Tras tener que renunciar a ser comisario europeo por su ideas sobre la mujer y la homosexualidad, Buttiglione ha vuelto a Italia para continuar como ministro y defender su derecho a ser fiel a sus principios. El responsable italiano de Asuntos Europeos se defiende de las críticas de estas últimas semanas: «Yo dije lo mínimo de lo mínimo que podía decir sin traicionar mi fe; quizás no soy un católico muy valiente. Pero no fue suficiente».
Madrid- El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, eligió a Rocco Buttiglione para ser el representante de su país en la Comisión Europea presidida por el portugués Durao Barroso. Sin embargo, el rechazo del Parlamento Europeo a su candidatura por sus declaraciones contra los homosexuales y las mujeres le obligaron a dimitir varias semanas más tardes como futuro comisario europeo de Justicia y Libertades Públicas. A continuación reproducimos la entrevista que realizó la periodista Cristina López Schlichting el pasado viernes en la Cadena Cope.
– ¿Cómo se encuentra después de que usted haya sido rechazado como comisario de la UE a raíz de sus declaraciones?
– Bien. Yo quería ser comisario europeo porque creo que podía hacerlo bien y siempre he sido europeísta, pero en la vida hay cosas más importantes que la UE, y la conciencia es una de esas cosas. Me pusieron en la necesidad de escoger entre mi puesto en la Comisión y mi conciencia, y creo que mi elección ha sido la justa. A Jerzy Popielusco lo mataron por su fe, yo he perdido sólo un puesto en la Comisión Europea; no sé si Dios me hubiera dado fuerza suficiente para dar mi cabeza por mi fe, pero sí para dar un puesto en la Comisión Europea.
– Se dice que usted no ha sido discriminado por ser cristiano sino por atacar a los homosexuales. ¿Qué dijo usted exactamente con respecto a los homosexuales?
– En primer lugar, yo no quería decir nada. Me preguntaron si yo creía que la homosexualidad es pecado, y yo intenté no contestar, porque esa es una cuestión que no tiene trascendencia política y no se discute en el Parlamento Europeo, sino en un seminario filosófico o teológico. Y no contesté. Dije que era posible que yo pensara que la homosexualidad es un pecado, pero que eso no tiene ningún efecto político, porque yo estoy a favor de la no discriminación. Hay muchas cosas que pueden ser moralmente malas pero que están en la libertad de la persona, y no se puede obligar a la persona a actuar de forma contraria. Es decir, yo dije lo mínimo de lo mínimo que podía decir sin traicionar mi fe; quizás no soy un católico muy valiente, porque dije lo mínimo, pero no fue suficiente. Ellos querían que yo dijera que la homosexualidad no tiene ningún efecto moral negativo, y eso es una violación de la conciencia.
– ¿Usted ha dado a entender que por el hecho de ser homosexual alguien tiene que ser discriminado o tratado de forma diferente?
– No, nunca. En Italia todo el mundo sabe que yo era un gran amigo del escritor Giovanni Testori, que era homosexual. Él creía que era un pecador, pero siempre me decía que yo también lo era en otros sentidos. Y eso es verdad. Pensar que la homosexualidad es un pecado no significa creerse superior a los homosexuales. Es posible que yo sea más pecador en otros aspectos y, en realidad, todos los hombres somos pecadores.
– Quería preguntarle también por unas declaraciones en las que, al parecer, usted discriminaba a las madres solteras. ¿Fue así?
– Eso es bastante ridículo. Yo hablé en una conferencia sobre política exterior sobre el libro de Robert Kagan, en el que dice que los europeos son hijos de Venus y los estadounidenses son hijo de Marte porque los primeros creen en el poder de la cultura y los segundos en el poder de las armas. Y yo dije, siguiendo con el ejemplo: «pobrecita Venus, sola con sus hijos, no es buena madre. ¿Por qué no se casa con Marte?». Creo que el significado era claro. Necesitamos una relación más intensa con EE UU y una sociedad necesita el poder de la cultura y el poder militar. Eso fue lo que dije, pero al día siguiente los periodistas dijeron que yo estaba contra las madres solteras, cuando todo el mundo sabe que yo siempre he defendido a todas las madres, y a las solteras también. Creo que en una época en la que es tan fácil abortar, una madre que decide tener un hijo aun sin la ayuda de un hombre es casi una heroína de nuestro tiempo. La acción de tener hijos tiene un gran valor moral. ¿Tengo la obligación de pensar que hay cierta hostilidad contra mí? ¿un complot? No sé, pero esto prueba que es posible.
– También se dijo que usted tenía una concepción machista del matrimonio en la que la mujer estaba para tener hijos, y el hombre para proveerla en sus necesidades. ¿Es así?
– No. Pero piense en las madres solteras. Creo que la mayoría de las madres solteras estarían contentas de tener un hombre que hiciera la mitad de las tareas de la casa, que compartiera la responsabilidad de la educación, con quien crear una comunidad de amor. Yo creo que el matrimonio es una institución fundamental. Creo que las mujeres tienen el derecho de una actividad profesional, y también el derecho de tener hijos. Y necesitamos una política que permita a las mujeres poder ejercer esos derechos.
– Usted mencionaba antes la posibilidad de un complot. ¿Qué significa eso desde el punto de vista político?
– Muchas cosas. Yo no tengo ninguna certeza. Sólo planteo preguntas. ¿Tenemos una Europa en la que Adenauer, Schuman y De Gasperi no podrían ser comisarios? Yo espero que no, que mi caso personal sea una equivocación y que en el futuro no sea así. Pero en este caso lo que ha pasado es que un cristiano ha sido excluido por su creencia religiosa, y no se ha respetado el derecho de la conciencia. Es curioso el caso de Estados Unidos. Es un país moderno en todos los campos, y sin embargo es un país más religioso. Así que no es verdad eso que dicen algunos de que el futuro exige una modernidad sin religión. Alguien dijo que George W. Bush no podría ser hoy comisario europeo. Y es cierto. Pero tampoco podría serlo Kerry, porque también él dice que en su conciencia considera negativos moralmente la homosexualidad y el aborto. Lo piensa moralmente, pero no políticamente. Así que Kerry tampoco resistiría ante una comisión como la que encontré yo.
– ¿Por qué han ido contra usted? Hay muchos católicos en la vida pública...
– No lo sé. Soy un buen objetivo porque se me conoce bastante como cristiano. Si se piensa en matar a uno para educar a cientos, como decían los maoístas, yo era un buen objetivo, aunque no soy un hombre muy valiente y sólo dije lo mínimo de lo mínimo para no traicionar a mi fe. En cualquier caso, la gran solidaridad que he encontrado en España, Italia, Polonia, Alemania y en otros países dice que los cristianos existen. No son una minoría sino una mayoría; quizá una mayoría desorganizada que entiende que tiene que organizarse y luchar por sus derechos. Y también me ha alegrado el apoyo de muchos no cristianos que entienden que este problema no es de valores cristianos, sino de la libertad de todos.
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