California, en el barrio chino de San Francisco Hang Ah Hillside, un centro cultural sin ánimo de lucro, promueve en San Francisco varios programas para el desarrollo educativo de niñas de 8 a 12 años y la promoción de mujeres adultas. “Queremos enriquecer el entorno social y fortalecer las familias”, señala Ruth Mercado, coordinadora de la iniciativa.
25 de febrero de 2005
San Francisco, ciudad rica en culturas y monumentos, es conocida por sus empinadas calles y por los tranvías que las recorren. A uno de éstos se suben tres veces al mes unas cuantas chicas para dirigirse a una de las colinas de Chinatown, el barrio chino. Allí, en un sencillo edificio de ladrillos de nombre Hang Ah, se dan cita los sábados por la mañana para intentar poner remedio a sus dificultades escolares. Un grupo de voluntarias les esperan para ofrecerles asesoramiento personalizado, de acuerdo con las necesidades de cada una.
Las tutoras, en su mayoría jóvenes tituladas universitarias, analizan el nivel de las diferentes asignaturas, para centrar la atención en aquellas que resultan más difíciles. “Este tipo de voluntariado tiene una importancia primordial en la sociedad”, señala Ruth Mercado, coordinadora de los programas de Hang Ah, “porque hay pocas cosas más tristes que un talento desperdiciado”.
La mañana de los sábados comienza con una hora de trabajo individual, que varía según los casos. A una le ayudan con las matemáticas, hasta lograr que dé con la solución a los problemas; a otra, que está leyendo en voz alta, le interrogan sobre el texto, para ayudarle a mejorar en la comprensión de los conceptos; una tercera debe esforzarse por escribir no sólo correctamente, sino según los requisitos propios de cada tipo de texto y teniendo en cuenta el lector al que se dirige, etc. El objetivo inmediato es conseguir que las jóvenes saquen adelante el curso, pero lo que Hang Ah Hillside pretende es mucho más: “REACH Tutoring Program”, como se llama el programa de ayuda académica, persigue no sólo que las chicas puedan despuntar en matemáticas, ciencias, inglés y otras asignaturas, sino que dignifiquen su vida a través del aprendizaje de algunas virtudes humanas y cristianas. La oferta educativa de Hang Ah comprende también talleres de cocina y manualidades, conferencias y clases sobre temas de actualidad.
La formación de las chicas tiene por tanto varios frentes. Además del trabajo escolar, tiene enorme importante la tutoría personalizada, en la que de semana a semana, con la ayuda de una tutora, las chicas repasan y actualizan los objetivos personales y académicos que se han propuesto a sí mismas. “Más que de un examen de la semana, se trata de una charla cordial, amable y a la vez exigente, donde se repasan algunos puntos indispensables para el crecimiento personal de las niñas”, explica una tutora.
Después de un tiempo dedicado al estudio, las alumnas reciben una clase sobre un determinado tema. Antes de que vuelvan a sus casas, un almuerzo en común pone punto final a la mañana.
En apoyo de la mujer
La iniciativa surgió a raíz de un programa de estudio dirigido que llevaron a cabo dos mujeres residentes en el barrio, Cion Nepomuceno y Genny Berry, en el colegio Old St. Mary’s. Aquella actividad, que había comenzado con niñas, podía claramente expandirse a mujeres adultas. “Toda la familia tenía que ser apoyada y estimulada”, explica Genny Berry. Su sueño se hizo realidad en 1999, cuando se adquirió y renovó el actual edificio de Hang Ah Hillside, gracias a la aportación económica de un donante anónimo. Salas especiales para el asesoramiento, aulas para las clases, una biblioteca, una sala de estar...: las nuevas instalaciones dotaron a este centro de la capacidad suficiente para ofrecer programas formativos a mujeres profesionales. Entre otras actividades dirigidas a profesionales, despertó gran interés un debate sobre Juan Pablo II y su teología del cuerpo. Además, tiene muy buena acogida el curso de orientación para matrimonios, que da algunas pautas para conseguir sacar adelante positiva y conjuntamente la vida profesional y familiar.
La nueva sede de Hang Ah fue inaugurada en enero de 2004 con un acto bilingüe, en chino y en inglés. Los festejos incluyeron la tradicional Danza del León Chino, que todavía hoy se ejecuta en China cuando tiene lugar la apertura de negocios o la inauguración de eventos importantes, y una presentación multimedia de las actividades de Hang Ah Hillside. La intervención de Sharon Hefferan, directora de la iniciativa social ‘Metro Achievement Center’ de Chicago, alentó a los asistentes a soñar con el enorme servicio que este nuevo centro podrá prestar tanto a los vecinos de Chinatown como a los de la zona metropolitana. “San Francisco es el quinto condado más grande de los Estados Unidos y su zona metropolitana cuenta con más 7 millones de habitantes. En medio de toda esta gente, hay muchos necesitados. Hay que soñar con poder ayudar y servir un día a todos. Proyectos como Hang Ah encuentran su sentido en este contexto de auténtica solidaridad”, señaló.
Durante los últimos dos años, Hang Ah Hillside ha participado con un stand en la feria anual de la ‘Chinatown Community’. Ha sido una ocasión excelente para dar a conocer a miles de personas las actividades del Centro. Con este mismo objetivo se celebró también recientemente una jornada de puertas abiertas en la que los vecinos de Chinatown pudieron conocer Hang Ah con sus propios ojos. “Aprendimos mucho de nuestros vecinos –dice Ruth Mercado-. Hablando con las muchas personas que vinieron pudimos comprar que cuando uno se propone mejorar el mundo, aunque sea un poco, encuentra verdaderos amigos”.
Si desea recibir más información o colaborar económicamente con Hang Ah Hillside Cultural Center puede dirigirse a:
Ruth Mercado
883 Sacramento Street
San Francisco, CA 94108. USA
© 2005, Oficina de información del Opus Dei en Internet
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