domingo, diciembre 26, 2004

Entrevista con Monseñor Rouco

ANTONIO MARÍA ROUCO VARELA: «Se gobierna desde el Parlamento, pero también se juzga, se piensa y se opina desde los púlpitos»

«Estoy curado». Con estas dos palabras dichas con su acento galaico saluda Antonio María Rouco a ABC. La sonrisa no le abandona ni cuando hinca su verbo prudente pero afilado en las tensas relaciones con el Gobierno socialista, a las que apea de cualquier connotación de conflicto

La estancia donde nos recibe el cardenal arzobispo de Madrid, en las Oficinas del Arzobispado, bien podría confundirse con la salita de estar de una casa española. Sólo una docena de cuadros hermosos y valiosos exhalan el vaho de la historia al que, por su juventud, la arquitectura de estas dependencias hermanas de la catedral de La Almudena no pueden aspirar. La Navidad se asoma a un sencillo Nacimiento alumbrado por luces desfallecientes, pero el Adviento brilla como si tuviera encima un sol grande y redondo.

El cardenal entra en la sala sin que ni su rostro ni sus movimientos muestren secuelas de la operación de riñón sufrida recientemente. «Me lo quitaron y me curé», dice con la misma naturalidad de quien ha salido de un simple constipado. Y espera las preguntas para vestir sus respuestas con el ropaje a que le obliga el cargo, pero sin escatimar ni un solo adjetivo.

-Después de todo lo leído, me gustaría conocer las razones de fondo que están detrás del enfrentamiento entre la Iglesia y el Gobierno del PSOE.

-Yo no hablaría de enfrentamiento con el Gobierno...

-¿Si no es de enfrentamiento, de qué hablamos?

-Nosotros no queremos enfrentarnos con nadie, y menos con el Gobierno. La posición del Gobierno ante el derecho a la educación, ante la familia, ante la sociedad (por ejemplo, el derecho a la vida) no es asumible desde el punto de vista cristiano. La Iglesia trata de exponerlo, razonarlo e influir en la opinión pública; por medio de la palabra, respetando las leyes, a los gobernantes legítimos, que representan una autoridad, y por los que la Iglesia reza. Todos los domingos rezamos por ellos.

-Pero, ¿cuál es el papel que le queda a la Iglesia en un Estado aconfesional como el español?

-Hay una doctrina sobre el Estado democrático de derecho, que se desarrolla después de la Segunda Guerra Mundial y que ofrece un marco para las relaciones Iglesia-Estado muy aceptable.Tanto el principio de la dignidad de la persona humana, como el de la libertad religiosa, son previos al Estado. Además, el Estado tiene unos límites, como el de la dignidad de la persona, que es un derecho básico. Con esa doctrina llevada a la práctica no hay problemas en la relación Iglesia-Estado.

-Volvamos a España. Si hacemos memoria, recordaremos que su relación con el hoy presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero fue bastante fluida cuando estaba en la oposición. ¿Qué papel personal cree que está jugando el presidente cuando sus más estrechos colaboradores, como Fernández de la Vega o Blanco, han tildado a los curas de inmovilistas o de defender posiciones casposas?

-No tengo información respecto al papel que está jugando el presidente del Gobierno en estos temas. Pero es verdad que antes de las elecciones hubo contactos con él y, desde luego, fueron fluidos. Había discrepancias respecto a la asignatura de Religión, pero en ese momento existió diálogo. Y en aquella época hubo reuniones de trabajo en la sede del PSOE y parecía que habíamos llegado a un acuerdo. La fórmula que se había ofrecido por el PSOE, en tiempos de Suárez Pertierra, de «Sociedad, Cultura y Religión», era buena, pero no la convirtieron en alternativa.

-Pero, lo que parece calar en parte de la sociedad es otra cosa: que hay algo de adoctrinamiento en el empeño de incluirla en el currículum...

-Sí, parece que hay una concepción de propaganda o de adoctrinamiento religioso de los alumnos, como si la teología fuera una ciencia menor. Yo no sé por qué un Gobierno o una autoridad política puede decidir lo que es ciencia o no, y no lo decide la sociedad española o europea. En los principales países de Europa, las Facultades de Teología pertenecen al organigrama académico ordinario de las Universidades.

-Situémonos en un escenario muy pesimista para los católicos; en el que el Gobierno no es receptivo a sus demandas sobre las clases de Religión. ¿Qué haría entonces la Iglesia? ¿Llamaría a los católicos a movilizarse en la calle?

-Las movilizaciones no son propias del ministerio pastoral. Ese campo es propio de los ciudadanos. La Iglesia no tiene más armas para defenderse ante esto que las de la persuasión, la paciencia y la palabra.

-¿Y le darán un tratamiento diplomático, es decir, acudirán a alguna instancia supranacional para que dirima sobre el incumplimiento de los acuerdos del Estado con la Santa Sede?

-No hay antecedentes en la praxis de la Santa Sede para recurrir si en España no se respetan los acuerdos.

-¿Los obispos tienen ideología?

-Los obispos, por vocación, tenemos que hacer abstracción de militancia política.

-O sea, no militan...

-Ha habido casos muy concretos en la historia, por ejemplo en Alemania, pero respondiendo a situaciones muy concretas.

-Se lo digo porque ya sabe que desde el Gobierno y algunos sectores de la izquierda se recuerda a la Iglesia que se gobierna desde el Parlamento y no desde los púlpitos...

-Está claro: se gobierna desde el Parlamento. Pero se juzga, se opina, se piensa, se reflexiona, desde la sociedad... y también desde los púlpitos.

-Ya conocemos la oposición de la Iglesia a los matrimonios homosexuales. Pero yo le pregunto algo más primario: ¿reconoce la iglesia el hecho mismo de la homosexualidad, como una opción tan respetable como la de la heterosexualidad?

-La Iglesia reconoce la homosexualidad desde el punto de vista de los derechos personales; no se les puede maltratar, ofender ni marginar. Pero tampoco se les puede colocar en el plano de la familia: así, no se favorecería un bien de la familia, como es la transmisión de la vida, y se la discriminaría.

-¿Y cabe otro tipo de regulación de las parejas homosexuales que no sea la del matrimonio?


-No se pueden establecer unas fórmulas contractuales en función del problema, porque no es un matrimonio. No vemos una legislación específica para regular a las uniones de homosexuales. Pero una legislación general que tenga en cuenta las relaciones, los compromisos, basados en distintos tipos de relaciones, eso sí. Específico para las parejas homosexuales, no.

-¿Cree que su equiparación a los matrimonios discrimina a éstos?

-Desde luego. Si prospera el proyecto de matrimonio homosexual, el verdadero matrimonio resultaría discriminado e incluso se vería seriamente afectada en el futuro la libertad para defenderlo y promoverlo. Desnaturalizar la figura jurídica del matrimonio en lo sustancial, como es su constitución por el amor entre un varón y una mujer, será imponer a la sociedad en su conjunto la visión irracional de las cosas. Nacer tiene que ver con amar.

-Otro de los asuntos que enfrenta a la Iglesia con el Gobierno está en el terreno de la bioética. Y en este campo ha calado una máxima, sé que elemental, pero real: la Iglesia se opone a la investigación con células embrionarias, por lo tanto se opone a la curación de los enfermos. ¿No le ha faltado a la Iglesia reflejos para comunicar con la sociedad?

-No creo que haya sido tanto incapacidad para comunicarlo como que también funciona mucho el factor pragmático de la utilidad. El derecho a la vida del ser humano hay que respetarlo plenamente en todos sus tramos, sin excepciones. Se tiene que saber que los embriones, que son seres humanos, no

son necesarios para extraer células y productos biológicos. Hay otras fórmulas, incluso más fecundas.

-¿Las células madre adultas?

-Sí. Las células madre adultas ofrecen potencialidades para el desarrollo de terapias excelentes que evitarían situarse en terrenos, desde el punto de vista cristiano, tan inaceptables.

-Le planteo esto porque hay cierta desorientación moral en este campo. Un católico, ¿dónde tiene que saber que están los límites?

-Todo lo que genere la muerte, que es crucial, con los fines que sea...Todo lo que implique la muerte del embrión, no es aceptable.

-Por tanto, el límite está en que no se maten los embriones...

-Todo lo que implique producir embriones, que aunque no se les mate expresamente, se les produce para tener un banco en el que después, poco a poco, nunca se convierten en vida.

-A veces, la gente no llega a entender el mensaje...

-Hombre, no es fácil. La tecnología a veces es innacesible.

-Y, por ejemplo, ¿sí admite la Iglesia la transformación celular? ¿La selección genética? ¿Hay alguna excepción que sí sea aceptable?

-Sí. Los transplantes son perfectamente acepables. Además en casi todas las ocasiones proceden de la generosidad de un ser humano.

-La postura sobre la clonación es claramente contraria...

-La clonación en sí misma, aunque no se mate al embrión, es de una inmoralidad radical.

-¿Hay consenso entre los obispos sobre el hecho nacional español, sobre la unidad de España?

-No se ha planteado nunca en términos pastorales, pero no hay ninguna duda.

-¿Y hay obispos nacionalistas?

-El nacionalismo es un fenómeno político con variadas expresiones. No aceptamos el nacionalismo totalitario, pero sí el nacionalismo democrático.

-Ya sabe que esa duda se ha instalado en la sociedad por la actitud de algunos prelados en el País Vasco y Cataluña, sobre todo con motivo de la instrucción pastoral de 2002 sobre terrorismo que se aprobó con la oposición de algunos obispos.

-En esa Instrucción Pastoral de la Conferencia Episcopal hubo discrepancias en algunos puntos, pero no en lo fundamental. En la condena moral al terrorismo, hubo un consenso absoluto de todos los obispos.

-Sin embargo, usted sabe que hay muchos católicos que reprochan a la Iglesia la desproporción que existe entre la rapidez con que se contesta a asuntos de moral familiar o de bioética de la que hablábamos antes y la tibieza ante el terrorismo...

-No hay tibieza. El rechazo moral es absoluto.

-Usted es buen conocedor de Europa, ¿qué opina de que su Constitución no incluya una alusión a las raíces cristianas del continente?

-Pues que es una pena, porque no responde a la realidad histórica. La realidad es que Europa nace por el empuje del cristianismo.

-¿A pesar de ello van a apoyar ustedes el sí en el referéndum de la Constitución europea?

-Lo abordaremos en la próxima reunión de la permanente del episcopado.

-¿Es el Islam un problema para la civilización cristiana y occidental?

-El Concilio Vaticano II tiene un documento en el que reflexiona sobre la relación con el Islam y con el judaísmo.Este documento tiene una doctrina que sigue vigente. Respecto a la integración del Islam en occidente, hay mucho camino que dialogar y que recorrer. Hay que establecer relaciones entre esos países y occidente; se tienen que establecer garantías de respeto a las personas... se puede avanzar en la unidad de los que creen en los derechos fundamentales de la persona.

-¿Qué debería exigírsele, pues, a Turquía para su incorporación a la UE?

-Es necesario que quede claro, en la praxis jurídica y política de esos países, el respeto a los derechos fundamentales de la persona; el respeto a los derechos humanos en esos países en los que el Islam predomina política o religiosamente.

-¿Cómo es el estado de la moral colectiva en España?

-Muy débil. Las exigencias del bien común, las situaciones de defensa del derecho a la vida, de la familia... se viven con una actitud de decir: «Mientras no me molesten, todo vale». El pasotismo, que antes estaba tan de moda, sigue estando muy vigente en España.

-¿Esa debilidad incluye a los fieles?

-Sí. Aunque hay un despertar en los fieles muy notable. Hay muchos jóvenes, yo diría que un 20 por ciento, con una conciencia muy positiva que va a significar mucho para la sociedad.

-¿Habrá un Papa español?

-Al Espíritu Santo no se le pueden poner condiciones. De forma general, todo buen católico, varón, no casado, puede ser elegido Papa.

-Y usted, ¿se volverá a presentar a un tercer mandato para presidir la Conferencia Episcopal en marzo?

-Nosotros ni nos presentamos ni nos dejamos de presentar. Nos votan o nos dejan de votar.

-No me va a contestar, veo...

-Desde que soy obispo, no he conocido una situación de la Conferencia Episcopal en la que un obispo se presentara a un cargo. Siempre es elegido.

-Se lo diré de otra forma: ¿ usted estaría dispuesto a aceptar que, por tercera vez, le vuelvan a votar?

-Estoy muy bien como Arzobispo de Madrid. Cuantas menos responsabilidades, mejor.


TEXTO: MAYTE ALCARAZ FOTOS: JULIÁN DE DOMiNGO/

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