Sr. Director:
Con asombro y enfado he escuchado estos días en alguno de los medios de comunicación que nos son más afines a los católicos tachar de "hipócrita" la decisión del rey Balduino de Bélgica al negarse a rubricar con su firma la ley del aborto que en su momento le presentó el parlamento belga. Soy sobrina política de la reina Fabiola y por aquella época era frecuente que pasáramos parte de nuestras vacaciones con ellos. Le digo esto porque fui testigo de primera fila de las horas de oración y silencioso discernimiento que le costó al rey tomar esta decisión.
Era perfectamente consciente de que su decisión tenía como consecuencia el que pudiera ser depuesto. Por otro lado sabía cuan necesaria era su presencia como elemento de concordia y de unidad para el pueblo belga. Era, sobre todo, esto último lo que le hacía dificilísima la decisión.
Tras consultar con la reina Fabiola, ambos decidieron acogerse al derecho de objeción de conciencia pasara lo que pasara. Tan es así, que tenían literalmente las maletas hechas para marcharse. No es verdad, como se quiere hacer creer en algunos medios, que tuviera la solución preparada para abdicar tres días y después volver a ser el rey de los belgas como si nada hubiera pasado. Ni tenía la solución a su dilema ni sabía que pudiera haberla. Fue su primer ministro quien, comprendiendo sus razones, (existe una preciosa carta del rey explicándole las razones de su decisión.) pero preocupadísimo por lo que pudiera pasar en Bélgica si el rey se marchaba, buscó la salida legal a la situación, que el Rey y el Parlamento al final aceptaron. Así que de hipocresía, nada. Lo que sí hubo es una coherencia con su fe hasta las últimas consecuencias. Y, por cierto, en este momento se está en la fase de recoger todos los testimonios y documentación necesaria para abrir su proceso de beatificación.
Mercedes Soto Falcóhttp://www.aldeaeducativa.com/images/balduino.jpg">
No hay comentarios:
Publicar un comentario