sábado, marzo 25, 2006

Caridad bien ordenada...

¡Bien por Pilar! :)


Estamos satisfechos de nuestra sociedad occidental, aunque a cada uno le gustaría modificar alguna cosa, porque no es posible que todos estén contentos con lo mismo. Pero existen unas bases para una convivencia pacífica. Nos regimos por unos principios basados en los derechos humanos y protestamos y hacemos compañas en contra de costumbres que chocan frontalmente con el modelo de sociedad que deseamos: el mal trato a la mujer, el burka, el velo, las mutilaciones. Estoy de acuerdo con ello. Sin embargo, veo que no se pone el mismo interés en asuntos más transcendentales que se están permitiendo en nuestra sociedad: el respeto a la vida humana, primero de los derechos humanos.

A estas alturas nadie ignora que un embrión es un ser humano con todas sus características personales, al que solamente hay que dejarle crecer, para llegar al nacimiento y luego seguirá su curso, pasando por la infancia, juventud, madurez, y ancianidad, al igual que nos ha ocurrido a cada uno. Todos hemos comenzado siendo un embrión, al que han dejado seguir su curso vital.

La utilización en embriones humanos como material de estudio y experimentación para curar algunas enfermedades, es despreciar la vida de humana, matar -aunque suene fuerte, es así- un ser humano para salvar a otro. Esto es demasiado serio para tomarlo con ligereza y admitirlo «en aras del progreso», que en realidad es el mayor retroceso del hombre. ¿Es que hay seres humanos cuya vida vale más que la de otro? Alguien lo ha definido como un crimen contra la humanidad y nos quedamos impasibles.

Pienso que antes de limpiar la casa ajena, debemos limpiar la nuestra.

Pilar Lázaro Torres

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