Más de 10.000 personas acuden cada fin de semana a la «catedral» de Pozuelo, la mayoría jóvenes
Son miles de personas las que acuden a las misas de fin de semana en Caná. Entre 700 y 800 fieles en las eucaristías diarias entre semana. Éste es el «fenómeno» que está ocurriendo en la parroquia de Santa María de Caná -http://www.smcana.com -, en Pozuelo de Alarcón (Madrid). ¿A qué se debe esta realidad? Hay gente que habla del gran ambiente existente y de la cantidad de jóvenes que asisten a las celebraciones. En cambio, otros señalan a una persona como responsable: el párroco don Jesús Higueras. ¿El secreto? Predicar, confesar, abrir la iglesia y el binomio entre sentido común y Espiritu Santo.
Gonzalo Bans (La Razón , Madrid).- «Vengo a esta parroquia porque aquí he encontrado a Dios»; «ésta es mi segunda casa donde me nutro del amor de Dios y del Espíritu Santo»; «pese a que no soy de Pozuelo, vengo desde Madrid porque aquí me dicen cosas que puedo realizar en mi vida». Estas experiencias resumen el ambiente que se respira en torno a la parroquia de Santa María de Caná, lugar de encuentro de cientos de personas. Y es que el fenómeno que está ocurriendo en la llamada «catedral de Pozuelo» no es muy habitual para los tiempos que corren en la Iglesia. «Daba la sensación antes de que las parroquias eran un lugar donde la gente oía misa y se iba, sin más. La idea era conseguir que la gente pudiera tener una atención personalizada y pudiera encontrarse con Cristo». Éstas eran las intenciones del párroco, don Jesús, al comienzo de su mandato. Nueve años depués de su nombramiento, se puede decir que lo ha conseguido con creces. La parroquia como tal empezó en 1995 y se construyó al cien por cien con la ayuda de los fieles, «muy ilusionados con la idea de tener un templo donde poder rezar, recibir y anunciar la fe» afirma don Jesús. En la actualidad, acuden unas 800 personas a las misas de los días laborables y alrededor de 10.000 los fines de semana. ¿El secreto del éxito? «No hay ningún secreto», comenta don Jesús. «Lo que intentamos es predicar desde la gente y para la gente, con palabras que se entiendan. Usar un idioma sencillo, directo y breve», añade.
Una de los elementos que más llama la atención de esta parroquia es la cantidad de actividades y de grupos que se han formado y que se están formado en su seno. La razón se encuentra en que «en vez de proponer nosotros la pastoral, salimos a la calle a servir a la gente en sus necesidades, y lo que nos van reclamando intentamos ofrecérselo», aclara don Jesús. Así, se han formado grupos de mujeres separadas «para que la fe ilumine esa situación de fractura familiar que están viviendo». Hay un grupo de «Vida Ascendente» para personas mayores, grupos marianos, grupos de formación en la fe, etc. Por otra parte, la parroquia también alberga a algunos de los carismas que han ido surgiendo a raíz del Concilio Vaticano II. «Aquí viene gente de Regnum Christi, Comunión y Liberación, Renovación Carismática, Acción Católica, del Camino...». Es inusual que una parroquia abarque a tantos movimientos, por lo que don Jesús no duda en afirmar que «la parroquia es una comunidad de comunidades en donde todos suman, no hay problemas». La actividad en la parroquia es constante. «Los sacerdotes no paran de currar», declara una feligresa. Y es que la iglesia se abre a las 7.15 de la mañana y, excepto dos horas de descanso al mediodía, no se cierra hasta las 10 de la noche. Lo que don Jesús y demás sacerdotes hacen a lo largo de día es, según el párroco, «atender a la gente, personalizar mucho, gastar horas, que la gente te cuente sus cosas: lo que le preocupa, lo que le hace daño, lo que le ilusiona. Como un pastor que conoce a sus ovejas y quiere saber qué es lo que les pasa, nosotros, en la medida de nuestras posibilidades, intentamos implicarnos».
Los jóvenes es uno de los colectivos más numeroso de la parroquia. Para los jóvenes ya casados, la parroquia ofrece catequesis de lo que es la vida matrimonial, no de cursillos prematrimoniales, que los hay como en todas las parroquias, sino cursillos «postmatrimoniales», con el objetivo de ayudar a las familias que están naciendo a «salir al encuentro de los problemas que van encontrando». Para los solteros, don Jesús intenta seguir los pasos del Papa al intentar transmitirles cariño y cercanía. «Es un acompañarles intentando vivir sus realidades muy de cerca». Les proponen actividades como peregrinaciones y catequesis donde ellos mismos se implican como catequistas. «Les pedimos una vida de oración fuerte. Si a un joven no se le exige, no sigue hacia adelante. Tiramos de ellos y les provocamos un encuentro con Cristo por medio de la oración y la vida de entrega a los demás». Lógicamente, esta actitud de entrega de la parroquia hacia los jóvenes es bien correspondida por ellos: «Aquí me hablan claro, me exigen cosas que puedo cumplir. Acudimos a las peregrinaciones de las que vuelves cambiado. Además, al ser tantos, hemos formado un gran grupo de amigos con los que salimos y nos divertimos» declara uno de ellos. Sin duda, aquí han encontrado su «segunda casa».
No hay comentarios:
Publicar un comentario