ACTUALMENTE, por lo visto, está de moda tomar posturas que se dicen cristianas y que en realidad son simplemente críticas a la Iglesia Católica que "casualmente" coinciden con las tesis del actual Gobierno.
Así Benito Coterón, en Carta al Director del 1 de Diciembre y en sintonía con la vicepresidenta del Gobierno quien afirmó «me gustaría me concretaran en qué se sienten perseguidos los ciudadanos de este país que profesan la fe católica», se ríe de la presunta persecución religiosa. Algunos católicos, no precisamente la Jerarquía, han publicado una lista de cuarenta ataques de nuestros gobernantes contra la Iglesia, es decir cuarenta patadas en la espinilla contra ella. A mí personalmente me molestó, puesto que soy moralista, que el señor Rodríguez Zapatero dijese que había que superar la moral carca, que yo entiendo por el contexto que es la Moral Católica basada en los mandamientos de la Ley de Dios y que es en la que yo creo.
Ciertamente, si no se cree en Dios, podemos pasar de los tres primeros mandamientos. Sobre el cuarto, creo en la familia estable, la más importante institución social, que surge del matrimonio entre un hombre y una mujer, lo demás no es matrimonio, y abierta a la vida como el mejor marco para tener y educar a los hijos. Tampoco estoy de acuerdo en que se prive a los niños adoptados del padre o de la madre. Creo en la vida y por tanto estoy en contra del aborto, al que considero que es un crimen horrible y que traumatiza psíquicamente a muchos de sus autores. Desapruebo la investigación con células madres embrionarias, tanto más cuanto que la investigación con células madres obtenidas lícitamente está dando mejores resultados médicos.
Defiendo que a los jóvenes se les inculque la castidad, aunque si se acuestan es mejor que utilicen el preservativo, porque si no son castos, por lo menos que no sean tontos, si bien el sexo seguro no existe, salvo monogamia y fidelidad mutua. No me gusta que el Estado, aunque acepto tenga una ley de divorcio, favorezca los divorcios rápidos que dan inseguridad a la familia. Pienso que la Administración debe saber utilizar los fondos públicos y por ello no me parece bien que se trate de cambiar la legislación para que no se pueda castigar a quienes con estos fondos tratan de subvencionar a ETA. Considero que no se debe mentir y no entiendo como el señor Caldera, que manipuló un documento ante el Parlamento, sea ministro. En cuanto a los dos últimos mandamientos, hacen referencia a nuestro interior, y no son por tanto sujeto de derecho.
Con respecto a su crítica a las autoridades eclesiásticas, es decir a los obispos, puedo decirle que, en ocasión del Concilio Vaticano II, conocí y aprecié a nuestros obispos en conjunto, aunque por supuesto, siempre puede haber alguno que no dé la talla. Su frase final «mientras otros hacían meteórica carrera codeándose con traficantes sin escrúpulos y dictadores sangrientos», me ha hecho pensar en algunos gobernantes muy conocidos más que en nuestros obispos.
En el libro verde del Ministerio de Educación me encuentro con esta perla: «las convicciones religiosas o la ausencia de ellas tienen un carácter privado». Mi fe desde luego es personal, pero no privada, porque como todo cristiano tengo el deber de transmitirla, eso sí convenciendo, no imponiendo.
Y por último el día 2 de Diciembre en la Tribuna 'El seminario y las mujeres', Isabel Foncea, que se presenta como presidenta de la Asociación Mujeres y Teología, dice que «la teología ha sido durante siglos una historia de desprecio y culpabilidad». Si la historia de la Iglesia es prácticamente la de una asociación de malhechores, no digo de pecadores, no entiendo porqué se pretende ser teóloga de esa Iglesia. De paso le informo que el primero que en el mundo se dio cuenta que los brujos y brujas no estaban endemoniados fue el inquisidor de Logroño Alonso de Salazar Frías, allá por el 1612, quien logró el cese de su persecución. Cuando los misioneros y misioneras están haciendo tanto por la liberación de la mujer, no entiendo que las feministas se fijen solamente en una cuestión ciertamente complicada como es el sacerdocio de la mujer y en cambio se queden calladas cuando se pretende que a las alumnas musulmanas se les enseñe que hay un derecho a la poligamia y que la mujer es radicalmente inferior al varón. Claro está que meterse con los católicos suele salir gratis y meterse con el Islam puede ser peligroso.
PEDRO TREVIJANO
viernes, enero 14, 2005
Críticas a la Iglesia
Críticas a la Iglesia
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