Si el señor Amenábar ha querido hacer una película, «Mar adentro», con fines reivindicativos sobre la eutanasia, el tema escogido no ha sido bajo ningún concepto el más acertado. Como madre de un joven tetrapléjico, y conociendo en profundidad el sufrimiento físico y moral de estos lesionados por haber convivido con ellos durante largo tiempo en Toledo, le diría que no he conocido ningún caso de suicidio; antes, al contrario, después de un largo proceso de aceptación a su nueva vida, que no es nada fácil, y acostumbrarse a ver el mundo desde de una silla, el tesón, la valentía y las ganas de vivir dentro de sus limitaciones, a pesar de las trabas que la sociedad les impone, han sido para mí una verdadera lección. Muchos de ellos han conseguido estudiar una carrera, trabajar, crear una familia. Mi hijo, con una lesión similar a la del señor Sampedro, se casó ocho años después del accidente y ha tenido una preciosa hija que les ha dado la felicidad, y ha dado vida a una fundación medular que se llama Puente Abierto. Esto, por un lado, y por otro, las expectativas de la ciencia, que avanza inexorablemente a pasos agigantados con las células madre.
No se debe recordarles el tema de la eutanasia en ningún momento, sino, al contrario, donde hay vida siempre existe la esperanza, y aunque su película esté llevada en un tono risueño, siempre quedará la sombra oscura de la muerte, y de eso ni hablar, hay que luchar. Seguramente, señor Amenábar, ganará usted alguna estatuilla con esta película, no lo dudo y su ego quedará satisfecho, pero piense que muchos padres y familiares que tenemos seres queridos en condiciones dolorosas, no sólo no nos rendimos, sino que lucharemos con ellos para que la vida sea su meta.
Coro Machimbarrena. San Sebastián.
martes, septiembre 07, 2004
Del ABC de Sevilla
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