jueves, abril 21, 2005

Benedicto XVI, el Papa mártir

Sinceramente, conozco a muchos que acertaron quien iba a ser el sucesor de Pedro, pero ese no fue mi caso. Yo apostaba por un Papa venido de África o de Asia, un Papa de la Iglesia perseguida, un Papa que hubiese sufrido tanto, que nadie se atreviese públicamente a negarle su derecho a ser amado. Pero el Espíritu Santo siempre nos supera.

Benedicto XVI aportará una gran seguridad doctrinal en sus planteamientos y en sus decisiones. Curiosamente, esto asegura su enfrenamiento con el mundo. ¿Y acaso podría ser acaso de otra manera?No es que Ratzinger sea de una dureza intratable o que esté falto de piedad hacia el prójimo, que es lo que los enemigos de Cristo van a repetirnos hasta la saciedad. Lo que pasa es que el Papa Ratzinger es sabio y humilde.

Sabiduría y humildad, una combinación insoportable para los defensores del relativismo, del laicismo, para los defensores de la New Age o para los de la “Cultura de la Muerte”. ¿Por qué? Porque ante la humildad de Ratzinger, al que reconocen que ama y que es sabio, ellos se sienten banales e ignorantes, imbuidos de un engreimiento absurdo.

Ese engreimiento “insultado” por la humilde exposición de la Verdad, les llevará a responder con odio y con falso desprecio. Desprecio que se diluirá ante la aviesa necesidad de destruirle, pues en esa angustia por anular su mensaje, atacarán a Ratzinger, e implícitamente, necesariamente, y muy a su pesar, con ello le estarán reconociéndolo como poseedor de esa Verdad de la que ellos carecen.

Y llegamos así otra vez al principio, ¿un Papa digno de amor, por haber sufrido persecución por su fe en Cristo? Bueno, Ratzinger ya ha sufrido persecución intelectual y moral, pero ¿existe el pasado a los ojos de Dios? ¿Por qué Dios debería limitarse al pasado y ponérnoslo fácil?
Todos aquellos que amáis a Cristo ¡¡preparaos a amar y a sufrir por Él en la persona del Papa!!

Benedicto XVI ya nos ha enseñado sus armas. El amor, la sabiduría y la humildad. Los enemigos de la Iglesia las han reconocido e intentarán negarlas y que el pueblo de Dios las ignore. Benedicto, el guardián de la fe, cargará con nuestras debilidades y, por amor a Cristo y al hombre, se enfrentará al Mundo con la fuerza de la Verdad y con la suavidad de la humildad. Y por ello, ya es odiado.
¿Queríamos un Papa digno de ser tan amado como Juan Pablo II? Me temo que vamos a ver a un Papa espiritualmente martirizado por los enemigos de la Iglesia. ¡¡Vamos a ver día a día el martirio espiritual de Benedicto XVI!!
Y para colmarle de dolor, en su humildad siempre creerá insuficiente todo cuanto sufra por nosotros, y muy escaso todo cuanto se entregue a Cristo. ¡Nos vamos a extasiar de tanto amarle!

Benedicto XVI nos necesita. Necesitará día a día sentir nuestras oraciones, de nuestro amor filial y de nuestro acercamiento a Cristo. Si así lo hacemos, además de un papa mártir, tendremos un Papa inmensamente feliz.

Efrén Pablos

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