Maryline y Pascal Forti son profesores de Geografía e Historia en un colegio público de Lyon. Desde allí procuran encontrar a Dios en medio del mundo. Maryline es supernumeraria del Opus Dei.
11 de octubre de 2005
¿Comenzó entonces a frecuentar ese centro del Opus Dei?
Mi madre deseaba que yo participase en las clases de apoyo escolar que se organizaban los fines de semana, para preparar así mi bachillerato.
¿Qué le pareció aquello?
Me gustaba la bondad de las personas que vivían allí, su sonrisa, su amabilidad. También, el oratorio que había en la casa me parecía muy bonito. En esa casa estaba contenta. Podía hablar de todo. Me ayudaban con mis tareas, y me abrían los ojos a un nuevo mundo: al cristianismo. Me sentía completamente libre, lejos de las críticas.
¿Por qué pidió ser admitida en el Opus Dei?
Porque pensé que ese era mi camino en la Iglesia para ir hacia Dios. Tenía 21 años, y acababa de hacer mi primera comunión y mi confirmación. Lo que me enseñaban me venía bien, aunque se me proponía un modelo de vida exigente. Me atraían el carisma del Fundador y sus palabras. Tenía una convicción profunda de que era lo mío: el Opus Dei me ayudaría a perseverar en la Iglesia.
Puede decirse que los compromisos espirituales de una persona del Opus Dei (asistir a Misa, hacer oración a diario, rezar el Rosario, etc.) son importantes. ¿No es una carga demasiado pesada?
Se aprende a rezar poco a poco. A través de la oración me acerco a Dios. De eso se benefician, en primer lugar, mi familia y mi trabajo. Es una elección de vida. Otros invierten su tiempo libre en otras ocupaciones. Yo lo dedico a encontrar la paz y sentirme feliz por saberme cerca de Dios.
¿Y si no quisiera continuar en el Opus Dei?
Mi marido quedaría decepcionado. Y mi experiencia es que, cada vez que me alejo de Dios, me siento más cansada, soy más egoísta... Si deseara abandonar la Obra, espero que alguien me aconsejara lo contrario, pero sé que respetarían mi decisión.
¿Qué hace con su dinero?
Procuro no malgastarlo y no caer en las trampas de la sociedad de consumo. Por otro lado, entrego una pequeña suma al Opus Dei, de igual manera que si diese dinero en la colecta dominical o a alguna asociación.
Para usted, ¿que supone pertenecer al Opus Dei?
Formar parte de una de las muchas familias de la Iglesia. Compromete mucho ya que en adelante, ya nada me deja indiferente: el sufrimiento, la ignorancia, la felicidad del mundo.
¿Ha cambiado su forma de ser?
Sigo siendo yo misma: mismas virtudes, mismos defectos. Pero mi manera de ver y tratar a los demás ha cambiado. ¡Es millones de veces mejor!
¿Le molesta que les etiqueten de "católicos ultra"?
Todo el mundo tiene una etiqueta. Esa me indica que no estoy muy lejos de Cristo.
¿Los miembros del Opus Dei están obligados a hacer apostolado?
Todo creyente –cristiano, musulmán o judío- tiene la necesidad de transmitir su fe, pero es Dios quien la da. Yo, por mi parte, deseo que la Obra se expanda y que muchas otras personas compartan mi alegría y mis convicciones. Es normal, ¿no? También me gusta el fútbol y animo a otros a que vengan conmigo al estadio.
¿Y que piensa cuando oye que el Opus Dei es rico?
Puedo hablarle del centro de Lyon en el que trabajaba mi madre. Ciertamente, está bien situado y decorado con gusto, pero los muebles siguen siendo los mismos desde hace muchos años. Mi madre me explicaba lo que preparaba allí para comer: era siempre algo simple y no se desperdiciaba nada. Cuando se trabaja en un centro de la Obra, se descubre fácilmente qué significa vivir la pobreza cristiana.
¿Las personas del Opus Dei se mortifican?
Pascal [el marido], ¿no te preocupó saber que tu mujer pertenecía al Opus Dei?
No. Jamás había oído hablar de la Obra. Cuando mi esposa me habló de algunas críticas que sufría esta institución, comencé a documentarme. Leí un libro en el que se realizaban acusaciones sin fundamento y absurdas.
¿Qué opina sobre las "riquezas" del Opus Dei?
He podido constatar que los numerarios viven sin ningún tipo de lujo. Creo que se dice que la Obra es rica porque se suma el número total de centros que posee en el mundo. Pero individualmente, es todo muy normal.
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