismo-. O de la existencia del infierno.
La pregunta sobre esta verdad teológica surge de forma inevitable.
El infierno es una realidad - afirma sor Lucía. -¿En que consiste?
-No es un fuego físico, sino sobrenatural. No es comparable al fuego que arde, de madera o de carbón. -¿Dios condena al infierno?
-No, no condena a nadie al infierno. Porque Dios concedió a los hombres la libertad de escoger, y Dios respeta esa libertad humana.
También habla sor Lucía de la figura del diablo, que sigue actuando, amparado en el silencio que el mismo fomenta.
-¿Cuál es la principal arma del demonio?
-El ateísmo es el mayor instrumento utilizado por el diablo en nuestros días, porque es un grave pecado contra Dios, que niega su propia existencia. La última vidente de Fátima llega a decir que el ateísmo da paso "a la práctica de toda una variedad de actos diabólicos como el aborto".
En la entrevista, sor Lucía alude a la conversión de Rusia, el segundo secreto de Fátima. -Cuando la Santísima Virgen nos pidió a mis primos y a mí rezar por esta intención, yo no sabía lo que era Rusia. Nosotros pensábamos que era una mujer muy mala. Con el paso del tiempo, sor Lucía llegaría a conocer en toda su crudeza la dramática historia de este pueblo. Ella misma ha sobrevivido al comunismo y ha podido presenciar la disolución del bloque soviético. ¿No podría interpretarse este hecho como un signo de la conversión de Rusia? A este respecto, la religiosa hizo referencia a aquel hombre en Rusia que "sin saberlo fue un instrumento de Dios para la conversión".
-¿Gorbachov?
-Sí. Pero, con la caída del Muro, y la disolución de la URSS, el comunismo ha pasado a la Historia. El problema ahora es el materialismo. Así lo ve sor Lucía.
-Como terminó el comunismo, ahora sigue el materialismo. Antes las personas no podían comprar nada. El materialismo es muy malo... Las personas deberían desear más las cosas de Dios y no querer antes las cosas materiales. Los dos cardenales, autores de la entrevista, le preguntaron a la religiosa si ella querría ofrecer alguna idea particular para concluir, algún mensaje para este mundo confuso de hoy. A lo que respondió sin dudar: "Quien no está con el Papa no está con Dios; y quien quiera estar con Dios tiene que estar con el Papa".
Y no se resistieron a preguntarle si continúa teniendo apariciones de Nuestra Señora. A lo que respondió: "Qué curiosos... No puedo decirlo".
Lorenzo Esteve.

A desayunar, a la escuela

Me causa estupor: ahora los chicos ni desayunan en casa. Será el Estado el que defeinitivamente se haga carlo de los niños?


Cerca de 300 alumnos participan en el programa «En el cole abrimosa las 7», que ofrece una decena de colegios públicos de la ciudad


El programa «En el cole abrimos a las 7» atendió el año pasado a cerca de 300 alumnos avilesinos, con el propósito de facilitar la incorporación de la mujer al mundo laboral. Una decena de colegios públicos ofrecen regularmente este servicio, que ofrece la posibilidad de que los niños desayunen en el centro. El colegio El Quirinal es, con 16 alumnos diarios de media, el que más usuarios tiene de este programa, seguido de Palacio Valdés y Enrique Alonso.

E. CAMPO

Son las ocho y media de la mañana, y dos niños avanzan por el patio desierto del colegio El Qurinal. Todavía falta media hora para que comiencen las clases, pero ya no son los primeros: en el interior del edificio se escuchan voces infantiles. Se trata de los escolares que acuden al programa «En el cole abrimos a las 7», que comenzó como experiencia piloto en el curso 2001-2002 y ahora se presta regularmente en 10 centros avilesinos. La idea es facilitar la conciliación de la vida laboral y familiar.

Un total de 285 niños utilizaron el año pasado este servicio, según los datos municipales. No hay una hora única de entrada, sino que a las siete de la mañana comienza el goteo de llegadas, según explica el director de El Quirinal, Vicente Fernández. Tampoco hay un número fijo de alumnos, ya que acuden o no según la necesidad de cada día. Aida Lorenzo y Carmen Cueto son las encargadas de atender a los niños en este centro. Aseguran que, pese al madrugón, los pequeños no se quedan dormidos. «Unos días están más inquietos que otros, pero en general se portan bien, y están entretenidos con los juegos», dice Lorenzo.

Michelle Dávalos es una de las esforzadas madrugadoras que llega al cole antes que nadie. «Primero desayunamos y después jugamos; a veces el conserje no nos deja jugar al escondite», protesta. No todos los niños desayunan en el centro, algunos lo hacen en su casa. Para los que sí utilizan este servicio, las responsables tienen cereales, zumo, galletas, leche y bollería.

Desde la puesta en marcha del programa se notó un incremento de la demanda y, según el concejal de Educación, Román Antonio Álvarez, el nivel de satisfacción de las familias es muy alto. A excepción de los colegios San Cristóbal y Fernández Carbayeda, todos los centros públicos de Avilés cuentan con el servicio, aunque sólo en 10 es de forma regular: en Llaranes, Marcelo Gago y Virgen de las Mareas no hay demanda suficiente como para que se consolide.

jueves, febrero 17, 2005

Nuevo libro del Papa


Nuevo libro de Juan Pablo II "Memoria e Identidad" llega a las librerías
VATICANO, 17 Feb. 05 (ACI - 11:17 am).- El quinto libro del Papa Juan Pablo II, titulado “Memoria e Identidad”, saldrá a la venta este 25 de febrero, poco antes de lo previsto, según un anuncio oficial de la editorial italiana Rizzoli.

Diez ideas para una buena Cuaresma

Retirarnos a una iglesia para saborear el silencio y la presencia de Dios. Son necesarios espacios de tranquilidad y paz para valorar, reflexionar y hacer una autocrítica sobre la vida que llevamos.

El silencio es el único rumor que hace Dios cuando pasa por el mundo (Víctor Manuel Arbeloa).

  • Escuchar la Palabra del Señor. Estamos totalmente asediados y asaeteados por multitud de cuñas publicitarias y verdades a medias que son grandes mentiras. El Señor, con su Palabra, nos orienta para tomar la dirección adecuada sin alejarnos de El.
  • Sin embargo, hacen algo: oír... Así, algún día podrán hacer las dos cosas: oír y practicar. Pero tú, ¿cómo vas a llegar a practicar, si estás huyendo de escuchar? (san Agustín de Hipona).
  • Salir al encuentro de los demás. El tren de las prisas, con sus correspondientes vagones de estrés, nos hace individualistas. La Cuaresma nos invita a abrir los ojos y el corazón (y los bolsillos, si hace falta) para que no olvidemos que la fe exige compromiso. La caridad es una letra de cambio a largo plazo a favor del que la practica, aceptada por una firma de crédito ilimitado: Dios (Anónimo).
  • Amar y trabajar por la Iglesia. Hoy, tal vez, no está de moda el decir Yo soy Iglesia, y la quiero. Lo cierto es que, en los períodos de dificultades, es donde de verdad salen a relucir y se manifiestan los valientes y grandes en la fe.¡La Iglesia de hoy no necesita cristianos a tiempo parcial, sino cristianos de una pieza! (Juan Pablo II).
  • Retomar –o incluso iniciar– el gusto por la oración. El Papa Juan Pablo II, en su Mensaje con motivo de esta Cuaresma, nos invita a recorrer este camino hacia la Semana Santa intensificando nuestra relación con Dios. El silencio, entre otras cosas, es el ruido que Dios hace cuando pasa cerca de nosotros. Ora cuando te sientas solo, la oración te traera la compañía de Dios (B. Hall).
  • Guardar la vigilia y el ayuno. Cuando uno tiene un amante, es capaz de hacer cualquier cosa por él. Cada viernes de Cuaresma, siendo sobrios y distintos en nuestra alimentación, recordamos que Jesús sigue siendo importante en nuestras casas. Libremos al cuerpo de sus toxinas, alimentémoslo correctamente y estará hecho el milagro de la salud (doctor Arbuthnot Lan).
  • Eucaristía diaria. Zarandeados por una constante y pertinaz secularización, los cristianos necesitamos tomar fuerza y vitalidad de esa gran fuente de energía que emerge en el altar. Estamos en el Año eucarístico; ¿por qué no hacer extraordinario cada atardecer o cada amanecer con nuestra participación en la Eucaristía? La Eucaristía, el auténtico pesebre donde adorar a Jesús (padre Raniero Cantalamessa).
  • Promover dentro de nuestras familias el apetito por Dios. No hace falta ir lejos, ni mucho menos a otros continentes, para dar razón de nuestra fe. ¿Cuánto hace que no hemos recordado a nuestros familiares más directos su pertenencia a una Iglesia que les dio a Jesús y que, como madre, les necesita? La familia es el seno espiritual donde se fomentan las creencias y las costumbres (santo Tomás de Aquino).
  • Dar gracias a Dios por los valores que el Evangelio nos propone. En medio del relativismo moral que nos sacude, lejos de desertar, hemos de ser agradecidos para con Dios, porque nos hace diferentes a muchas personas que creen que en el todo vale reside la felicidad. Leer y hacer lo que dice el Evangelio ayuda a aspirar a una libertad más grande (J.Vallmajor).
  • Hablar bien y con delicadeza. No olvidemos que se consigue más con miel, que con hiel. La Cuaresma es un buen momento para corregir las blasfemias en nuestro lenguaje y las ofensas o el juicio duro hacia los que nos rodean. Suprimid y gritad contra Dios, y se habrá hecho la noche en el alma humana (Lamartine).

Javier Leoz

Fotos del funeral de Sor Lucia

The death of Sister Lucia, the last of the Fatima visionaries, is considered by many Portuguese bishops to be the passing away of a real 'example of faith.'

Ante las violencias con las estudiantes al Norte de Uganda los misioneros construyen un albergue para las estudiante

¡Cuánto hacen nuestros misioneros!
Gulu (Agencia Fides) - "Están aquí con los obreros, estamos construyendo un albergue para las jóvenes". Llega fuerte y clara a la redacción de la Agencia Fides la voz de un misionero que trabaja al Norte de Uganda, la región más olvidada el país dónde buena parte de la población vive en campos de refugiados, debido a los ataques contra civiles perpetrados por los guerrilleros del Ejército de Resistencia del Señor (LRA).

"Con el albergue queremos crear un lugar protegido para las chicas que estudian en el instituto. Por desgracia, hasta que perdure la inestabilidad, los más jóvenes, y sobre todo las chicas, reciben amenazas de violencias… es muy difícil que una chica termine el bachillerato sin quedarse embarazada" explica el misionero, que describe así el estado de la educación en la región: "Las escuelas son ruinosas, hay pocos profesores y escasea el material didáctico. Nosotros misioneros ofrecemos apoyo a las familias pagando los impuestos a 300 chicos y chicas que estudian bachillerato. La asociación de Voluntariado para el Desarrollo Internacional (AVSI) ofrece material didáctico. Además trabajamos con otros grupos, en espíritu ecuménico, para apoyar en todos los modos posibles a los estudiantes de esta región de Uganda."

Sobre la situación general del área, el misionero afirma: "Por lo que respecta a la seguridad, ha habido sin duda algunas mejoras, en efecto, las emboscadas se han reducido y la gente se siente un poco más segura. En el plano social en cambio, la mayor parte de la población todavía vive en los campos de refugiados, dependiendo de la ayuda internacional. Ya hemos entrado en la época de la siembra, y esperamos que la mayor seguridad anime a los campesinos a volver a los campos a sembrar. Es triste ver todo un pueblo depender de la ayuda internacional cuando existen las condiciones necesarias para ser autosuficientes: la tierra es fértil y algunas organizaciones humanitarias están distribuyendo simientes."

En los días pasados se difundieron noticias de que el ejército ugandés había alistado niños entre sus fila para combatir en la guerrilla. “Yo diría que estas noticias son infundadas” afirma el misionero. “Podría haberse dado algún caso, pero no me parece que haya un alistamiento sistemático de niños en las filas del ejército regular, como en cambio hacen desde hace años los guerrilleros". "En todo caso es verdad que existe un vasto programa de alistamiento de los llamados guardas de las aldeas" continúa el misionero. Se trata de milicias locales patrocinadas por militares, con la misión de proteger la propia aldea de los ataques de la guerrilla. Lo que deja perplejos es que, después de cierto tiempo, los hombres de la milicia son englobados en el ejército regular y se reclutan nuevos hombres para guardia de la aldea. ¿Por qué este masivo reclutamiento, si hay negociaciones de paz en curso"? se pregunta el misionero quien indica: "entre los recluta por desgracia, también hay criminales, incluso evadidos de las prisiones. Se entiende entonces que no siempre los soldados se comporten correctamente con la población civil."

martes, febrero 15, 2005

Lucia: el Cielo le sorprendió siendo niña

Me ha encantado...

15 de febrero. La noticia me pilla por sorpresa. Entre libros y política, y con los pillastres de mis hijos arracimados a mi alrededor, sin dar un respiro. Lucía dos Santos acaba de morir a los 97 años de edad. Es una noticia trascendente, que merece ser destacada, por lo que su persona –desde la humildad y el silencio, desde la oración y su misterio– ha supuesto en los avatares más significativos de nuestra Historia Contemporánea. Pastora, una de las videntes de Fátima, monja, mística, escritora diáfana, consejera de Papas, de santos y de no pocos gobernantes. Ella ha sido testigo principal de una historia que no es precisamente la que se estudia en los inciertos manuales de la Universidad. Porque su erudición era muy otra, pues estaba sustentada en la revelación del Amor.

Sor Lucía fue depositaria de mensajes de extraordinaria importancia para el futuro de la humanidad. El primero de ellos el aviso reiterado de lo que luego vendría a dar en la tragedia de la Primera Guerra Mundial, si los hombres no dejábamos de lado el pecado, el engreimiento, la sugestión del mal. De ahí hasta el desmoronamiento del muro de Berlín y el estremecedor gulag en el que se había convertido el universo comunista, con la consagración de Rusia al Corazón Inmaculado de María. Ya resultó muy significativo que la primera aparición fuera la del Ángel de la Paz, en 1915, "con la forma de un joven, transparente, más brillante que un cristal atravesado por los rayos del Sol".

Como muchos otros yo he estado allí, en Fátima. Y recuerdo la emoción que sentí al visitar en Aljustrel la sencilla casa de la familia Dos Santos, y la de la familia Marto. Uno cerraba los ojos y podía ver corretear por esas diminutas habitaciones a los niños, jugueteando, siempre alegres, con un rosario en la mano, disponiéndose a salir al campo con las ovejas. ¡Qué dificultades no pasarían aquellas familias! Y después la incredulidad, las incomprensiones, el hostigamiento y hasta la cárcel para los niños, en una Portugal la de aquel entonces gobernada por los masones, que no podían permitir la publicidad de aquellos sucesos increíbles. Lucía, Jacinta y Francisco aprendieron a sufrir, pero su sufrimiento tenía un sentido muy claro: la salvación de las almas, la paz del mundo. (El mensaje mariano de Lourdes y Fátima). Y para creyentes o no creyentes, para toda persona con cierta sensibilidad es bueno leer las Memorias de la Hermana Lucía (1978), un libro donde atisbamos algo de la maravilla, de la eternidad que está implícita en las cosas. Y piensa uno en la lógica divina, en la ternura materna de aquella Señora "vestida toda de blanco", que se les aparecía los días trece de cada mes, cuando precisamente –¿casualidad? – en un día 13 ha muerto ella, fiel a su cita.

Descanse en paz Lucía, una mujer a la que el Cielo le sorprendió siendo niña.

Guillermo Urbizu

Y el gesto de Portugal... en España ni en sueños!




Portugal vive mañana día de luto nacional por partida de Sor Lucía

LISBOA, 14 Feb. 05 (ACI).- El Gobierno portugués informó que mañana 15 de febrero será declarado día de luto nacional, por la partida a la Casa del Padre de Sor Lucía, la última vidente de las apariciones marianas de Fátima.

El anuncio lo hizo el Primer Ministro portugués, Pedro Santana Lopes, con el apoyo de diferentes grupos políticos que suspendieron sus actividades proselitistas en vista a las elecciones de este fin de semana.

El Obispo de Leiria-Fátima, Mons. Serafim de Sousa Ferreira e Silva, presidirá hoy lunes una Eucaristía en el Santuario de Fátima en honor a la religiosa. Mañana, el cuerpo de Sor Lucía será trasladado a la Catedral Nueva de Coimbra, donde el miércoles se realizará la ceremonia fúnebre.

La última vidente de Fátima falleció ayer domingo a los 97 años de edad, en el convento de las Carmelitas de Santa Teresa, en Coimbra, donde vivía desde 1949.

lunes, febrero 14, 2005

Don Luis de Moya en Alba

Esperanzador testimonio de un sacerdote tetrapléjico

En 1991, don Luis de Moya, siendo ya sacerdote del Opus Dei sufrió un accidente de tráfico en el que salvó la vida milagrosamente. En el choque sufrió la fractura de la segunda cervical, que le dañó la médula espinal y le hizo perder toda la movilidad y sensibilidad de su cuerpo, de cuello para abajo. Salvó la vida, pero tuvo que aprender a vivir con un cuerpo maltrecho, dependiente de los demás para muchas cosas. Casi todas.

Juan Cañada / ALBA
27 de enero de 2005

D. Luis, en la Escuela de Arquitectura de la que es capellán.
Don Luís vive en Pamplona, y su casa es un lugar en el que se palpa el gran cariño que le tienen las personas que lo atienden. Es fácil entrar en su habitación y encontrarlo contestando él mismo algunos correos electrónicos en su ordenador adaptado o actualizando su página web: www.fluvium.org.

En 1991, don Luis de Moya, siendo ya sacerdote del Opus Dei sufrió un accidente de tráfico en el que salvó la vida milagrosamente. En el choque sufrió la fractura de la segunda cervical, que le dañó la médula espinal y le hizo perder toda la movilidad y sensibilidad de su cuerpo, de cuello para abajo. Entonces don Luís, una vez que supo que salvaba la vida, tuvo que aprender a vivir sin cuerpo, o con un cuerpo maltrecho, dependiente de los demás para muchas cosas. Casi todas.

Sentirse querido

Trece años después del accidente que lo ha mantenido al cuidado de los demás, afirma con rotundidad que “todo ser humano necesita de un ambiente en el que pueda sentirse querido, ya esté enfermo o sano, sea joven o adulto, necesite una silla de ruedas o no la necesite. Sentirse comprendido y ayudado por los demás es una necesidad del hombre. Tenemos sentimientos y corazón, nos alegramos de las buenas noticias de los demás, y lloramos con los que lloran. Los animales no lloran, ni ríen; el hombre, sí.

Una persona que recibe cariño y da cariño es imposible que piense en suicidarse, pues ese amor ayuda a sostenerse, a seguir trabajando. Sentirse querido y necesitado es muy importante. Es necesario que exista el cariño entre las personas que uno tiene más cerca, y esto no significa que alguna vez uno esté de mal humor por las molestias o los dolores, pero a la vez hay que esmerarse por poner buena cara pensando en los demás por ofrecer los sufrimientos a Dios, algo de lo que la vida de don Luís es un interminable ejemplo. Seguro que hay gente a la que le resulte chocante la dignidad con la que este hombre vive su vida. Pero don Luís llegó a decir en una ocasión que se siente como un millonario que ha perdido un billete de mil pesetas. Bueno, ya seis euros, una expresión que explica de un modo optimista, con una simpleza aplastante: “Yo no podía permitirme entrar en una dinámica negativa, pensando constantemente en lo desgraciado que soy por haber sufrido un accidente de tráfico. Sabía que tenía que seguir trabajando y ejerciendo mi labor sacerdotal”, así que se puso manos a la obra y no dejó pasar el tiempo para, en seguida, “después de la operación, seguir dando clases y trabajando como capellán en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Navarra, así como colaborando con otros sacerdotes en labores pastorales con universitarios”.

No tiene importancia

Lejos de lo que pueda parecer, don Luís no es un marciano ni ha perdido un tornillo. Es muy consciente de que “he tenido un accidente que me impide la movilidad", y añade que "es algo que no tiene tanta importancia". Y desvela el secreto para llevarlo adelante, "aunque sea duro afrontarlo todos los días. Lo importante es saber que soy hijo de Dios, y sé que Dios me quiere y no me dará nunca nada propiamente malo. Si Dios hubiera permitido por maldad el accidente que originó la lesión que sufro, Dios hubiera sido cruel, y eso no es posible en Dios. Dios es siempre bueno, y todo lo que reciba de Él es para bien mío y de los demás; por eso considero que no he perdido mas que un billete de escaso valor teniendo en cuenta todos los millones que de Él he recibido y sigo recibiendo. Quizá es que pensamos poco en lo que somos y valemos siendo humanos: porque Dios nos ha querido personas. Y no está la grandeza de ser humano, la grandeza de ser personas, en el movimiento: ¡cuántos animales nos superan con creces en velocidad y agilidad!, pero ni razonan ni aman, ni tienen un destino eterno en el Cielo".

Desde los años de experiencia 'al mando' de una silla de ruedas, se le invita a hablar para los que puedan sufrir o ya hayan sufrido una lesión como la suya. A ellos los "animaría a que no, entren en la dinámica negativa de echar cuentas, una y otra vez, de las desgracias innumerables que padecen como consecuencia de un tonto accidente, que no se dejen vencer por la pereza o la dejadez, que no entren en ese círculo vicioso: cuánto he perdido, qué desgraciado soy, nunca más podré ya hacer...; todo será sufrimiento y dolor por tanto como ha perdido, y así hasta el infinito. Por el contrario, los animaría a que trabajen, a que busquen actividades, a que se obliguen a un horario, y que no se planteen esas actividades como un modo de 'pasar el tiempo', un mero distraerse. Que piensen en lo que todavía conservan y en cómo sacarle rendimiento. Hay demasiadas cosas que hacer como para no hacer nada. Y si no se les ocurre qué hacer, que se pongan en contacto conmigo, que ya les daré trabajo".

También tiene palabras de aliento para los familiares de ese posible accidentado y para los que lo cuiden, a los que "animaría a que valoren 1o que tienen en casa. Realmente es un tesoro. Los ayudará a trabajar por los demás, a valorar la vida. Dan amor y reciben amor. Se harán más humanos, más comprensivos. Les diría que sientan la responsabilidad de amar con hechos a quien tanto lo necesita y parece haber sido puesto con ellos para facilitarles amar. Y que tengan la certeza de que en eso, más que en ninguna otra cosa, estará la grandeza de cada uno de ellos." Algo que, con su ejemplo, entrega y tenacidad, nos enseña cada día el bueno de don Luis.

domingo, febrero 13, 2005

Fallece Sor Lucia, la última superviviente de los pastores de Fátima


La religiosa portuguesa conocida como Sor Lucía, uno de los tres pastores que afirmaron haber visto a la Virgen en Fátima en 1917 y que les hizo depositarios de los tres famosos secretos, murió el 13 de febrero de 2005 con 97 años en el convento Carmelo de Santa Teresa de Coimbra (Portugal), donde vivía enclaustrada desde 1948.

Lucía de Jesus de los Santos, como así la llamaron el día de su bautismo, nació el 22 de marzo de 1907 en una localidad cercana a Fátima, y allí, cuando tenía 10 años, dijo haber visto, por primera vez, a la Virgen en la Cova de la Iría, mientras estaba con sus primos Jacinta y Francisco Marto.

Lucía, que fue la única de los tres primos que aseguró haber oído las palabras de la Virgen, era la última superviviente de aquel episodio.

Según la tradición católica, los tres niños vieron sobre una encina la imagen brillante de María, quien les ordenó que regresasen ese mismo día durante seis meses.

La Virgen además les reveló los tres famosos secretos: el primero sobre el fin de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y el segundo sobre la muerte prematura de Francisco y Jacinta.

El último le fue revelado por la fallecida Sor Lucía al papa Juan Pablo II y, según revelaciones del Vaticano, está relacionado con el atentado sufrido por el Pontífice un 13 de mayo de 1981 en la Plaza de San Pedro.

El papa Juan Pablo II atribuyó a la Virgen haberle salvado la vida cuando el turco Ali Agca le disparó en la Plaza de San Pedro del Vaticano, un 13 de mayo, festividad de Fátima, y ha peregrinado varias veces durante su pontificado al Santuario.

Sin embargo, en los primeros años, la jerarquía católica se mostró escéptica ante las afirmaciones de los niños y sólo en 1930 se hizo público, oficialmente, que las apariciones eran dignas de crédito.

Sor Lucía entró en 1921 en el colegio de las Hermanas Doroteas en la localidad de Vilar, en las cercanías de Oporto, desde donde se trasladó en 1928 a la ciudad española de Tui, donde vivió algunos años.

En 1946 regresó a Portugal y, dos años después, entró en el Carmelo de Santa Teresa, en Coimbra, donde profesó como carmelita desde 1949.

El Papa beatificó en 2000 ante 700.000 personas a Francisco y Jacinta Marto y en la actualidad se encuentra en el Vaticano el proceso de canonización de los hermanos.

Este proceso se inició ante una supuesta* cura milagrosa de un bebé que padecía diabetes: Filipe Moura Marques, que actualmente tiene cinco años y reside en Suiza.

Sor Lucía escribió dos volúmenes con sus 'Memorias' y los 'Llamamientos del Mensaje de Fátima'.


*lo transcribo de El Mundo, pero lo de supeuesta nasti de plasti.

El Papa reaparece en público y dice que continuará 'con su misión'

PRIMERA COMPARECENCIA TRAS EL ALTA


AGENCIAS

Juan Pablo II bendice desde el balcón a los peregrinos allí congregados para el Ángelus. (Foto:AP)
Juan Pablo II bendice desde el balcón a los peregrinos allí congregados para el Ángelus. (Foto:AP)

CIUDAD DEL VATICANO.- El papa Juan Pablo II, de 84 años, ha reaparecido en público, tres días más tarde de recibir el alta hospitalaria, para el rezo del Angelus desde el balcón de su apartamento que da a la plaza de San Pedro del Vaticano.

Juan Pablo II se limitó nada más asomarse al balcón a pronunciar un débil "queridos hermanos y hermanas, bienvenidos", dirigido a los miles de fieles presentes en la plaza vaticana.

Después el 'número tres' del Vaticano, el arzobispo argentino, Leonardo Sandri, leyó el texto preparado, en el que el Papa confirmaba su intención de continuar con su misión pontifical y descartaba una vez más los rumores de renuncia de su cargo a causa de los problemas de salud.

Juan Pablo II bendijo personalmente el ángelus y al final del rezo deseó a los miles de fieles, entre ellos numerosos españoles, un "buen domingo" y dio las "gracias".

El Pontífice, en el texto leído por Sandri, agradeció el afecto que le han mostrado los fieles durante los nueve días que estuvo hospitalizado en el Policlínico Gemelli de Roma, les pidió que recen por él y reiteró, de manera indirecta, que seguirá al frente de la Iglesia mientras Dios quiera.

"Necesito siempre vuestra ayuda ante el Señor para cumplir la misión que Jesús me ha confiado", afirmó el Obispo de Roma en el texto leído por Sandri.

viernes, febrero 11, 2005

Juan Pablo II dejó el hospital y llegó al Vaticano en su Papamóvil


VATICANO, 10 Feb. 05 (ACI).- Con buen semblante y derrochando bendiciones para la gente que salió a las calles de Roma a darle la bienvenida, el Papa Juan Pablo II llegó esta noche al Vaticano, luego de permanecer nueve días en el Policlínico Gemelli.

El Papa dejó el hospital alrededor de las 19:15 horas de Roma en un vehículo con ventanas amplias, seguido también por 12 personas que resguardaron su seguridad. Llegó a la Santa Sede 15 minutos después.

El Papa fue internado luego de una laringo-traqueitis aguda. El portavoz del Vaticano, Joaquín Navarro-Valls, explicó que la dolencia "que motivó la hospitalización urgente del Santo Padre ha sido curada".

Navarro-Valls informó a la prensa que el Papa está ansioso por retomar su agenda de trabajo normal y comenzar el preparar la reflexión del próximo Ángelus dominical.

Alba acusa a Miguel Barroso de quitar publicidad institucional al semanario por "revancha política" y el Gobierno lo desmiente

Guerra por la publicidad institucional sobre la Constitución
Europea

Alba acusa a Miguel Barroso de quitar publicidad
institucional al semanario por "revancha política" y el Gobierno lo
desmiente

Por Mate Guerra
Periodista Digital
11/02/05,
09.40 horas

Los lectores del semanario católico Alba no verán
en el número que llega hoy a los quioscos la publicidad explicativa del Gobierno
sobre la Constitución Europea. Los directivos del grupo Intereconomia, editor de
Alba, consideran que se trata de una "revancha
política"
del secretario de Estado de Comunicación, Miguel
Barroso, para tratar de asfixiarles económica e informativamente.

Aunque Miguel Barroso no quiso atender las llamadas
de Periodista Digital, sí lo hizo finalmente uno de sus asesores, que pidió la
reserva de su nombre.

El semanario Alba denuncia que Miguel
Barroso les ha dejado fuera de la publicidad institucional sobre la Constitución
Europea...

Eso es falso, absolutamente falso.

Pues hablan de una "revancha
política"...

Es falso, absolutamente falso.

¿Cuales son los criterios que se aplican
para quitar o poner la publicidad en los medios?

Es que no hay ningún criterio para quitar la
publicidad... es que es falso...

Pero vosotros....

(levanta la voz) Aquí no ha habido ninguna decisión
de quitarle publicidad a nadie. Ahora sí tu le quieres dar crédito a lo que te
digan, pues me parece muy bien...

No; te rogaría que no me hablaras así.
Estamos tratando de contrastar una información que os afecta
directamente...

No quiero en absoluto usar un mal tono. Lo que digo
es que ellos pueden decir –me sale la palabra Misa, pues justo--, pero pueden
decir lo que quieran. De aquí no ha emanado ninguna decisión de quitarle a nadie
publicidad institucional.

¿No ha habido cambios? Pero cuáles son los
criterios para...

En primer lugar no existe un contrato Marco del
Estado con los semanarios. Cada Ministerio establece sus criterios con quien
pone publicidad y con quien no. Generalmente lo que hacen los ministerios es
seguir criterios profesionales, los que establecen las centrales de compra de
medios.

Te lo pregunto porque hay una acusación
directa sobre Barroso..

Esto te lo desmiento rotundamente. Miguel Barroso
no ha dicho nada de donde hay que poner publicidad y donde no hay que
poner...nada, cero, absolutamente, taxativo.

Intereconomía
insiste

Carlos Lapuente, Director General
de Interconomía, asegura en cambio que “hemos visto como el Gobierno ha
insertado publicidad en
Tiempo, Cambio 16 y en Siglo.
Nosotros llamamos a la central de medios correspondientes y nos dicen que esa
campaña ha venido planificada directamente de La Moncloa y que por tanto quedan
fuera
Alba, Época y también La Clave”

¿Les dieron alguna razón?

No, no. Directamente había venido planificado todo
de La Moncloa y como es competencia del Secretario de Estado de Comunicación,
entendemos que es una auténtica revancha política. No se ha tenido audiencia, ni
difusión ni nada por el estilo.

¿Y por qué en el número de este viernes
publicáis la denuncia en ese tono, con el rostro de Barroso? ¿No es una decisión
legítima del Gobierno determinar el destino de la publicidad institucional como
se ha hecho siempre?

Lo hacemos para informar a nuestros lectores que el
secretario de Estado de Comunicación ha decidido hurtar a nuestros lectores el
derecho a la información sobre la Constitución Europea.

Pero también es un ingreso menos para
vuestro grupo...

Pues sí, les quita a nuestros trabajadores los
ingresos publicitarios por revanchismo político.

Perdona que te insista, pero esa decisión
es un competencia propia del gobierno, de este y de los anteriores.

Es verdad, es un derecho absolutamente propio. Lo
que es curiosos es que los semanarios que reciben esa publicidad son claramente
identificables y sobre todo lo hacen con dinero público. Una cosa es lo que haga
el Partido Socialista o el Partido Popular, pero si es el Gobierno, esa campaña
institucional debe abarcar a la mayoría de los medios conocidos.

¿Ustedes pedirán explicaciones a La
Moncloa?

No.

Pero sí hacen esta denuncia pública, tal
vez deberían saber las razones de ellos..

Bueno, nosotros hemos intentado contactar con el
secretario de Estado de Comunicación, con Miguel Barroso, pero no hemos tenido
ningún tipo de respuesta a esa llamada. Por tanto, lo que hacemos es informar a
nuestros lectores de cómo ha actuado el Gobierno.