viernes, junio 23, 2006

El Arte de Criticar

El ser humano tiende a criticar injustamente; hacerlo bien es un arte que requiere amor.

Si hay algo común a todos los mortales es la mala costumbre de criticar ¿Quién hay que no critique algo o a alguien cada día?. Los hijos critican a los padres, los padres a los hijos, los vecinos a los otros vecinos, los incrédulos a los creyentes, los creyentes a la Iglesia, los españoles a los españoles y los franceses a todo el resto del mundo.

Rara es la persona que al llegar a la noche no tiene que arrepentirse de alguna palabra lanzada al viento. Y lo grande es que al situarse en una «actitud crítica» se considera como un derecho, como un valor, como una postura de privilegio.

Sin embargo, el arte de criticar es muy difícil. Para hacerlo con corrección hay que estar muy preparado. Por hacerlo mal suelen ser injustas fácilmente las noventa y nueve críticas de las cien que criticamos. Se critica con mucha frivolidad. Por eso conviene reflexionar un poco sobre el «Arte de criticar».

Empecemos por la etimología. La palabra «crítica» viene de verbo griego «krino» que significa «juzgar, valorar». Por lo tanto criticar no debe ser sólo decir lo malo, si no valorar también lo bueno.

Quien al criticar se fija sólo en lo negativo hace una mala crítica. Su labor es destructiva. Lo primero que hace falta para que una crítica sea justa es amar aquello que se está criticando; deseo de ayudar a mejorar con la delicadeza del que cura una herida; no gozar destruyendo, eso es pura venganza. Lo más fácil es que esa crítica sea injusta. Una crítica con ironía y sarcasmo puede ser un desahogo del que critica, pero ahí no se ve deseo de ayudar.

La crítica destructiva es muy fácil, tan fácil como destruir en la playa, de una patada, un castillo de arena. Lo difícil es levantarlo. Lo bonito es hacer algo positivo para mejorar el mundo: para hacerlo más justo, más bello, más humano, y más fraternal y cristiano. El que no sabe elogiar lo bueno debería abstenerse de criticar lo malo. Seguramente, exagerará en su crítica y puede llegar a la injusticia.

El que critica debería preguntarse si él tiene alguna responsabilidad en eso que critica. Si nos sentimos corresponsables, no haremos una agresión desde fuera. Será una colaboración desde dentro. Desde dentro del corazón.



P. Jorge Loring
extracto de "El Arte de Criticar"

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