sábado, noviembre 12, 2005

Imagenes de la manifestación LOE 6













Imagenes de la manifestación LOE 5















Imagenes de la manifestación LOE 4















Imagenes de la manifestación LOE 3













Imagenes de la manifestación LOE 2



















Imagenes de la manifestación LOE 1















Cerca de dos millones de personas abarrotan el centro de Madrid contra la LOE



La primera estimación oficial de la Comunidad ha cifrado en un millón y medio el número de manifestantes en contra de la reforma educativa del PSOE. Los organizadores elevan esa cifra hasta superar los dos millones. "Mentiroso Zapatero, la familia es lo primero" era sólo una de las miles de pancartas. También se han oído consignas de apoyo a la COPE, única emisora que ha retransmitido la marcha en un programa especial con Federico Jiménez Losantos e Ignacio Villa.



L D (Agencias) La manifestación ha transcurrido desde las cinco de la tarde entre la plaza de Cánovas del Castillo, donde está la fuente de Neptuno, y la puerta de Alcalá, donde estaba previsto que llegara una hora después. Sin embargo, debido a la masiva afluencia de manifestantes, los horarios no se han podido cumplir. En el punto de partida, desde casi una hora antes del inicio, ya estaban situados los convocantes con la pancarta de cabecera en la que se leía "Por una educación en libertad, LOE no". Las calles aledañas al Paseo del Prado pronto se vieron colapsadas por la gran afluencia de público. La Policí tuvo que cerrar al tráfico, asimismo, el final de la calle Serrano y parte de la calle de Alcalá hasta su confluencia con la Gran Vía.

Antes del inicio, una decena de jóvenes recogían con huchas de plástico donativos de los manifestantes por el coste de los folletos informativos contra la LOE y vendían "por la voluntad" unas pulseras de plástico naranjas donde puede leerse "LOE no". Los organizadores también han puesto a la venta durante la manifestación un DVD conmemorativo de la multitudinaria manifestación a favor de la familia del pasado mes de junio. Tanto las pulseras como el DVD, van a servir a la organización para hacer frente a los gastos originados por la convocatoria de hoy.A la manifestación han acudido numerosos dirigentes del Partido Popular, entre ellos el secretario general, Ángel Acebes, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, Ana Pastor, Ana Botella, el portavoz parlamentario del partido, Eduardo Zaplana; la esposa de Mariano Rajoy, Elvira Fernández, la ex ministra de Educación Pilar del Castillo (autora de la LOCE) y el eurodiputado Jaime Mayor Oreja. También han participado en la protesta el obispo auxiliar de Madrid, Fidel Herráez, el obispo de Huesca-Jaca, Jesús Sanz, el arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, el obispo auxiliar de Toledo, Carmelo Borobia, el obispo auxiliar de Valencia, Esteban Escudero, y el obispo electo de Murcia, Juan Antonio Reig.

Apoyo a los obispos y a la COPE
Desde horas del inicio de la manifestación ya se escuchaban en la zona los gritos de miles de personas coreando eslóganes contra la reforma educativa y el Gobierno. Entre las pancartas, una hecha con los colores de la bandera española en la se podía leer "Obispos sed valientes, no estáis solos". "Zapatero pisotea el derecho de los padres" y "Familia unida, jamás será vencida" han sido algunos de los lemas más coreados por los concentrados en torno a la plaza de Neptuno. La cadena COPE ha sido otra de las protagonistas de la tarde. La enisora situó grandes altavoces en el paseo del Prado a través de los cuales se estaba retransmitiendo un informativo especial sobre la manifestación. Los manifestantes animaron a los profesionales de la COPE con eslóganes como "Gracias a la COPE, sabemos la verdad". Los periodistas de esta cadena de radio que se encontraban a pie de calle cubriendo la noticia eran felicitados efusivamente por muchos de los asistentes. El director de "La Linterna", César Vidal, asistió en primera línea y su nombre fue coreado según iba avanzando la pancarta principal.

Pasadas las seis de la tarde, y cuando miles de personas todavía estaban en el punto de inicio de la marcha, comenzaron las intervenciones de los convocantes sobre el escenario instalado bajo la Puerta de Alcalá. Allí ya estaba la pancarta de cabecera a la que seguían otras dos con los lemas "Contra el fracaso escolar, LOE no", y "Por el prestigio de la enseñanza, LOE no".


Pancartas contra Zapatero
El lema más coreado ha sido "Yo no quiero que me eduque Zapatero". También se podía escuchar "Familia unida, jamás será vencida" y leer pancartas donde podía leerse "Obispos sed valientes, no estáis solos", "La LOE es una ley muy adecuada para una dictadura" y "Zapatero quiere que las clases de religión sean un gueto".

La ex Miss Mundo Mariasela Álvarez, conductora de un programa en Popular TV, leyó el manifiesto final, que denunciaba que el Gobierno haya acometido la reforma sin el consenso de la comunidad educativa, que la reforma recupera el modelo educativo que implantó la LOGSE y que vulnera aspectos constitucionales como el derecho de los padres a elegir el tipo de educación que quieren para sus hijos. Respuesta multitudinaria

Las más de 300 asociaciones adheridas a la manifestación, más de 600 autobuses contratados para ir a la protesta, dos aviones fletados desde Tenerife y Baleares y el "gran número" de personas que iban a llegar en tren y coche privado avalaron las previsiones de una movilización "exitosa".

Para informar de esta iniciativa, los organizadores (padres de CONCAPA y COFAPA, USO, Foro Español de la Familia, Asociación de Profesores de Secundaria, Confederación Española de Centros de Enseñanza, Confederación de Estudiantes, Instituto de Política Familiar, Asociación Nacional de Centros de Educación Especial y Coalición Democrática de Estudiantes) desplegaron más de 100.000 carteles, repartieron medio millón de octavillas y editaron un millón de folletos y más de 300.000 pegatinas.


Una ley sin consenso

Los convocantes de la manifestación han echado "la piedra al tejado del Gobierno", al que consideran que "le toca mover ficha". En su opinión, "no es una ley de consenso" por lo que con la marcha piden sentarse a negociar con "tiempo, cordura y sensatez" para debatir sobre los cambios del sistema.

Estas organizaciones han explicado a los miles de manifestantes que "toda la sociedad" está en contra de esta reforma, como ha demuestrado que "todas y cada una" de las asociaciones que comparecieron en la Comisión de Educación del Congreso pusieron "pegas" al texto del Ministerio de Educación y Ciencia.


Defectos de la LOE

Señalaron como "defectos" de la futura LOE el hecho de que establece una promoción automática para alumnos repetidores, obliga a todos los estudiantes a cursar lo mismo hasta los 15 años sin ofertar caminos a partir de los 14 años, "desautoriza" la labor docente al posibilitar que el equipo de profesores pueda cambiar la calificación final de una materia, no establece "ni un sólo control externo con valor académico en toda la enseñanza" y "disminuye" las competencias del director.


Reunión con Zapatero
Los convocantes de la manifestación han exigido una reunión "ya" con el presidente Zapatero con la finalidad de que paralice la reforma educativa y realice un pacto político y social por la educación.

Así lo reclamó el presidente de la Confederación Nacional Católica de Asociaciones de Padres de Alumnos (CONCAPA), Luis Carbonel, durante su intervención. "Hoy comienza en España la lucha de la sociedad civil por la calidad y la libertad de la Educación", afirmó. Además, se comprometió a "mantener viva la llama" que, según el representante de padres católicos, este sábado se encendió con esta protesta.

Por parte de las patronales educativas, la presidenta de la Confederación Española de Centros de Enseñanza (CECE), Isabel Bazo, solicitó que los ciudadanos puedan elegir el tipo de formación para sus hijos y las empresas educativas reciban su legitimación exclusivamente de esta elección de las familias.

Visión "estalinista" de la educación

Desde el profesorado, la presidenta de la Asociación de Profesores de Secundaria (APS), Blanca García, calificó de "adefesio" y "perniciosa" la reforma del Ejecutivo porque "ha hecho oídos sordos" a las peticiones de la comunidad educativa. También en representación de los docentes, el secretario general de la Federación de Enseñanza de USO, José Luis Fernández, manifestó su preocupación por la visión "estalinista" de la educación, donde la planificación de los puestos escolares por las administraciones se pone por encima de las "legítimas" demandas de las familias.

El presidente de la Confederación Democrática de Estudiantes (CODE), Álvaro Vermoet, vio "curioso" que los "miles de estudiantes" que se manifestaron tengan que pedir a la ministra de Educación y Ciencia, María Jesús San Segundo, que el fracaso escolar se elimine con el estudio y que para que los alumnos se esfuercen hace falta que se les evalúe. Por su parte, la presidenta de la Confederación de Estudiantes (CES), Ana Romero, exigió un sistema educativo que permita a todos los estudiantes competir en igualdad de condiciones en el mercado laboral europeo.

Finalmente, el presidente de la Asociación Nacional de Centros de Educación Especial (ANCEE), José Alberto Torres, pidió a los padres de los estudiantes que se "compliquen un poco más la vida" para implicarse más en los centros escolares y exigió que la futura LOE incluya derechos y libertades reconocidos en la Constitución y que dicta el "sentido común".


Adopcion Espiritual

domingo, noviembre 06, 2005

«Santificar el domingo»

"SANTIFICAR EL DOMINGO".- Ha concluido el Año de la Eucaristía. Podríamos pensar que, como hemos reflexionado un poco sobre la Eucaristía, ya está todo hecho. Sin embargo, el reciente Sínodo de los Obispos expresaba su deseo de que el Año que se clausuraba fuera "inicio y un punto de apoyo para una nueva evangelización a partir de la Eucaristía". Uno de sus aspectos puede ser la celebración del domingo. El sacerdote riojano Pedro Jesús Lasanta ha recogido en un librito que titula "Santificar el domingo" la Carta apostólica "Dies Domini", algunas alocuciones de Juan Pablo II y una Instrucción pastoral de la Conferencia Episcopal sobre el sentido evangelizador del domingo, a los que el autor ha añadido algunas reflexiones personales. Puede ayudarnos en el trabajo aún pendiente.

De la Hoja parroquial de 6 de nov de 2005





Bienaventuranzas del político


¿Quién de nosotros no ha oído todo tipo de comentario sobre quienes trabajan en la política? Algunas veces esos comentarios no son demasiado favorables hacia ellos. Sin embargo, muchos de ellos son excelentes personas, que ejercen esa tarea y esa responsabilidad aún a sabiendas de que tiene un alto precio de agotamiento físico y psíquico, muchos sinsabores, ausencias prolongadas de casa sin poder estar cerca de los seres queridos, con incomprensiones y críticas, a veces sin aciertos y con riesgo de la propia vida.

Desde estas líneas quiero felicitar a quienes trabajan con generosidad y espíritu de servicio en esta “noble y difícil tarea” de la política; a quienes sirven al pueblo y, en concreto, a nuestra querida tierra de La Rioja, desde las distintas opciones políticas, optando por el respeto y la convivencia en paz y en libertad.

Y mi felicitación va acompañada por una palabras de ánimo que dirigió hace unos años el cardenal Van Thuan, ya fallecido con fama de santidad, presidente del Pontificio Congreso de Justicia y Paz, que estuvo trece años aislado en una cárcel de Vietnam, su país de origen. Sus palabras nos recuerdan las Bienaventuranzas que Jesucristo pronunció en Galilea, y que son la exaltación del creyente que vive en pobreza y sencillez, descentrado de sí mismo y abierto a la llamada de Dios y al bien de los hermanos. Éstas son las bienaventuranzas del político:

. Bienaventurado el político que tiene una profunda y alta conciencia de su papel. El Concilio Vaticano II, en el número 75 de la Constitución Gaudium et Spes, definió la política como “arte noble y difícil”. El verdadero político, servidor del pueblo, se prepara para ese servicio y procura ejercerlo con actitud de olvido de su propio interés y de toda ganancia lucrativa.

2. Bienaventurado el político cuya persona refleja credibilidad. En nuestros días, los escándalos en el mundo de la política –casi siempre ligados al coste de las campañas electorales– se multiplican haciendo perder credibilidad a sus protagonistas. Será feliz, será respetado y valorado, el político que es coherente con los principios éticos y no busca otros fines que el servicio total al pueblo, le haya votado o no.

. Bienaventurado el político que trabaja por el bien común y no por su propio interés. El verdadero político, en sus ratos de reflexión, de examen de conciencia, de balance de su actividad, deberá hacerse estas preguntas: ¿Estoy trabajando para el pueblo o para mí? ¿Estoy trabajando para la patria? ¿Para la cultura? ¿Estoy trabajando para honrar la moralidad, para la humanidad?

. Bienaventurado el político que se mantiene fielmente coherente. Coherentes con sus ideas, con los principios democráticos, con los valores éticos, con su propia fe religiosa, con el servicio al pueblo, y especialmente a los más desprotegidos. Lo que más dignifica a una persona y la hace respetable es la coherencia de vida.

. Bienaventurado el político que realiza la unidad y, teniendo a Jesús por centro, la defiende. El partidismo, la fragmentación, la desunión... son los peores enemigos de la paz y del progreso humano. Trabajar en política cristianamente, y aun con honradez humana, es esforzarse por ser instrumento de unión y no de discordia o división. Para ello es preciso tener un corazón magnánimo que reconozca las cosas positivas que hay en cada ser humano y en cada grupo o partido político.

. Bienaventurado el político que está comprometido en la realización de un cambio radical. Dicho cambio se da luchando contra la perversión intelectual. No se da llamando bien a lo que es mal, ni dejando la religión en la esfera de lo privado; sino reconociendo la inmensa dignidad que tiene todo ser humano, y que le viene dada, en definitiva, de su vínculo con Dios, previa a cualquier pacto o declaración. Establecer las prioridades de las decisiones basándose en el valor sagrado de toda vida humana, según esa “carta magna” que es el Evangelio, es el modo de promover un futuro nuevo, y mejor para todos.

. Bienaventurado el político que sabe escuchar. Que sabe escuchar al pueblo, antes, durante y después de las elecciones. Que sabe escuchar su propia conciencia. Que sabe escuchar a Dios en la oración. Su actividad obtendrá certezas, seguridad y eficacia.

. Bienaventurado el político que no tiene miedo. “La verdad –decía el difunto Papa Juan Pablo II– no necesita votos”. No tema el político a los medios de comunicación. En el momento del juicio final deberá responder de su vida y su trabajo a Dios, no a los medios de comunicación. Feliz, bienaventurado, el político que proclama valientemente la verdad, porque ella –y sólo ella– nos hace libres. Ser hábil en política no es saber mentir, sino saber presentar y proponer lo bueno, el bien común.

Con mi afecto y bendición,

+ Juan José Omella Omella Obispo de Calahorra y la Calzada-Logroño

sábado, noviembre 05, 2005

Un colegio construido con la música

La Orquesta Académica de Madrid, formada por jóvenes intérpretes, ha puesto su música al servicio de la solidaridad. Gracias a los beneficios obtenidos en un concierto, se construirá un colegio en una de las zonas más pobres de México. Es una iniciativa impulsada desde el Colegio Mayor Moncloa, obra corporativa del Opus Dei.

03 de noviembre de 2005

Desde que hace 62 años, San Josemaría Escrivá impulsara el Colegio Mayor Moncloa, su estilo universitario ha sido siempre coherente con su ideario de inspiración cristiana. El Colegio promueve un ambiente que facilita la responsabilidad en el estudio, la preocupación por los demás y la amplitud de horizontes culturales.

Entre esas actividades ocupa un lugar importante la música. Entre otros actos, se organizan conciertos para recaudar fondos que se destinan a proyectos de Solidaridad en países desfavorecidos. En estos proyectos, se involucran los colegiales universitarios, a veces incluso acudiendo a esos países, dando clases a niños sin escuela, visitando enfermos, etcétera.

El pasado verano el CM Moncloa inició un programa de colaboración con instituciones mexicanas de Tlapa (Estado de Guerrero, México), que continuará en los próximos años. El proyecto ha sido promovido por los mismos colegiales, y por otras instituciones universitarias. En años anteriores se han llevado a cabo proyectos similares en Polonia, Rusia, Rumanía, Líbano, Colombia, Bolivia, Ecuador y Argentina.


En Tlapa –según datos de la UNESCO, la décima zona más pobre del mundo- un grupo de 23 voluntarios del Colegio Mayor levantaron este verano dos escuelas e impartieron educación básica a 100 niños. Los universitarios visitaron en sus casas a más de 70 familias, a las que ayudaron a mejorar sus condiciones de vida.

También se realizaron visitas diarias a la cárcel local. “El contacto con la miseria nos ha hecho valorar aún más el espíritu del Colegio Mayor: trabajo bien hecho, altura cultural y humana, espíritu de servicio”, dice uno de los asistentes.

Todo ello es una respuesta a la enseñanza constante de San Josemaría: “Un hombre o una sociedad que no reaccione ante las tribulaciones o las injusticias, y que no se esfuerce por aliviarlas, no son un hombre o una sociedad a la medida del amor del Corazón de Cristo”.

Para poder recaudar fondos con los que sostener el proyecto en Tlapa, el pasado 15 de octubre se organizó un concierto en el Teatro Monumental de Madrid. La Orquesta Académica de Madrid nació en 1997, fundada por su actual director Íñigo Pírfano.

Con los años, ha logrado un lugar en el ámbito musical español como una de las más importantes formaciones jóvenes del país. Su objetivo más importante es desarrollar y promover una sensibilidad musical que esté al servicio del arte y de la cultura.

Está formada por 65 instrumentistas, todos profesionales o estudiantes de últimos cursos de Música. A su gran formación técnica se une una especial sensibilidad en la interpretación. Íñigo Pírfano, formado en el Mozarteum de Salzburgo, combina el entusiasmo con la exigencia propia de las orquestas centroeuropeas.

Los fondos recaudados se destinarán a la finalización de las dos escuelas en construcción y al sostenimiento del centro escolar para niños de Tlapa.

© 2005, Oficina de información del Opus Dei en Internet

Las memorias de África de un joven del Opus Dei

Economista de profesión, había dejado un empleo en una gran empresa de Londres para trabajar en Kenia. Su nombre era Santiago Eguidazu y murió al salvar a un niño africano de la furia del Océano Índico. Era numerario del Opus Dei y su historia se relata en “Desde un tren africano”.

ALBA // 28.X-3.XI.05

TEXTO DE MIGUEL ARANGUREN
04 de noviembre de 2005

Acababa de cumplir diecisiete años. Fue entonces cuando se me presentó la oportunidad de viajar a Nairobi para participar en un curso internacional de idiomas que celebraba Strathmore College, el primer colegio interracial del África negra, promovido bajo el impulso de san Josemaría Escrivá por fieles del Opus Dei.

Lo de menos fue aquel curso, aunque me permitió entrar de lleno en un continente mágico que cambió para siempre mi vida. Acompañado de un cuaderno, fui relatando a modo de diario todos los sucesos de aquel viaje. Cuando volví a España, con el corazón roto por dejar Kenia para siempre, comprendí que en aquel bloc latía una historia que debía pasar de mano en mano. Sin pretenderlo, me había convertido en escritor.

El diario conmovió a los primeros lectores, que se encontraban con una historia distinta, que apunta directamente al corazón. Llegó el momento de convertir aquellas páginas autografiadas en una novela, todo un reto, ya que quise ir más allá de la realidad para que los sucesos que viví en Kenia se eternizaran.

Colegio del África negra

En "Desde un tren africano" palpitan las emociones en carne viva de un adolescente, que se asoma sin prejuicios a la entrega heroica de los primeros fieles del Opus Dei que se trasladaron a Kenia en 1958, cuando el país vivía sumido en las tensiones del final del colonialismo británico.

Llegaron en barco al puerto de Mombasa, con una imagen de la Virgen que les regaló san Josemaría como todo equipaje. Los ingleses no querían oír hablar de un colegio que acogiera a alumnos de cualquier raza y credo..., pero ellos tenían muy clara la filosofía de Strathmore y lo que podría beneficiar a la convivencia y al desarrollo del país.

Aunque el texto mezcla realidad y ficción (se han novelado los hechos, adornándolos con esa visión idealizada que tenemos los escritores), "Desde un tren africano" nos presenta con emoción a Santiago Eguidazu, miembro numerario del Opus Dei, que el mismo día que llegó a Kenia celebraba su treinta y dos cumpleaños.

Economista de profesión, había dejado un empleo en una gran empresa de Londres para trabajar en Kenia. Tenía la ilusión de “contagiar la llamada universal a la santidad” a los habitantes de un país remoto.

Pronto fraguamos una buena amistad. Teníamos muchas cosas en común, empezando por nuestro origen familiar. Además, se interesó por mi afición a la literatura. Santi, durante sus últimos cuatro años de vida, se dedicó en cuerpo y alma a distintas actividades para la gente joven.

Su afán apostólico y unos rasgos personales entre los que destacaban el optimismo y la laboriosidad, le llevaron a tratar en condiciones de igualdad a personas de todos los estratos sociales, de todas las razas y creencias. Eguidazu rompió entre los muchachos de Strathmore las barreras tribales, origen de tanta violencia e injusticia en la historia de África.

Santi era consciente de estar participando de la misión ad gentes de la Iglesia, y enseguida se adaptó a las singularidades de Kenia. Preparó a numerosos alumnos de Strathmore para recibir el bautismo, pero también profundizó su amistad desinteresada con hindúes y sijs.

Aún sonrío al recordar la confidencia que me hizo un pequeño que a menudo charlaba con Santiago. Vino hasta mí con una sonrisa blanquísima, como la que sólo tienen los pequeños africanos. No era católico, ni siquiera cristiano, pero Santi le había dado a conocer que también tenía ángel de la guarda.

Santiago Eguidazu hizo vida la afirmación del fundador del Opus Dei, que decía que “sólo existe una raza, la de los hijos de Dios”. Fue conmovedor el velatorio de su cuerpo en el oratorio de Strathmore College. Recuerdo que por delante de Santi pasaron cientos de personas, muchas de las cuales nunca habían puesto un pie en un templo cristiano.

Sin embargo, se recogían en oración y después compartían en público cómo aprendieron de Santi a poner en práctica muchas virtudes, desde la honestidad a la alegría.

Los últimos días

Santi perdió la vida en la playa de Kanamai, en la costa de Mombasa, en donde había organizado un campamento para más de cien niños africanos. Fueron unos días muy divertidos, en un lugar paradisíaco. Aquellas arenas blancas y los bosques de cocoteros supusieron para mí el despertar de mi inquietud religiosa.

Llevábamos varias semanas en Kenia y mi vida estaba dando un vuelco: Santi me había dado a conocer la pobreza extrema de los barrios en los que trabajan las misioneras de la Caridad, las hijas de la madre Teresa de Calcuta. Vocaciones tan distintas como la de las personas de la Obra y la entrega que vivían aquellas mujeres me habían fascinado. Además, era difícil que aquella Naturaleza en ebullición no dejara de ser, para mí, otro campanazo del cielo.

Todo por salvar una vida

Por divertir a los muchachos del campamento, todas las noches Santi cantaba con su mala voz alrededor de una hoguera. El 19 de agosto amaneció nublado. Poco a poco, fue llegando la tormenta. Eguidazu, con un grupo de chavales, se fue hasta el arrecife de coral que impide el paso de las olas y los tiburones.

Allí, una sacudida de mar se tragó a uno de los chicos. Santi se lanzó enseguida a rescatarle y consiguió auparle sobre la panza de la ola. Pagó aquella generosa osadía con su vida, ya que el mar le golpeó fuertemente contra las rocas.

Santiago Eguidazu está enterrado en Langata, frente a las colinas de Ngong, universalmente conocidas gracias a la novela autobiográfica de Karen Blixen, que inspiró la película “Memorias de África”.

La vida de Santi fue breve pero intensa, especialmente durante los cuatro años que pasó en Kenia, y mucho más fructífera que la de la escritora danesa: desde su muerte, la labor del Opus Dei en el este del continente africano experimentó un gran crecimiento.

Su entierro fue emotivo y entrañable. Acudieron casi todos los alumnos de Strathmore con sus familias, además de las numerosas personas que Santi había conocido durante su vida en África. Como en una metáfora de su entrega absoluta, coronamos la tumba con una pobre cruz de madera en la que escribí, con un poco de pintura, su nombre y las fechas de su nacimiento y su defunción.

Frente a aquel pequeño camposanto católico, se extienden las tierras masai, en las que la vida crepita. Es posible ver, incluso, a cebras y jirafas cruzando la carretera. Detrás, testigos silenciosos, las cuatro ondulaciones de Ngong, desde las que se dominan los pastos de la sabana, esas tierras que Santi Eguidazu hizo suyas desde que pisó por vez primera el suelo de Kenia.

Cuando Santiago Eguidazu murió por salvar la vida de uno de los niños africanos a los que trataba de acercar a Dios, don Álvaro del Portillo, prelado del Opus Dei, escribió una carta a sus padres. A las pocas horas de conocer su fallecimiento, les escribía: “Como siempre me ocurre en estos casos, me ha costado aceptar la voluntad del Señor: después llega el momento de bajar la cabeza y paladear despacio las palabras de nuestro queridísimo padre [se refiere al fundador del Opus Dei, san Josemaría Escrivá de Balaguer]: ‘Hágase, cúmplase, sea alabada y eternamente ensalzada la justísima y amabilísima Voluntad de Dios, sobre todas las cosas’.

De todos modos, anoche no dormí casi nada, y seguí encomendándome a Santi. Podéis estar orgullosos de vuestro hijo: recuerdo cuando pasó por Roma y hablamos un buen rato, antes de darle la bendición para su viaje a Kenia, cuya meta ha sido el Cielo.

Iba lleno de ilusión y de entrega al Señor. Se ve que estaba maduro para el encuentro con Dios, que le ha ahorrado los sufrimientos de la enfermedad”.

Reedición

"Desde un tren africano", publicado en 1990, vuelve ahora a las librerías. Pretende hacer llegar al lector emociones tan intensas como las que provocan la vida y la muerte, la entrega a los más pobres de la Tierra y la belleza sin parangón de los paisajes de África.

El libro causó tan fuerte impresión entre los lectores en 1990, que Ediciones Palabra ha vuelto a editarlo.

© 2005, Oficina de información del Opus Dei en Internet

viernes, noviembre 04, 2005

jueves, noviembre 03, 2005

Habla el postulador de la causa de beatificación de Juan Pablo II


Entrevista a monseñor Slawomir Oder

ROMA, 3 de noviembre de 2005 (ZENIT.org).- Sacerdote polaco oriundo de Chelmza, monseñor Slawomir Oder, postulador de la causa de beatificación y canonización de Juan Pablo II, admite experimentar una sensación de “temor y temblor” ante este encargo.

Entrevistado por Zenit, monseñor Oder comenta, en concreto, el profundo lazo espiritual que lo une al Papa Karol Wojtyla, a cuya sombra maduró su itinerario vocacional hacia el sacerdocio, y delinea el estado de la investigación diocesana del proceso de beatificación, abierta el 28 de junio pasado.

--¿Cómo vive el cargo de postulador de la causa de beatificación y canonización de Juan Pablo II?

--Monseñor Oder: Puedo decir que se trata sin duda de una aventura que vivo con temor y temblor en el corazón porque, cuando uno se encuentra ante un gigante humano y espiritual como Juan Pablo II, es como para echarse a temblar. Sobre todo porque se advierte la cercanía de la gracia de Dios que ha actuado en este hombre. Pero también por la responsabilidad ante la Iglesia, y ante tanta gente de buena voluntad, que muestra su deseo de ver cuanto antes beatificado a Juan Pablo II.

Por ello hay que moverse, por un lado, con gran ilusión en el corazón, con gran sentido de urgencia pero, por otra parte, con la conciencia de que el proceso debe hacerse con la máxima seriedad, observando las normas procesales, porque no es sólo expresión de un momento de entusiasmo, sino que implica verdaderamente a la autoridad de la Iglesia que se pronuncia sobre un siervo de Dios.

--¿Hay aspectos privados de la personalidad de Juan Pablo II que se revelan en los numerosos testimonios y que normalmente no son conocidos?

--Monseñor Oder: Los documentos que llegan en esta primera fase del proceso normalmente son testimonios de las experiencias vividas por personas casi ajenas a la vida del siervo de Dios, que sólo han tenido encuentros ocasionales. Por tanto, son testimonios de encuentros y el modo en que éstos han repercutido en la vida de las personas.

También hay documentos de personas que han estado más cerca al siervo de Dios, con lazos de estrecha colaboración o de amistad. Sin embargo, la documentación que ha llegado muestra a una persona muy ligada al mundo de los amigos, a los que ha permanecido muy fiel, pero demuestra también una personalidad muy atenta y sensible a las personas necesitadas que se dirigían a él pidiendo una oración, una bendición o un recuerdo en la celebración de la Eucaristía.

De hecho, muchísimas personas han recibido cartas de respuesta en las que se afirmaba que el Santo Padre había sido informado de sus problemas. Por tanto, lo que emerge con preponderancia es este aspecto de atención y de cercanía a muchas personas.

--¿Hay testimonios de hechos extraordinarios debidos a la intercesión de Juan Pablo II, relatados por judíos o musulmanes convertidos?

--Monseñor Oder: No, no he recibido testimonios de gracias recibidas por este tipo de personas, aunque hay que decir que han llegado testimonios de no cristianos que, de todos modos, expresan su admiración por la figura de Juan Pablo II. Se han señalado en cambio gracias provenientes de grupos de comunidades eclesiales que no están en comunión con la Iglesia católica.

--¿En el progreso de la causas de beatificación de Juan Pablo II, tendrán en cuenta, además de los milagros de curación, también los, por llamarlos de alguna manera, «sociales»? Pienso en la aportación determinante de Juan Pablo II al nacimiento del primer sindicato independiente de obreros, Solidarnosc, y a la consiguiente caída del Muro de Berlín, sin hablar de las otras y numerosas etapas de la historia reciente que conservan su impronta.

--Monseñor Oder: Sin duda se trata de fenómenos que han sido marcados por la presencia y la intervención de Juan Pablo. Naturalmente se tratarán de otra manera este tipo de fenómenos, mientras que, cuando hablamos de milagro, en sentido técnico, que se requiere como elemento necesario para el proceso de beatificación y canonización, hablamos de una realidad bien definida y concreta, desde el punto de vista procesal y médico.

Los que usted ha mencionado como «milagros sociales», sin duda sirven para demostrar la heroicidad de las virtudes, y también para delinear la personalidad en el contexto histórico y social.

--¿Hay novedades en esta causa de beatificación en relación a las precedentes?

--Monseñor Oder: No podemos olvidar que estamos sólo al inicio de la investigación diocesana y sin duda la novedad que hemos visto todos es el hecho de la dispensa de la espera de cinco años, antes de la apertura del proceso. Esta dispensa ha sido querida por el papa Benedicto XVI que acogía no sólo, supongo, su propia convicción, sino también el hecho de que, durante el Cónclave, muchos cardenales propusieron la apertura inmediata del proceso, así como la «Vox populi» que se dejó oír durante los días de funerales y que gritaba: «Santo ya».

Otra novedad se refiere a la metodología que hemos adoptado, al preparar esta fase del proceso, y a la apertura de un canal de comunicación a través de internet, pero se trata simplemente de algo interno al despacho del postulador. Por lo que se refiere al desarrollo del proceso por ahora no hay otras novedades.

--Por tanto, ¿no podemos ni siquiera prever el final del proceso?

--Monseñor Oder: No, imposible. Hablar del fin del proceso es demasiado prematuro. Yo le podría simplemente decir que la fase diocesana concluirá cuando acaben las audiciones de todos los testigos y se hayan realizado todos los procedimientos.

--¿Qué le une a Juan Pablo II?

--Monseñor Oder: Puedo decir que toda mi historia vocacional y mi itinerario sacerdotal están unidos a la figura de Juan Pablo II, y empezaron en un cierto sentido al mismo tiempo que su elección. A decir verdad, esta elección retardó la realización de este pensamiento, porque era un momento de grandísimo entusiasmo y entonces pensaba que quizá era mejor esperar antes de tomar una decisión tan vinculante para mi vida, y de hecho esperé un poco de tiempo.

El resto se ha desarrollado a la sombra de Juan Pablo II, a la escucha de su pensamiento y su enseñanza. Pero actualmente lo que más llevo en el corazón es algo que une más profundamente. Siento la presencia de esta figura que entró en mi vida, la siento como una invitación casi un desafío. Ciertamente no es un desafío a lograr lo que el logró porque es una figura enorme. Pero a sentir la urgencia de mejorar mi vida, crecer en el deseo de realizar el ideal cristiano. Elemento éste muy presente, ahora que estoy estudiando la vida de Juan Pablo II, desde esta posición seguramente privilegiada y especial.

--Usted se encontró con él varias veces. ¿Qué se experimentaba al cruzar la mirada con la suya?

--Monseñor Oder: Era como sentir la penetración de esta mirada en el fondo del corazón. Se sentía una mirada benévola pero también que no dejaba espacio a las componendas, como una invitación a mirar a los vuelos de altura.

--¿Cuál es la primera imagen que le viene a la mente al recordarlo?

--Monseñor Oder: Quizá casi de modo paradójico, o quizá no, quizá como conclusión de lo que es el itinerario natural de la vida de un Papa, es la fotografía del último Viernes Santo, con el Papa apoyado en la cruz, que estrecha en sus brazos, y con la mirada hacia el Maestro. Para mí verdaderamente esta imagen constituye la síntesis de la vida de Juan Pablo II, ese camino que lo hará unirse cada vez más con el Maestro hasta verdaderamente hacerlo aparecer ante nuestros ojos como una única cosa con este Cristo que estrecha entre los brazos.
ZS05110304

Un secuestro de nueve meses vivido en la fe

Noticias de la Actualidad - La historia de Bosco Gutiérrez Cortina, un conocido arquitecto mexicano, es dura. Muy dura.

Fue secuestrado en 1991 a la salida de misa y permaneció retenido durante nueve meses en un pequeño cuarto. Gracias a su fe en Dios lo pudo sobrellevar y no perder la cordura. «Una mañana al salir de misa, me dirigí al coche. De pronto, un brazo me agarró fuerte y me dieron un golpe con un arma para dejarme inconsciente», relata. Lo siguiente que recuerda es que se despertó cuando le cambiaron de coche para llevarle al zulo: «Tenía la esperanza de salir a los dos o tres días, nunca pensé que se prolongaría tanto», reconoce Bosco, que ha pasado unos días en España contando su experiencia en diversas conferencias. «Los terroristas iban siempre encapuchados de blanco y llevaban guantes».


Por escrito. «En el techo de la habitación había una cámara que registraba mis movimientos y un altavoz en el que me ponían continuamente música para bloquear mi sentido del oído. Estuve escuchando el mismo casete durante cuatro meses seguidos», narra Bosco. Los secuestradores desnudaron al arquitecto y le dejaron sin ropa. «Nunca escuché sus voces, siempre nos comunicábamos por escrito. Incluso me interrogaron mediante un cuestionario en el que tuve que dar datos sobre mi familia. Si me negaba, les harían daño», apunta sobrecogido.

El día y la noche eran confusos porque «encendían y apagaban la luz cuando querían y me daban muy mal de comer» señala. Poco a poco, Bosco reconoce que empezó a «volverse loco». «Ofrecí todos los días mi sufrimiento a Dios y, cuando pensaba, me daba cuenta de que Cristo había sufrido mucho más que yo y que había dado su vida por mí al ser crucificado». Una de las armas que el mexicano utilizó para aumentar su valor fue la oración: «Gracias a ella cogí fuerzas y pude rezar por los captores. Desde aquel momento, sentí la necesidad de cuidarme más y de intentar sobrevivir a aquella situación».
La incertidumbre que el afamado arquitecto, padre por entonces de siete hijos, albergaba sobre su futuro se calmó gracias a que los terroristas –alguno de ellos ex etarras– tuvieron la «consideración» de permitirle tener un libro. Bosco pidió que le dieran la Biblia, lo que con el tiempo le llevó a preguntarse sinceramente: «¿Creo realmente en el Señor?». «Fue en ese momento cuando me di cuenta de que tenía que dejar de vivir de la fe de los demás y asumir la mía». Con un «¡Sí creo!» vio que Dios quería «lo mejor» para él y que debía «aceptar su voluntad».

El fin de la pesadilla. Tras nueve meses de cautiverio, se acordó el pago del rescate de Bosco. Se desarrollaría en Brasil y se encargarían de realizarlo sus hermanos, pero «por problemas, no se pudo efectuar». «Yo había construido un instrumento para abrir la ventana y algún día utilizarlo para escapar». Ese momento finalmente llegó: una mañana, «el secuestrador que tenía que vigilarme se retrasó y aproveché el descuido para escapar encomendándome en todo momento a Dios». La huída no fue tarea fácil, debido a su falta de fuerzas y al impacto que le causó la luz natural. Tuvo que sortear diversos peligros hasta abrir la puerta exterior del chalé donde se encontraba, en la ciudad de Puebla, y coger un taxi. El aspecto desaliñado que ostentaba provocaba desconfianza en la gente, pero logró llegar hasta su casa de México D. F. y despertar de la pesadilla cuando, al descender del automóvil, vio a su mujer y a sus siete hijos bajando de una furgoneta. «Llegué a ellos corriendo y les abracé mientras gritaba: “¡Me he escapado!”». La vida para Bosco cobró un nuevo sentido a partir de ese momento.

«En Navidad recé con mis secuestradores»

Por si fuera poco cuidarse a sí mismo espiritual y físicamente, Bosco se exigió hacer apostolado con sus captores. «Por las mañanas rezaba un rosario por mi familia y por la tarde por ellos. Les dejé la Biblia para que la leyeran, y el día de Navidad recé con ellos un Padrenuestro y diez Avemarías. No respondían, pero cuando terminé de leer el Evangelio del día, uno por uno me dieron la mano y me desearon feliz Navidad» recuerda con emoción. «En ese momento me invadió una satisfacción enorme». Durante el cautiverio echó de menos muchas cosas que en esos momentos se antojaban inalcanzables. Es lo que le ocurrió con la misa: «me gustaba cerrar los ojos e imaginarme una celebración. Veía a la gente comulgar y deseaba hacerlo yo». Pero aún le quedaban varios meses de espera.

Álvaro de Juana - LA RAZÓN - 2/10/2005

martes, noviembre 01, 2005

Entrevista a Mons. Javier Echevarría

Ofrecemos el texto íntegro de la entrevista que el prelado del Opus Dei ha concedido al periódico "La Gaceta de los Negocios" con motivo del Sínodo de la Eucaristía.

Fernando Rayón // La gaceta de los negocios
11 de octubre de 2005

La sede central del Opus Dei está en la calle Bruno Buozzi 75 de la Ciudad Eterna. Exteriormente parece una casa de pisos. Por dentro, es la suma de una serie de edificios de diferente suerte que van desde la antigua embajada de Hungría ante la Santa Sede —bastante aparente— hasta bloques de diferente estilo y gusto. Toda una manzana que incluye pequeños jardines interiores con fuentes y esculturas que dan cierto desahogo al conjunto.

En uno de estos patios tiene lugar la entrevista con el Prelado del Opus Dei. Le envié un cuestionario previo que me entrega en mano nada más saludarme, pero la entrevista continuará mientras hacemos las fotografías y durante un buen rato después. Habla rápido y en voz baja, con un acento que me recuerda al italiano. Mira con intensidad. Las primeras preguntas son, necesariamente, sobre el sínodo de obispos que comenzará al día siguiente y en el que el obispo prelado del Opus Dei participará por expreso deseo del Papa Benedicto XVI.

Monseñor, hay quien piensa que este Sínodo se va a caracterizar por el inmovilismo.

Pues se equivocará. El Santo Padre lo que quiere es escuchar a todos los obispos del mundo y a los teólogos y especialistas que ha invitado a asistir. Estoy seguro de que se van a analizar cuestiones que ayudarán a todos a vivir mucho mejor el sacramento de la Eucaristía y que, las decisiones que se tomen serán de una gran ayuda para la Iglesia universal.

Las entrevistas de Benedicto XVI con el líder de los lefevrianos, Bernard Fellay, y con Hans Küng han transmitido una imagen diferente del actual Pontífice. ¿Cómo interpreta estas audiencias?

Aunque aún no tenemos muchos datos sobre su contenido, lo que está claro es que la Iglesia sigue estando abierta a todos. El Papa va dando facilidades para que la gente se vaya acercando a Dios, para recuperar almas para Dios. Y los que busquen la verdad, lo encontrarán.

Monseñor, hace unos días Benedicto XVI bendijo una estatua del fundador del Opus Dei en el Vaticano. ¿Van a ser tan buenas las relaciones de la Obra con este Papa como con el anterior?

En la Basílica de San Pedro se han colocado 150 estatuas de santos de todos los tiempos. Pienso que la bendición de esas esculturas por parte de los Papas posee un gran valor simbólico: pone ante nuestros ojos que también los santos contribuyen a edificar la Iglesia y la adornan con sus virtudes; a la vez, nos manifiesta que la Iglesia presenta a los católicos el ejemplo atractivo de esos hijos fieles.

¿Y para el Opus Dei qué supone?

En el caso concreto de San Josemaría, su figura en la Basílica nos hace presente también que la Prelatura existe para servir a la Iglesia, y que ese cometido constituye el más ardiente deseo de todos sus fieles.

Y el Papa bendijo la estatua...

Como puede comprender la bendición impartida por Benedicto XVI fue para mí un motivo de gran alegría. Al mismo tiempo, en aquellos momentos me venía a la cabeza lo que habría comentado San Josemaría: todos los días, también los extraordinarios, hemos de cuidar lo corriente, lo pequeño, lo que para muchos pasa inadvertido.

Desde que falleció el fundador en 1975, ¿qué cosas han cambiado en la Prelatura?

El Opus Dei es un organismo vivo, que crece y madura con el tiempo, con la gracia de Dios y siguiendo sus planes, con el esfuerzo de cada hombre, de cada mujer, por luchar, y también con los errores personales, que son siempre una estupenda escuela personal de aprendizaje.

Pues habrá habido errores, pero durante el Pontificado de Juan Pablo II no me negará que la Obra ha crecido en todos los sentidos.

En estos 30 años ha habido, como es natural, un aumento en personas, en países, en nuevas labores. Se ha modificado el contexto en la Iglesia y en el mundo: basta pensar en lo que ha supuesto el Pontificado de Juan Pablo II. No cambia, en el Opus Dei, lo sustancial: su espíritu fundacional, las implicaciones de la llamada a la santificación y al apostolado en la vida ordinaria, en el trabajo profesional, en el ejercicio de los deberes comunes de los cristianos.

Pero ¿cuáles han sido los cambios más importantes?

Quizá los cambios más grandes —por utilizar sus palabras— obedecen a dos acontecimientos de gran trascendencia que se han producido después de 1975: la configuración del Opus Dei como Prelatura, algo que ya había previsto San Josemaría desde el inicio, y la canonización de este santo sacerdote. Estos dos hitos conllevan consecuencias de algún modo incalculables. Entre otras, puede decirse que han venido a confirmar, de modo solemne, la finalidad espiritual del Opus Dei en el seno de la Iglesia.

¿Y qué supuso la canonización para los miembros de la Obra?

Opino que, con la canonización, los fieles de la Prelatura se han sentido empujados a aumentar su responsabilidad, su compromiso evangelizador. En los meses que precedieron a ese evento, yo, al menos, me repetía que la canonización tenía que apuntar a una nueva propuesta de conversión, de búsqueda de Dios.

¿Esa conversión tiene que ver con los nuevos apostolados que está ahora desarrollando la Obra?

Los apostolados dependen de las necesidades del propio entorno: ante nuevas necesidades de la sociedad o de las almas, nacen las labores adecuadas. En concreto, en los últimos años están surgiendo numerosas iniciativas en el ámbito de la familia, de carácter muy variado. Tengo la fortuna de poder escuchar a muchas personas que me hablan de los proyectos que promueven, cada una a su modo: actividades de formación espiritual para mujeres y hombres casados, cursos sobre el amor conyugal o la educación de los hijos.

Parece que los apostolados de la Prelatura apuntan a la familia.

Me parece lógico que aparezcan iniciativas tan abundantes; ésas y otras, porque la familia constituye una fuente de vida y de felicidad, ahora y siempre. Se percibe cada día con mayor claridad la importancia de cultivar esa dimensión familiar de la existencia, que aporta el imprescindible ambiente de cariño, y que al mismo tiempo fortalece la sociedad civil.

¿Ese apostolado familiar es específico del Opus Dei?

En el Opus Dei, los apostolados se realizan de persona a persona, de amigo a amigo. La eficacia de la evangelización no depende sólo de las estructuras, ni de las organizaciones. La clave principal consiste en que los católicos sepamos hacer presente a Jesucristo, que ayudemos a los demás a descubrir la hermosura y la verdad de su Palabra, y que tratemos con caridad a quienes nos rodean.

Esa es también la labor evangelizadora de todos los cristianos.

“Para servir, servir”, afirmaba con frecuencia San Josemaría. No dudo de que esas palabras se pueden aplicar a la labor evangelizadora de la Iglesia: si servimos a los demás, seremos útiles a la Iglesia como transmisores del Evangelio. De ese modo podemos resumir las credenciales del cristiano.

¿Cómo ha afectado a la institución tener, por ejemplo, dos cardenales o, actualmente, dos obispos en España, los arzobispos de Burgos y Tarragona?

Antes de responder, deseo precisar los términos de su pregunta, porque la Prelatura no “tiene” cardenales ni obispos. Los cardenales y los obispos dependen del Papa en su trabajo. Pero incluso iría más lejos, aun a riesgo de parecer exagerado: el verbo “tener” no es apropiado tampoco para referirse a ningún fiel de la Prelatura. Ciertamente, suele decirse que una persona “pertenece” al Opus Dei, o que una diócesis “tiene” tal número de sacerdotes o de fieles. Pero, como resulta obvio, esa pertenencia no significa propiedad, sino otra forma de relación.

Acepto la puntualización.

No, perdón. Digo esto porque me parece que en ocasiones se habla equivocadamente de la Iglesia como de una institución que de algún modo puede “manejar” a sus fieles, cuando en realidad la Iglesia es un hogar donde se vive en libertad. Y, en el Opus Dei, el primer defensor de la libertad propia y ajena ha sido siempre San Josemaría.

¿Pero no me negará que esos nombramientos afectan a la Obra?

El hecho de que algunos sacerdotes de la Prelatura sean nombrados Cardenales y Obispos supone una pérdida de brazos para los apostolados peculiares del Opus Dei, que se acepta con la alegría de servir también de este modo a la Iglesia universal.

Hablando de libertad. Es un hecho que la sociedad española no es ya cristiana. Ni en sus leyes, ni en sus costumbres. ¿Cómo ve el futuro de nuestro país?

Abrigo serias dudas de que se pueda formular una afirmación tan absoluta. Considero que buena parte de la sociedad española es cristiana y que, en no pocos aspectos, casi toda la sociedad española lo es: basta recordar, por ejemplo, las abundantes tradiciones, arraigadísimas y muy populares, que poseen un significado eminentemente religioso. También resulta necesario precisar que en realidad quienes son cristianas son las personas.

Quizá es que en España algunos que se dicen cristianos no lo son tanto, o no ejercen como tales.

Bueno, por lo que se refiere a la fe, el futuro está abierto. Por una parte, los católicos confiamos sobre todo en la gracia y en la misericordia de Dios, no en nuestra capacidad humana de persuasión. Por otra, como la fe se transmite mediante el apostolado, el futuro se encuentra en nuestras manos: si los católicos nos animamos unos a otros a ser coherentes, alegres, serviciales, humildes, íntegros, trabajadores; si participamos en la vida pública del país, ejercitando nuestros derechos y nuestros deberes ciudadanos, entonces el panorama de la Iglesia en España se presenta prometedor.

Pero no me negará que el ambiente no es cristiano.

El ambiente externo ciertamente influye, pero el futuro de la fe depende sobre todo de la fidelidad de los cristianos.

Quizá es algo muy distinto de lo que usted acaba de ver en la reunión de jóvenes de Colonia.

Quienes han participado en el encuentro de Colonia han experimentado las ansias de encontrar a Dios por parte de muchos cientos de miles de jóvenes, y también de personas maduras que se han removido ante esa movilización surgida desde todos los continentes.

Pero, al margen de Colonia, no me negará que el mundo se aleja de Dios.

Tiene usted razón: muchos otros síntomas hablan de que, por desgracia con demasiada frecuencia, los hombres nos alejamos de Dios, miramos a otro lado. No se trata de enumerar de nuevo los motivos de preocupación, los brotes de violencia, la plaga de la soledad, el desprecio a la vida, la difusión de una mentalidad relativista, tan claramente denunciada por Benedicto XVI, etc. Pero no me detengo en la descripción de los males de nuestro tiempo; ni deseo olvidar jamás los numerosos elementos positivos de la sociedad actual.

Pero ¿qué puede hacer un cristiano frente a esta situación?

En todo caso, la respuesta al mal no consiste en la queja, ni en el lamento, sino en la decisión humilde y alegre de aportar nuestro grano de arena en la construcción colectiva del bien. Me viene a la mente otra expresión muy querida por San Josemaría: “sembradores de paz y de alegría”. Así hemos de movernos los cristianos.

Hablando de moverse. En España algunos siguen desconfiando de la presencia del Opus Dei en la vida pública. De su fuerza y poder...

Pienso que la actitud de algunos, que usted describe —menos de los que se piensa—, refleja el problema al que me he referido antes: el desenfoque que supone ver a los católicos en general, o a los fieles del Opus Dei en particular, como piezas de un engranaje, parte de una organización, que obedece ciegamente órdenes venidas de lo alto, y actúan como un bloque en materias políticas. Nada más alejado de la realidad: los millones de personas que han conocido de primera mano el Opus Dei en España, en sus casi 80 años de existencia, dan testimonio unánime de la libertad que han encontrado.

Quizá es que rechazan la presencia de los miembros de la Prelatura en la política.

Pienso que a medida que se vaya entendiendo mejor la libertad de los católicos en la vida pública y política, y que se superen esquemas ideológicos que pertenecen al pasado o que responden a mentalidades poco abiertas, se comprenderá mejor que los fieles del Opus Dei gozan de la misma libertad que los demás ciudadanos, ni más ni menos.

¿Y cree que las instituciones de la Iglesia jugarán un papel importante en la sociedad?

Uno de los síntomas más claros de progreso de nuestras sociedades es que cuentan cada vez más los derechos del ciudadano, del hombre común. Las comunidades humanas se forman con el libre ejercicio del voto, con el pago de los impuestos, con el trabajo profesional cada día más cualificado, etc. Son los ciudadanos quienes toman las decisiones que configuran la sociedad.

¿Y cree que a ese hombre le interesa lo que pueda ofrecerle la religión?

Por supuesto. Nada más lógico y natural que la Iglesia desarrolle su labor de proclamar el Evangelio entre los laicos, porque a ellos corresponde, con libertad y con responsabilidad, poner la luz de la fe en el corazón de las actividades humanas, dignificar todas las tareas nobles, construir una sociedad a la medida de la admirable dignidad de la persona, creada a imagen y semejanza de Dios.

Pero es que quizá al hombre no le interese lo que la religión le pueda aportar.

El destino de la Iglesia y el destino del mundo no se contraponen ni caminan separados. Uno y otro dependen de la responsabilidad de los ciudadanos, de los católicos, especialmente de los laicos.

Le veo muy optimista.

Es que, por encima de todos los avatares históricos, la promesa del Señor proporciona un fundamento seguro a nuestra esperanza: “Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. A mí esas palabras me llenan de un profundo optimismo, porque la verdad triunfa siempre, aunque se deban superar sufrimientos y contradicciones.

© 2005, Oficina de información del Opus Dei en Internet

El trabajo ordinario, llevado al altar

Artículo que el Prelado del Opus Dei ha publicado en el periódico italiano 'Avvenire', con motivo de la clausura del Sínodo de la Eucaristía, en el que ha participado.

27 de octubre de 2005

"Cualquier trabajo honrado puede ser un medio para unirnos espiritualmente al sacrificio de Cristo en la Santa Misa".

La Asamblea del Sínodo de Obispos que ahora concluye ha tenido un carácter particular. Fue convocada por Juan Pablo II, pero ha sido presidida por su sucesor, Benedicto XVI. Desde el punto de vista simbólico, representa como un "enlace" entre dos pontificados. No deja de resultar significativo que este Sínodo haya versado precisamente sobre la Eucaristía, fuente de la unidad de la Iglesia.

Al comenzar las sesiones, Benedicto XVI pidió a los participantes que estudiáramos el modo de intensificar la conexión entre la Santa Misa y el quehacer cotidiano de los cristianos, de forma que no se desarrollen como dos ámbitos incomunicados. Como consecuencia, parte del trabajo de estos días ha consistido en la búsqueda de propuestas concretas para ayudar a los cristianos a comprender cada vez mejor que la Eucaristía debe informar su vida ordinaria.

En cuanto acción de culto, el Sacrificio eucarístico requiere un desarrollo lo más perfecto posible, pues su destinatario es Dios mismo. Cualquier acción humana bien realizada, con amor, con detalle y con delicadeza, se constituye como algo agradable a los demás y como muestra de interés y de respeto. Lógicamente, con mayor motivo, la ofrenda a Dios ha de tender a ser perfecta, y en esta dirección se han orientado muchas de las aportaciones formuladas en el Sínodo.

Al celebrar o al participar en la Santa Misa, sacerdotes y laicos han de actuar con piedad recia, doctrinal, y de forma amorosa, atenta, santamente apasionada. En la Eucaristía, donde tiempo y eternidad se encuentran, Cristo se ofrece al Padre y se nos entrega de nuevo a nosotros los hombres: merece evidentemente que correspondamos con todo el amor de que seamos capaces. Dios no nos pide solamente la entrega de un acto externo, sino que ante todo espera nuestro amor: sólo así la ofrenda puede ser perfecta, agradable a Dios.

Pero la presencia de la Eucaristía en la vida del cristiano no se limita al momento sublime de la Misa. Podemos presentar ante el altar también nuestras acciones corrientes; y buscar durante toda la jornada, en nuestros normales quehaceres, una continua referencia a Dios Eucaristía. Cualquier trabajo honrado puede ser un medio para unirnos espiritualmente al sacrificio de Cristo en la Santa Misa, si ofrecemos a Dios nuestras acciones ordinarias: la Eucaristía se convierte entonces en cumbre y fuente de toda nuestra existencia. De muchas formas se ha repetido esta idea en las sesiones del Sínodo, con la certeza compartida de que Cristo ha querido unir la Santa Misa a la salvación de sus hermanos los hombres.

Estas consideraciones han orientado mis reflexiones durante el Sínodo, y han dado forma a tres campos en los que el cristiano puede contribuir a que en toda la Iglesia florezca cada vez más la vida eucarística. El primero nos incumbe a los sacerdotes, que debemos saber celebrar la Eucaristía con la mayor delicadeza posible; se trata, con otras palabras, de promover el ars celebrandi, a través del cual se manifiesta la hermosura y la profundidad de la liturgia, vivida para la gloria de Dios y para nuestra edificación. En segundo lugar, es necesario suscitar en todos los fieles una participación aún más atenta en la Santa Misa, conscientes de que es un momento sublime para que el cristiano ejercite el arte de la oración, el ars orandi, del que habló Juan Pablo II con motivo del comienzo del nuevo milenio. Por último, necesitamos también redescubrir cada día los fuertes lazos que existen entre la Santa Misa y la vida diaria, aplicarnos cada vez más en el ars vivendi, el arte de gastar los días en unión espiritual con Jesús Eucaristía, y llegar así a reconocer en la existencia cotidiana un horizonte nuevo: la grandeza del encuentro con Dios.

El Santo Padre valorará las propuestas presentadas por los padres sinodales y tomará las decisiones que estime oportunas. Pero ya ahora experimentamos los efectos positivos del Sínodo: los obispos que hemos participado en él hemos profundizado en el infinito tesoro de la Eucaristía, en la que “se contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo en persona, nuestra Pascua y pan vivo” (Presbyterorum Ordinis, n. 5). Espero vivamente que esta toma de conciencia se difunda en círculos concéntricos, y que sus frutos se noten en la práctica cristiana de muchos católicos, especialmente en la participación en la Santa Misa. Después del trabajo y de la oración de estos días, deseo que asistamos a un nuevo momento de gracia para toda la Iglesia.

+ Javier Echevarría
Prelado del Opus Dei

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