He aquí una historia sencilla y maravillosa como una leyenda: la de una religiosa norteamericana, que buscando a sus antepasados italianos, descubre que la famosa Virgen de Ferruzzi es el retrato de su madre
Sor Ángela María Bovo, residente en Canadá, pero nacida en los Estados Unidos, de padres venecianos, investigando sobre sus orígenes italianos, ha llegado a un descubrimiento sorprenden te.
Huérfana muy niña, deseaba saber más sobre sus padres, del país de origen, y del motivo que les había llevado a partir para América. En las vacaciones de 1984, obtuvo de los Superiores el permiso para realizar un viaje a Italia, y de este modo tuvo la ocasión de investigas sobre sus ante pasados.
El departamento de genealogía de¡ templo mormón en Qakland, por medio de una investigadora italiana, llamada María Ana Mokennon, le había dado las primeras indicaciones sobre como llevar a efecto sus indagaciones en Venecia.
En su permanencia obligada en Venecia fue huésped de las Religiosas de María Niña. Empezó por el Registro civil de la ciudad. Con la ayuda del señor Attilio Ferraro, localizó el certificado de matrimonio de los padres y de los abuelos, de los respectivos hermanos y hermanas, así como la fecha de nacimiento y defunción de cada uno.
La religiosa llegó a saber que su madre, cuyo nombre era Angelina Cian, era la segunda de quince hijos, de los cuales dos vivían todavía en Venecia: Elisa de 88 años y Julia de 80. Con la ayuda de una joven americana que conoció y hablaba correctamente el italiano, Sor Ángela se puso en contacto con la tía más joven.
Para las hermanas Cian, la visita de la religiosa fue como un milagro. Desde hacia tiempo, habían perdido la esperanza de saber lo que había sucedido con Angelina y sus hijos. Julia invitó a la sobrina a visitar la casa familiar, la misma casa en la que Angelina Cian había crecido. Cuando Sor Ángela María llegó, la tía Julia y un grupo de primos la abrazaron llorando. Había muchas cosas de las que hablar, tantos años, tantas personas, tantos acontecimientos.
Durante la conversación, la tía Julia tenía en las manos un cuadro pequeño, redondo, de marco dorado. Era la conocida “Virgen delle via" La Virgen gitana de Roberto Ferruzzi, que representa una joven llevando un niño dormida
"Esta es tu madre", dice la tía Julia. Lo sé, contesta Sor Ángela, creyendo que la anciana tía hablaba de la Virgen.
"No, no", insiste la tía, comprendiendo la reacción de la religiosa, "es tu verdadera madre”.
Al principio, la religiosa era escéptica, y la tía pareció ofenderse.
¿Porqué lo dudas?. Después, mediante la interprete, Julia empezó a contar una historia sorprendente
Al final del 1800, toda Italia estaba en agitación. La unificación de los pequeños estados en una nación unida, había ocasionado una gran conmoción, y desembocado en una serie de guerras, levantamientos, carestías y dificultades económicas. Y así, en 1896, para ahorrar problemas a su familia, papá Cian marchó de Venecia a una zona de colinas, cerca de Padua. Fue allí cuando Roberto Ferruzzí vio a Angelina, que entonces tenía once años. La niña estaba cuidando a su hermanito, que todavía era lactante, y formaban un cuadro estupendo.
Ferruzzi, entonces un artista joven, quedó impresionado por la belleza y el candor de la escena, Y decidió pintarla, quizás no tuvo nunca la idea de pintar un cuadro de la Virgen, pero el modelo era tal, que espontáneamente llamó a aquél cuadro: La Virgencita.
El cuadro fue expuesto por primera vez en Venecia, en 1896. Con el pasar del tiempo, conquistó fama mundial, y fue llamado: "Virgen delle via“.
Pocos años más tarde, Angelina se casó con Antonio Bovo, entonces tenía diez y nueve años, y en 1906 para escapar del servicio militar huyó a los Estados Unidos, llevándose consigo a su joven esposa.
Por algunos años Angelina mantuvo correspondencia con su familia en Italia. En 1919, mandó a casa una fotografía de ella, su marido, y sus primeros hijos. fotografía que la familia Cian ha conservado siempre. Durante la primera guerra mundial, los Cían dejaron Venecia, perdiendo el contacto con la hermana, que de toda la numerosa familia, había sido la única en marchar de Italia.
En 1950, la tía Elisa trató de buscar a Angelina, escribiendo al Consulado italiano en San Francisco. El Consulado sólo sabía que Antonio Bovo había muerto, pero no tenía ninguna noticia acerca del paradero de Angelina y sus hijos.
De este modo, la familia había perdido todas las esperanzas de tener noticias de sus parientes de América. No es de extrañar por tanto, de su sorpresa, cuando Sor María Angela se presentó en su casa treinta y cuatro años después.
Esperan todavía de reunirse una vez más en Venecia, para tener otras noticias de la familia, y ver al nieto de Roberto Ferruzzi, el pintor que había inmortalizado a su madre y hermana, Esta singular historia, publicada por el "Catholic Digest de San Francisco, ha causado sensación en los Estados Unidos y en el Canadá. Además de la prensa yo la he recibido del testimonio directo del Rvdo. Padre Gennaro Grieco, O.M.I profesor de la Universidad de Ottawa.
Espero agradar a todos los devotos de la Virgen, al contarles esta historia no sólo porque es bella en sí, sino también porque nos ha hecho conocer el origen de la Virgencita de Ferruzzi, célebre y conocidísima pero también al menos hasta hace poco tiempo envuelta en una especie de misterio.
(De la Revista "Il Cuore della Madre)
Sor Angélica, la hija
1 comentario:
Este cuadro puesto en la cabecera de nuestra cama, nos da paz y tranquilidad para conciliar el sueño.
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