jueves, mayo 05, 2005

«El nivel de superficialidad en las redacciones es abrumador»

Por Elena de Regoyos

Periodista Digital

R: Entiendo que los dos libros de Aznar son más bien una autobiografía, y luego caja. Esta aprovechando el tirón de sus electores. Sin grandes aportaciones, porque Aznar nunca fue un ideólogo, aunque se pretendiera hacer creer que sí. Sin duda ha sido un buen presidente del Gobierno, pero no es un ideólogo. ¿Qué aporta mi libro? Aporta crítica. Este país no se merecía tener el Gobierno tan mediocre y el presidente del Gobierno tan insignificante que tiene ahora mismo. Mi libro es un grito de alarma. Los ciudadanos están siendo traicionados por sus líderes y tienen que movilizarse. Enrique de Diego abandera la crítica como principal arma frente a una clase política nefasta. Acaba de publicar “El Suicidio de España”, último libro de ensayo de una trilogía verdaderamente dura con el sistema político español. Dibuja una España moribunda por causa de la “eutanasia” a la que se ve sometida por parte de “la clase política, especialmente por Zapatero”. “Este país no se merecía tener el Gobierno tan mediocre y el presidente del Gobierno tan insignificante que tiene ahora mismo”, lamenta.

Pregunta: ¿A qué se refiere con el suicidio de España?
Respuesta: A la demolición de la nación más vieja de Europa, que viene siendo perpetrada desde el inicio de la transición, y que tiene su base en un sistema electoral nefasto que concede el poder a la tiranía de las minorías. Estamos en el tramo final de este suicidio, que es más bien una eutanasia administrada por la clase política, especialmente por Zapatero, que está llevando a la nación decididamente mar adentro. Lo único que puede evitarlo es una rebelión cívica de los ciudadanos.

P: ¿Cree que los políticos leen los libros de análisis político que se publican? ¿Piensa que los aprovechan para mejorar o aprender?
R: Zapatero ha demostrado que al menos lee los títulos de los libros, porque ha citado “Sobre la paz perpetua”, de Kant, pero no lo ha leído, porque el libro dice lo contrario a lo que él hace. Los políticos parece que leen poco. Últimamente Aznar parece que escribe. Aquí tenemos políticos profesionales, que se han dedicado a la política toda la vida, que empezaron a cobrar del presupuesto a los 16 años. Y no va muy en línea del debate y la discusión. Concretamente, con mi libro no trato de influir en los políticos, sino en los ciudadanos, que son los que pueden hacer cambiar la deriva.


P: Desde la subdirección de un medio de comunicación ¿observa que los ciudadanos españoles están interesados en la política?
R: Lo que observo es que hay una parte de la sociedad con gran sensación de frustración. Esta pregunta remite el segundo libro de la trilogía: Los Nuevos Clérigos.


P: ¿Es verdad que cada vez hay menos ideología en la política y más en los medios de comunicación?
R: No estoy de acuerdo. Yo hablo de “ideología mediática”. Hay una ideología conjunta, la linea editorial de El País y de El mundo es la misma, en los grandes temas. Luego está el tratamiento a determinados políticos afines, de los que se espera obtener más. Los medios de comunicación están pasando por el peor momento desde el comienzo de la Democracia, es un mercado lleno de cinismo y dedicado al más estricto mercantilismo, como la consecución de licencias. Hay muchos ciudadanos que se consideran indefensos y en su momento saldrán a la calle.


La linea editorial de El País y de El mundo es la misma

P: ¿Qué tipo de relación se establece entre los directivos de los medios y los políticos? ¿Es de amistad?
R: Como en cualquier otra sección del periódico, es la clásica relación de las fuentes, cuando todavía no se ha perdido el mínimo de deontología. Es una relación parecida a la amistad, pero no idéntica, en la que puede haber un clima de sintonía en momentos determinados, pero sin dejarte utilizar. Lo que pasa es que los periodistas, aunque algunos gozamos de una libertad suficiente, ahora mismo pesan muchísimo más las empresas. Quizá haya sido proyección del Grupo Prisa, pero los periodistas son como huestes de cada señor feudal.

P: Al revés que en Europa, los semanarios de información política han ido cayendo en España, salvo Época, que parece que se refuerza, ¿cómo lo explica?
R: La revista Época no ha hecho más que subir en los últimos dos años y medio. El secreto se llama periodismo. Nosotros hacemos un periodismo muy serio, riguroso y crítico. Dentro de los evidentes problemas que tiene el soporte papel, las revistas de información política son las que tienen un futuro mejor, siempre y cuando se haga análisis y se dé valor a los lectores. Es verdad que en todo el mundo las revistas políticas son las que mejor están funcionando, salvo en España.


P: ¿Cree que en los medios españoles falta especialización a la hora de hacer información política?
R: Lo que falta, en primer lugar, es cerrar las facultades de Ciencias de la Información, y dar una formación seria, una carrera de Humanidades, que sirve para tener una vasta cultura. Y luego hace falta que los periodistas sean responsables, se den cuenta del contrapoder que tienen y lean, que se formen. Eso falta muchísimo, el nivel de superficialidad en las redacciones es abrumador. Yo no soy gremial, es una clara autocrítica. Hay mucho periodismo de magnetofón, de ir de una rueda de prensa a otra, mucho tópico, mucho cliché, y falta de libre pensamiento y espíritu crítico. Y para eso hay que tener formación, hay que leer

P: Hablaba de que a Aznar ahora le ha dado por escribir, ¿qué aporta de diferente el periodista, respecto al propio político, cuando hace análisis político?
R: Entiendo que los dos libros de Aznar son más bien una autobiografía, y luego caja. Esta aprovechando el tirón de sus electores. Sin grandes aportaciones, porque Aznar nunca fue un ideólogo, aunque se pretendiera hacer creer que sí. Sin duda ha sido un buen presidente del Gobierno, pero no es un ideólogo. ¿Qué aporta mi libro? Aporta crítica. Este país no se merecía tener el Gobierno tan mediocre y el presidente del Gobierno tan insignificante que tiene ahora mismo. Mi libro es un grito de alarma. Los ciudadanos están siendo traicionados por sus líderes y tienen que movilizarse.

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