domingo, mayo 22, 2005

Nuevos sacerdotes en el Año de la Eucaristía


Durante una ceremonia que ha tenido lugar en la basílica de San Eugenio, en Roma, 42 fieles del Opus Dei han recibido la ordenación sacerdotal de manos de Mons. Javier Echevarría. Los nuevos presbíteros provienen de Argentina, Bélgica, Colombia, Chile, España, Estados Unidos, Filipinas, Francia, Guatemala, Italia, México, Nigeria y Uruguay.


21 de mayo de 2005

Mons. Echevarría: “Sed sacerdotes enamorados de Cristo”

“Como tantas veces recordó el amadísimo Papa Juan Pablo II, la Eucaristía y el sacerdocio han nacido juntos en el Cenáculo de Jerusalén, la tarde del Jueves Santo”, afirmó el Prelado del Opus Dei al inicio de la homilía. Mons. Javier Echevarría observó que Benedicto XVI ha querido subrayar la “providencial coincidencia” del comienzo de su ministerio petrino con el Año de la Eucaristía.

“Querido ordenandos –dijo el prelado– tened siempre presente que el don y la tarea de consagrar la Eucaristía, que hoy os concede el Señor, comporta una responsabilidad muy grande. Alguna vez os vendrá a la mente el pensamiento de que sois unos pobres hombres, y es verdad: todos lo somos. Pero no tengáis miedo. Dios, que os ha llamado, también os ofrece toda su ayuda para ser sacerdotes santos; es decir, sacerdotes enamorados de Cristo, dedicados a la salvación de las almas, plenamente disponibles ante las necesidades del apostolado”.


El Prelado del Opus Dei animó a los nuevos sacerdotes a seguir el ejemplo de San Josemaría, a quien gustaba definirse a sí mismo como ‘un sacerdote de Jesucristo’, y también como ‘un pecador que ama a Jesucristo con locura’. “Las dos cosas se concilian perfectamente –subrayó– porque la dignidad incomparable del sacerdote es, como enseñaba nuestro fundador, una grandeza prestada, compatible con la poquedad mía”.

A continuación, Mons. Echevarría explicó que “el sacerdote es para la Eucaristía en la Iglesia y al servicio de la Iglesia”. Por esta razón, “sin una plena comunión con el Romano Pontífice y con el Ordinario propio, el sacerdote no puede hacer un verdadero servicio eclesial”.

A este propósito, el obispo rememoró la manifestación de comunión que se verificó en Roma y en todo el mundo durante las pasadas semanas: “La Iglesia, en todas sus componentes, se estrechó primero en torno a Juan Pablo II, en un adiós lleno de conmoción que acompañó su salida de la tierra, y luego en torno a Benedicto XVI. En aquellos días, la Iglesia se mostró más viva que nunca, bajo el impulso del Espíritu Santo”. Mons. Echevarría añadió: “Es tarea de todos, y en primer lugar de los sacerdotes, hacer que esta preciosa herencia no sólo no se disperse, sino que se refuerce en el futuro. De una comunión compacta —afectiva y efectiva— de los católicos en torno al Vicario de Cristo, se seguirán necesariamente grandes bienes para la Iglesia y para el mundo entero”.

Finalmente, el Prelado glosó la dimensión mariana del sacerdocio, fundada en la realidad de que “Cristo Redentor, de quien los sacerdotes hacemos las veces, no es una abstracción, sino una Persona concreta: es el Hijo eterno de Dios, nacido en el tiempo de una mujer concreta, la Virgen María, cuya sangre lleva en las venas”.

Por esta razón “debemos tomar con nosotros —a ejemplo de Juan— a quien una vez nos fue entregada como Madre”. Como recalcó Juan Pablo II, “María está presente con la Iglesia, y como Madre de la Iglesia, en todas nuestras celebraciones eucarísticas”. Y así como “Iglesia y Eucaristía son un binomio inseparable, lo mismo se puede decir del binomio María y Eucaristía”. Para el Prelado, “la especial relación del sacerdote con la Eucaristía comporta también una relación especial del sacerdote con María”.

Unos 3.000 parientes y amigos acompañaron a los nuevos presbíteros durante la ceremonia y despidieron su procesión final con un largo aplauso. Entre los participantes en la ceremonia se encontraba el grupo de música pop “Second”, ya que el guitarrista de la banda es hermano del recién ordenado y también guitarrista José María Guirao.

El Prelado felicitó a las familias de los recién ordenados, y les pidió que rezaran mucho por ellos: “ahora necesitan más que nunca vuestra oración”. Al mismo tempo – añadió– “demos gracias a Dios, que no deja de suscitar ministros de Cristo, y supliquémosle que sean más abundantes aún en el mundo entero”.

Don Jorge y “father” Anthony, dos de los nuevos presbíteros

Uno de los nuevos sacerdotes es Jorge Llop, ingeniero vasco de 46 años, apasionado por la literatura rusa y por los deportes desde la juventud. Don Jorge llegó a la ordenación sacerdotal después de una grave enfermedad que comenzó a manifestarse en el verano de 1999 y que le obligó a pasar algunos meses en el hospital: “Fue inolvidable que el prelado del Opus Dei, monseñor Javier Echevarría, me escribiera una docena de cartas durante mi convalecencia en la clínica. Estuvo siempre al corriente de la evolución de mi enfermedad”.
Reflexionando sobre ese período, explica: “todo acontecimiento, también aquellos más dolorosos, debe ser contextualizado en el proyecto que Dios tiene para cada uno. Y, entonces, es más fácil encontrar un sentido, que no es otro que el que dio Jesús a la Pasión. El misterio de la Cruz del hombre se entiende en el misterio de la Cruz”.


Hijo de padre anglicano y madre católica, otro de los nuevos sacerdotes se llama Anthony Babafemi Ogunsanya, nacido en Lagos (Nigeria) hace 32 años. “San Josemaría Escrivá, que ha jugado un papel decisivo en mi vida, decía que el 90% de nuestra vocación la debemos a nuestros padres: el agradecimiento a los padres debe ser muy alto”, explica el ahora “father” Anthony.


Entre los nuevos sacerdotes, el webeditor de www.opusdei.org

Entre los nuevos sacerdotes también se encuentra el mexicano Juan Carlos Ibarra, licenciado en Periodismo que desde 1998 hasta hace unos meses ha compaginado sus estudios teológicos en Roma con el trabajo como editor de esta página web. Conocedor del medio, Juan Carlos apela directamente a los lectores de www.opusdei.org : “¡Los nuevos sacerdotes contamos con el apoyo de sus oraciones!” .


Al preguntarle por su trabajo como webeditor, cuenta: “Ha sido una experiencia muy enriquecedora. La versatilidad de Internet nos pedía creatividad para contar el mensaje del Opus Dei y muchas otras noticias sobre la Iglesia. Intentamos de todo y aprendimos con éxitos y fracasos. Los mensajes que recibíamos de los usuarios de la página web nos alentaban mucho. En el 2003 nos llegaron unos 15.000 mensajes desde más de 70 países y con contenidos muy diversos: preguntas sobre la Iglesia Católica y la Obra, testimonios de fe, gente que quería hacerse del Opus Dei, narraciones de favores de san Josemaría, peticiones de oraciones: recuerdo el mensaje de un joven de Pekín que pertenecía a la ‘Underground Catholic Church’ en China y nos pedía que rezáramos por él para que supiera ser fiel a su fe católica y al Papa”.


De Juan Pablo II a Benedicto XVI

El pasado 5 de abril, Anthony Babafemi pudo participar, como diácono, en la ceremonia del traslado del féretro de Juan Pablo II desde la Sala Clementina hasta la Basílica de San Pedro “y ver al Papa muy cerca, acompañarlo, rezar de un modo muy singular en medio de la muchedumbre que llenaba la Plaza”. Será –afirma- “uno de los recuerdos más impresionantes que me llevaré de Roma”


“Los últimos días de Juan Pablo II me han dado una gran lección sobre lo que significa ser sacerdote”, añade Juan Carlos. Y sigue: “Siento también un especial compromiso de rezar por Benedicto XVI. Recuerdo que el día de la ‘fumata bianca’ me encontré con un amigo que no veía desde hace años. Me dijo que en esas semanas había estado varias veces en la Plaza de San Pedro y ver a tanta gente rezando le había ayudado a darse cuenta que ‘la Iglesia estaba viva’; y el desencanto por la fe que tenía se había transformado en esperanza. Durante la homilía de Benedicto XVI en su Misa de inicio de pontificado se me quedaron grabadas intensamente esas palabras: ‘la vitalidad de la Iglesia’. Por eso me siento la responsabilidad de colaborar con nuestro nuevo Papa en la transmisión de esta vitalidad a todas las personas que encuentre en el camino”.


De los 42 nuevos sacerdotes, 28 son europeos, 11 provienen del continente americano, 2 de Asia y 1 de África. Con 27 años, el catalán Pau Agulles, el guatemalteco Antonio Porras y el colombiano Pablo Quintero son los más jóvenes, mientras que el español Fernando Aramburu, con 48 años, es el mayor de la promoción. Los restantes sacerdotes son: Enrique Arce, Juan Marcos Arroyo, Enric Bonet, José Gabriel Buzzo, Enrique Cadelo, Juan Casas, Enrique del Castillo, Javier del Castillo, Jesús Conceglieri, Massimo Del Pozzo, Eduardo Díez-Caballero, José Juan Eres, Emmanuel Tiambeng Esguerra, Alejandro Espinós, José A. Fernández, Sergio Fumagalli, José María Guirao, Joan Miquel Guixà, Ignacio Izco, Pierre Raimond Jourdan, Javier Marín, José Francisco Nolla, Juan Carlos Ossandon, José Manuel Padilla, Cristóbal Peña, Antonio Porras, Felipe Quintana, Marcelo Rojo, Giorgio Romani, Javier Sánchez, Teodorico Andan Santiago, Joaquín Sedano, Stéphane Seminckx, Javier Vega, Diego Zalbidea y Nicolás Zelaya.
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