La escuela deportiva Brafa, una obra corporativa del Opus Dei en Barcelona, ha conmemorado sus 50 años. El arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, ha agradecido a los promotores de Brafa el servicio a la Iglesia que la escuela realiza.
09 de mayo de 2005
Unas 500 personas participaron el pasado 30 de abril en la Eucaristía de acción de gracias por los cincuenta años de la escuela deportiva Brafa, en Nou Barris. El arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, presidió la ceremonia y agradeció a los promotores la tarea de servicio a la Iglesia.
Alumnos y seniors, profesores, monitores y numerosas familias y amigos llenaron el pabellón de la Escuela Deportiva Brafa para celebrar, con una Eucaristía en acción de gracias, los cincuenta años de esta institución educativa situada en el distrito barcelonés de Nou Barris. El arzobispo de Barcelona, Mons. Lluís Martínez Sistach, presidió la ceremonia, acompañado del vicario de la Prelatura en Catalunya, Dr. Antoni Pujals, del arcipreste y el párroco de la zona, y de los sacerdotes que prestan atención pastoral en Brafa.
En la homilía, el arzobispo de Barcelona animó a los jóvenes a aprovechar la práctica del deporte para la mejora física, “pero también para irse formando en los valores que tienen que servir para el deporte de la vida”. En este sentido, encareció a todos los presentes a llevar una vida coherente con la fe y alimentada por una amistad sincera con Jesús. También hizo un llamamiento a la generosidad, y a agradecer a Dios todo lo que recibimos de Él continuamente.
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Al final de la celebración, el Dr. Antoni Pujals dio las gracias al arzobispo por su presencia, y expresó el deseo –compartido por quienes impulsan Brafa- de continuar sirviendo la sociedad siguiendo el ejemplo de San Josemaría, que animó siempre a estar muy unidos a los obispos de cada diócesis. En respuesta, Mons. Martínez Sistach agradeció también “la tarea formativa y espiritual” de Brafa. “Muchas gracias por el servicio que hacéis al arzobispado”, concluyó.
Una apuesta social
Brafa nació en el barrio de Hostafranchs (Barcelona) en 1954 por impulso de san Josemaría Escrivá de Balaguer. La Escuela entiende el deporte como un medio de educación y de mejora personal. Su modelo docente responde a unos principios que proyectan toda su actividad y que se manifiestan en muchas de las costumbres que se viven: compañerismo, responsabilidad, solidaridad, esfuerzo, optimismo, etc. Fue promovida por varios jóvenes, algunos de ellos fieles del Opus Dei, que se propusieron fomentar la formación integral de la persona mediante el deporte, una actividad que entonces era su pasión y después, para algunos de ellos, sería también su profesión. Con el tiempo, Brafa se convirtió en una escuela deportiva.
El espíritu cristiano que inspira la tarea educativa de Brafa, se manifiesta en otras iniciativas que se realizan a lo largo del curso, con la colaboración de las familias y los profesores: campos de trabajo, intercambios con países en desarrollo, campañas de reyes, arreglo de viviendas, visitas a personas sin recursos y promoción de equipos de fútbol integrados por inmigrantes.
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